"La señora de Cao es la sacerdotisa mayor de este templo"
Conversamos con el arqueólogo Krzysztof Makowski, decano de la Facultad de Humanidades, a propósito de la inauguración del Museo de Cao, en donde es exhibida la Señora de Cao, denominada por los medios periodísticos como «la primera gobernanta del Perú».
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Dr. Krzysztof Makowski
Arqueólogo y docente del Departamento de Humanidades
¿Quién fue la Señora de Cao?
La ubicación, la forma de la cámara, las asociaciones, indican con claridad que ha sido una de las personas más importantes en el complejo ceremonial de Cao. Los directores del proyecto, básicamente para fines periodísticos, han difundido la idea de que es una gobernanta, la cual es una inferencia a partir de que se encontró este entierro de cámara en un lugar privilegiado, la cima, y del hecho de que el ajuar es relativamente rico.
¿Eso no es así?
Desde el punto de vista científico, tomando en cuenta los vestidos ceremoniales y otra parafernalia ritual directamente asociada al cuerpo dentro del fardo, la imagen que se podría tener es distinta. Es una decoración compleja que, desde mi punto de vista, representa un paisaje fantástico marino, en la noche, con muertos que se trasladan a través del mar agarrándose de un hilo tejido por una araña: se trata de una narración mítica. En esta escena, aparece un personaje en posición frontal con dos cetros que puede compararse con la imagen de una deidad. Hablamos de la única deidad femenina en toda la iconografía moche, que es una diosa representada encima del creciente lunar y también atravesando el mar junto a otros personajes relacionados con el océano. Yo la llamo la Diosa de la Luna y el Mar, que es un personaje presente en distintos soportes: cerámica, narigueras, etc. Entonces, la relación más directa de esta mujer encontrada en el fardo es con este personaje sobrenatural.
¿Qué lugar ocupa esa deidad en el imaginario moche?
La mayor parte de investigadores que trabajan seriamente con iconografía –y no ven en ella simplemente la ilustración de tesis previas– está de acuerdo con que los moche, como los mayas y los egipcios, representan todo un panteón con un gran número de deidades, unas más importantes que otras. En este panteón hay una sola mujer, la cual está emparentada con la luna y el mar. Además, en todas las representaciones que aluden a los mitos, esta mujer está involucrada con deidades vinculadas con la noche, el mar, lo subterráneo. Y, pues, la Señora de Cao, además de la parafernalia de culto, tiene tatuajes de serpientes, de arañas, de imágenes que aluden al mundo de abajo.
Entonces, ¿qué es la Huaca Cao?
Podemos decir que es un templo cuya decoración evoca una relación con el mar y con el submundo. La Señora de Cao, hasta ahora, es el personaje más importante de los que han sido sepultados en la cima en una de las fases tempranas de este templo. Entonces, ¿quién es ella? La sacerdotisa mayor de este templo. De ninguna manera podemos afirmar que ella personifique a la deidad; su ajuar parece indicar que era una persona que servía en muy alto rango al culto a las deidades del mar y de la noche. ¿Hasta qué punto su autoridad se extendía en el valle? Eso habría que investigarlo en el futuro, pues el tema de los gobernantes es muy amplio, hay diferentes enfoques, los cuales difieren en su manera de definir quién es gobernante y quién no.
¿Cuáles son los principales enfoques?
Existe el modelo de Larco: un sistema autoritario, con un solo rey y muchos funcionarios, un estado despótico y burocrático. El otro modelo es el de señoríos, que es opuesto. En él existen muchos señores locales en un sistema de diarquía. Es decir, cada señor tiene otro señor contraparte, que gobierna la otra mitad. Es un sistema muy parecido al andino. Además, hay un tercer modelo, que es el que yo promuevo: un Estado de corte andino con señores que intentan monopolizar el poder en sus linajes y se sirven de este sistema de gobierno dual. Es decir, no hay funcionarios de carrera para gobernar, sino que controlan a las élites locales y cobran el tributo: un sistema de gobierno hegemónico pero no territorial, es decir, un control más ideológico. Entonces, ahí viene la pregunta, en este sistema piramidal de alianzas ¿hasta dónde podemos llamar gobernantes a las personas con poder?
¿Cuál sería la respuesta?
Lo que se ha ido encontrando en las excavaciones son personas con diferentes niveles jerárquicos. En el más alto se encuentran los entierros más ricos de la huaca de Sipán: los del nuevo y el antiguo Señor de Sipán; pero también hay otros entierros, convencionalmente llamados de sacerdotes, en los que el gobernante no está enterrado solo, sino rodeado de sus familiares.
¿Cómo recrear todo lo que menciona en un museo?
Lo que el público espera de los arqueólogos y de museos como el que se ha inaugurado es que permitan ver a todos cómo las imágenes se relacionan con la arquitectura, la arquitectura con el paisaje, cómo todo eso es interpretable a partir de imágenes que hablan de rituales y mitos. Al visitante no lo llama el hecho de que se trate de la primera gobernanta del Perú antiguo, aunque eso es lo que ponen los medios en sus primeras planas, sino poder comprender globalmente lo que tienen al frente. Los museos deben ser lugares que rompan los esquemas escolares, deben utilizar la mayor cantidad de soportes no solo para enseñar lo que se sabe, sino para dar pistas acerca de cómo se construye el saber, pues el saber es dinámico, siempre está formándose.
Entrevista: Pablo Torrejón
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