El equipo peruano ante La Haya: "Nadie puso reparos si había que trabajar fines de semana o feriados"
El 27 de enero del 2014, la Corte Internacional de Justicia de La Haya emitió su fallo sobre el diferendo marítimo entre Perú y Chile. Juan José Ruda fue testigo de excepción de este proceso y como asesor jurídico de la Cancillería, colaboró de manera activa con la presentación de este caso. Con más de cinco millones de pasos en la frontera entre Tacna y Arica al año y con una inversión peruana en Chile cercana a los 10 mil millones de dólares al cierre del 2013, estas naciones vecinas antiguamente enfrentadas miran hoy el futuro con más optimismo que nunca.
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Juan José Ruda
Asesor jurídico del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú. Docente del Departamento de Derecho de la PUCP.
Texto:
Luis YáñezFotografía:
Mario Lack
Ud. fue uno de los primeros miembros del equipo jurídico peruano encargado de presentar el caso del diferendo marítimo con Chile ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. ¿Cómo recibió este encargo?
Trabajo como asesor jurídico de la Cancillería desde hace siete años. A comienzos del 2007, varios meses antes de la presentación de la demanda, el excanciller José Antonio García Belaúnde reunió a un pequeño grupo de personas que conocían la materia o que podían estar vinculados a asuntos de derecho internacional y de delimitación marítima en particular para constituir una pequeña comisión que se reunía con él todos los miércoles.
En aquel momento, se ventilaban en La Haya dos casos que abarcaban controversias territoriales y marítimas: un asunto entre Nicaragua y Honduras (que se resolvió en octubre del 2007) y entre Nicaragua y Colombia (que terminó de resolverse en el 2012, pero en diciembre del 2007 la Corte se pronunció sobre unas excepciones preliminares). Tan pronto tuvimos estos fallos, en enero del 2008 presentamos nuestra demanda.
¿Cómo se conformó el grupo?
El equipo de trabajo fue extraordinario. Estuvo liderado en su momento por los cancilleres García Belaúnde, Rafael Roncagliolo y Eda Rivas, y conducido en términos prácticos por el embajador Allan Wagner, nuestro agente ante la Corte de La Haya. Además de diplomáticos, juristas, cartógrafos e historiadores, nacionales e internacionales que, de manera rigurosa y prolija, hemos venido trabajando todos estos años con profunda mística y sentido de responsabilidad.
El embajador Wagner ha tenido palabras de alta estima hacia usted. En una presentación del equipo jurídico en la Cancillería, lo llamó «mosquetero» y rescató su nivel de patriotismo y dedicación al trabajo emprendido…
El embajador Wagner ha sido nuestro D’Artagnan (risas), porque su extraordinario compromiso profesional y calidad humana han sido determinantes para los resultados alcanzados y constituyen un referente muy especial para cualquiera de nosotros.
Nos llamaban “mosqueteros” porque dentro del equipo había un pequeño núcleo que coordinaba los aspectos sustantivos del trabajo para asegurar que hubiese coherencia en nuestros argumentos. En tal sentido, quisiera rendir homenaje a los otros “mosqueteros”: Marisol Agüero, una entrañable amiga, diplomática y profesional del derecho egresada de la PUCP; y Gustavo Meza-Cuadra, un distinguido diplomático y embajador que ahora representa al Perú en las Naciones Unidas. Establecimos una sinergia muy estrecha con visiones complementarias muy bien articuladas.
¿Cómo se desarrollaron esas jornadas de trabajo?
Era la causa más importante del Perú a nivel internacional y no podíamos bajo ningún concepto escatimar horas de dedicación y esfuerzo. Nadie puso reparos si había que trabajar los fines de semana, feriados, o si había que tener largas jornadas. Muchas veces nos quedamos hasta las 3 o 4 de la mañana, llamamos a una pizzería cercana y a la mañana siguiente estábamos otra vez trabajando a un ritmo muy intenso, durante semanas y semanas, de lunes a domingo. Jamás hubo una mala cara ni una descoordinación.
Dentro de este periodo de siete años, ¿cuál considera que ha sido el momento más difícil que ha tenido que afrontar?
Ha habido varios momentos muy intensos a lo largo del trabajo, como la presentación de la réplica, nuestro último alegato escrito. Había una serie de temas que Chile había planteado en su contramemoria que requerían una respuesta clara y prolija. Por lo tanto, había que incorporar cualquier soporte documental que se considerara relevante porque luego la posibilidad de presentar otros escritos quedaba cerrada.
Otro momento intenso fue cuando, en paralelo, tuvimos que negociar con Ecuador para que no intervenga como tercero en el proceso. Para ello, suscribimos un Acuerdo de Límites Marítimos, que nos sirvió para que la Corte desestimara el planteamiento chileno, según el cual la Declaración de Santiago ya era un tratado limítrofe. Fue un largo año, muy fuerte, con subidas y bajadas en el proceso, pero que finalmente nos permitió obtener este acuerdo.
¿Qué sintió el día de la lectura del fallo?
¡Qué les puedo decir! Sentí una profunda emoción y una intensa alegría porque era la culminación satisfactoria de un trabajo de varios años. Ha sido un logro tan importante para el Perú que nos enorgullece profundamente a todos, puesto que hemos conseguido que la Corte de La Haya nos reconozca derechos soberanos exclusivos sobre 50 mil km cuadrados, más del 75% de lo que estábamos reivindicando.
Participó en la última reunión del Comité Permanente de Consulta y Coordinación Política entre el Perú y Chile, conocida como “2+2” en Santiago. En ella, se ha enfatizado el trazado de las coordenadas limítrofes y la cartografía. ¿Cómo va este proceso?
El fallo de la Corte, tal y como lo establece su estatuto, su reglamento y la carta de las Naciones Unidas, es obligatorio y susceptible de ser aplicado desde el mismo momento en que se dicta. El Perú ya está ejerciendo sus derechos soberanos y su jurisdicción en las áreas que nos han sido reconocidas y que antes llamábamos «triángulo interno» y «triángulo externo».
Sin embargo, una tarea que quedó pendiente es el establecimiento de las coordenadas de los puntos señalados en el fallo para una posterior representación gráfica. Con ocasión del 2+2, fijamos un cronograma que culmina al 25 de marzo. El 17 y 18 de febrero se reunieron los técnicos de Perú y de Chile en Valparaíso para establecer la metodología que se va a emplear en los trabajos de campo y de gabinete para cumplir con esta fecha.
¿Qué podemos esperar de las relaciones peruano-chilenas a futuro?
Perú y Chile son dos países vecinos con múltiples intereses en común y que buscan que su relación, tan intensa y constructiva, no solo se mantenga sino que siga creciendo en beneficio de sus respectivos pueblos. Son países que no solamente tienen una agenda bilateral muy importante, sino que además, participan de manera activa en foros y organizaciones (como la Alianza del Pacífico, la APEC, la Unasur, la CELAC, etc.) con el fin de afianzar la integración y la cooperación de la región.
El Perfil
Nombre: Juan José Ruda
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