Desconcentrar más que descentralizar
La descentralización de las regiones ha sido un proceso problemático. No obstante, el especialista Patricio Aroca, docente de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, cree que no se debe hablar de un fracaso, sino de un problema de estructuración, que no solo está presente en Perú, sino que se repite en países como Chile y Argentina.
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Susana NavarroFotografía:
Victor Zea
El diario El Comercio menciona que 16 regiones de 25, tienen un bajo avance en la ejecución de su presupuesto y a esto se suma diversos casos de corrupción. El profesor Aroca cree que esto se debe a que, como cuando uno construye una casa, no se puede avanzar si la base no es sólida.
Aroca explica que cuando se nombra a un presidente regional de un determinado departamento o región que no tiene recursos o que es pobre, el resultado es conocido: tendrá pocas posibilidades de realizar algo significativo ya que solo se estaría respondiendo a una demanda política pero no a las necesidades de desarrollo de la población. “Para mejorar la economía de una región, se necesita hacer mejores escuelas, más hospitales, nuevos caminos, volviéndolo atractivo para invertir”, agrega el economista. Resalta si eso no se hace, no importará cuanto pueda crecer el PBI de todo el país.
Desconcentrar
Aroca menciona que si uno parte de un país muy concentrado y luego tiene regiones o departamentos muy débiles, al momento de descentralizar, el país no va a cambiar porque todas las capacidades, todo el equipamiento del país, está en un solo lugar. “Es por eso que el proceso de descentralización debe seguir una secuencia, uno primero debe empoderar a las regiones y no se empodera descentralizando, dándole poder político, sino brindando capacidad y equipamiento”, explica el economista.
Eso significa que se debe hacer a las regiones atractivas para que la gente se vaya a vivir allá y que los empresarios decidan invertir en estas. “Una vez que se construyen ciudades que son atractivas para vivir, para desarrollarse, para darle buena educación a los hijos y tener salud, entonces uno puede empezar el proceso de empoderar al poder político, cuando ocurre lo contrario, la experiencia muestra que hay mucha corrupción”, explica Aroca. En ese sentido, la secuencia es desconcentrar para ello hay que detener la concentración en el lugar central, en nuestro caso Lima, luego promover que otros departamentos o regiones se potencien por medio de inversiones y de ahí sigue hacer una desconcentración política, la conocida descentralización.
Eficiencia del Estado
El especialista menciona que hay tres elementos por los cuales la concentración es mala: primero, por el elemento de equidad, algo que toda la sociedad desea y que cuando no está presente, se empieza a acumular y llega a producir malestar; lo cual conlleva al segundo elemento, el resentimiento, lo que haría florecer grupos terroristas, genera más violencia, etc., volviéndose peligroso para la sociedad. Por último, el tercer elemento tiene que ver con la eficiencia.
“En la primera etapa del desarrollo, la concentración es buena porque produce economía de escala, de cooperación, se produce más que si todos estuvieran separados, pero esto tiene un límite, y lo que la literatura muestra es que, actualmente, Chile, Perú y Argentina, pasaron el límite, están excesivamente concentrados en torno a Santiago, Lima y Buenos Aires, respectivamente”, explica Aroca. Además, sostiene que es necesaria la creación de nuevas metrópolis, ya que si Lima tiene alrededor de 10 millones de habitantes, se ha convertido en un tercio de toda la población del país viviendo en una sola ciudad. “Esto hace que todas las generaciones jóvenes de las otras ciudades, vean a Lima como su norte y eso no es bueno ni para las regiones o departamentos, ni para el país”.
Entre los casos de éxito internacional que resalta Aroca como un ejemplo a tomar a Corea del Sur. Este país cuenta con una estructura institucional parecida a la nuestra, también salieron de una dictadura y ahora tienen una democracia con presencia presidencial fuerte, es decir, mayor que el de un congreso, por lo que es interesante ver y aprender de sus experiencias. “Corea del Sur primero planteó un plan de 50 años y todos se pusieron de acuerdo, sin importar quién ganara las elecciones, pueden cambiar cómo se harán las cosas, pero no la meta. En segundo lugar, tienen una secuencia clara, pararon el crecimiento de Seúl, promovieron sus regiones y descentralizaron la política, esto hizo que los políticos ya no quisieran todos estar en Seúl, porque había regiones atractivas”, explica Aroca, pero recuerda que el diseño de Corea del Sur puede ser tomado como un guión a seguir, porque la cultura y la mentalidad es diferente, pero sí enseñan lecciones importantes para que cada país realice su propio diseño.
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