¿San Juan de Lurigancho provincia?
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Mariana Alegre
Coordinadora general de Lima Cómo Vamos
A simple vista se puede pensar que San Juan de Lurigancho tiene todos los requisitos para ser convertido en una provincia. Es el distrito más grande de Lima, el más habitado (898,443 personas según el Censo del 2007), posee infraestructura y servicios propios, y además tiene una dinámica interna que le da una vitalidad distinta a la del resto de nuestra capital. Pero, ¿resulta una buena idea la propuesta del Presidente García de otorgarle a este importante distrito la categoría de Provincia Especial?
Se debe evaluar primero a quien le compete esta decisión. El Poder Ejecutivo, de acuerdo a lo establecido por la Ley de Demarcación y Organización Territorial tiene la facultad para establecer y delimitar las circunscripciones político-administrativas del país. Los Gobiernos Regionales también tienen esta facultad dentro de su jurisdicción y, para el caso de Lima, la responsabilidad recae en la autoridad metropolitana, debiendo presentar su solicitud de demarcación a la Presidencia del Consejo de Ministros. Entonces, si bien el Poder Ejecutivo puede proponer la creación de nuevas jurisdicciones, parece correcto que para hacerlo se coordine con las autoridades directamente involucradas. Cosa que no ha sucedido.
Además, se ha criticado la figura de «Provincia Especial», categoría que no existe y que, en caso se adopte, debería ser regulada. Del mismo modo, la propuesta elimina la posibilidad de que San Juan de Lurigancho, como Provincia Especial, cuente con distritos propios. Sería interesante conocer los argumentos que llevan a la creación de una provincia sin distritos.
En cuanto a los temas de fondo, es importante señalar por qué la creación de San Juan de Lurigancho no es necesariamente una buena idea. No se trata de ir en contra de la ineludible descentralización del país y de la propia ciudad de Lima, sino que se debe tener en consideración la imperiosa necesidad de concebir Lima Metropolitana como una unidad. Como un continuo urbano que debe ser planificado, gestionado y desarrollado como un todo. Esto además, sin olvidarnos de la evidente conjunción que se tiene con el Callao, Provincia Constitucional, y que debería tenerse también con Lima Provincias.
Si Lima quiere consolidarse como una ciudad capital competitiva y desarrollada debe saber organizarse y planificarse desde dentro y no crecer divorciada de su propio entorno y desbordándose de sus límites.
La necesidad de una visión de ciudad y su consecuente plan de desarrollo a mediano y largo plazo brindan la oportunidad para que todas las Limas puedan verse representadas y consideradas por una gestión metropolitana que coordine obligatoria y constantemente con el resto de autoridades electas. De esa manera podrá destinarse presupuesto metropolitano a la gestión de obras y proyectos destinados a beneficiar a los habitantes de la capital y, particularmente, los alcaldes distritales tendrán un espacio fértil para proponer acciones en beneficio de su comunidad.
Además, la creación de una nueva provincia trae consigo algunos problemas adicionales, fuera del crecimiento de la conocida burocracia, los conflictos de competencia entre instituciones públicas se incrementarían y, sólo para dar un ejemplo, la congestión vehicular y el caso del transporte público podría agudizarse si es que, además de Lima, el Callao y la provincia de Huarochirí, San Juan de Lurigancho, como flamante Provincia Especial, ejerce también la facultad de otorgar licencias para rutas de transporte público, las cuales pueden, sin que la ley lo prohíba, cruzar las fronteras de sus respectivas jurisdicciones y buscar pasajeros en otras calles que no sean las propias.
Los habitantes de San Juan de Lurigancho tienen la expectativa de mejorar su calidad de vida al convertir su distrito en una provincia: mayor seguridad ciudadana, nuevos negocios, prosperidad, entre otros. Estos deseos no deben ser dejados de lado, por ello, urge, no sólo un debate profundo entre las autoridades involucradas donde se evalúen los pros y los contras, sino también, un importante compromiso entre la Municipalidad Metropolitana de Lima y la gestión local para brindarles mejores servicios y oportunidades a los vecinos de San Juan de Lurigancho.
Finalmente, es importante recordar que la gestión metropolitana debe dirigir sus recursos y sus esfuerzos como autoridad a atender a los pobladores de la capital que habitan en todos los distritos de la misma. Los grandes proyectos y obras de alcance metropolitano deben ser discutidos y coordinados con autoridades locales y pobladores para así poder articular planes de trabajo, evitar duplicar esfuerzos y malgastar recursos. Para lograr una capital unida, tareas hay muchas y están pendientes.
Más información en el observatorio ciudadano Lima cómo vamos.
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Denis R. Díaz Loli
Estoy plenamente de acuerdo, es necesario realizar un gran debate publico