“Cuando un alumno debate con un profesor, se enriquecen ambos”
De acuerdo a la Teoría de la Autodeterminación, existen diferentes tipos de motivación. Dos de ellas son la motivación autónoma y la controlada, que son utilizadas en el ámbito del aprendizaje y la enseñanza. Para el Dr. Vansteenkiste, experto en esta teoría, la motivación autónoma es la que mejor funciona con el alumnado en general. ¿Por qué? Aquí las razones.
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Marteen Vansteenkiste
Profesor de la Universidad de Gante (Bélgica)
Texto:
Paloma VeranoFotografía:
Felix Ingaruca
¿Cuáles son los diferentes tipos de motivación que postula esta teoría?
Se distinguen dos tipos diferentes de motivación. Una es la llamada motivación controlada, que tiene que ver con cómo los padres o profesores motivan a los alumnos para que rindan resultados positivos; sin embargo, si los estudiantes no logran esto, son castigados. El otro tipo es la motivación autónoma, y es en la que se realza las ganas que tienen los alumnos por aprender y por demostrar que son inteligentes, sin ninguna presión. Esto se fortalece con el interés que despiertan los materiales de enseñanza, que los alumnos pueden encontrar interesantes e identificar que les servirá en su futuro profesional.
¿El entorno social puede afectar las motivaciones de la gente?
Existen diferentes maneras en cómo puede influir. Llamamos ‘vitaminas’ a los elementos que utilizamos para motivar a las personas según su entorno social. Por ejemplo, una de las vitaminas es la autonomía, que significa que el estudiante explora la sensación de libertad y realiza actividades libres. Como profesor, le puedes dar opciones para trabajar y que él elija, o preguntarle a los estudiantes hasta cuándo creen que podrían entregar un trabajo y establecer, según eso, una fecha límite. Como segunda ‘vitamina’ está la confianza con la que el estudiante siente que la tarea que realiza es respetada. De esta manera, las asignaturas no deberían ser ni tan difíciles ni tan fáciles porque no se comprometerían. La idea es encontrar un equilibrio.
¿La motivación autónoma y la controlada son complementarias?
En algún momento podrían serlo, pero, en general, no. Lo que los estudios demuestran es que si el profesor o padre les da algún premio a los estudiantes, después de un tiempo se acostumbran solo al premio y pierden interés por el estudio o tarea, y esta sería una manera de motivación controlada, por ejemplo. Por eso, es mejor fomentar la motivación autónoma. Así podrían estar más concentrados y animados, y en los exámenes tendrían menos ansiedad. Cuando se da una motivación controlada, solo se preocupan en probar que son inteligentes; en la motivación autónoma se preocupan por aprender realmente el tema y sentirse inteligentes.
En términos de motivación a los ciudadanos, ¿existen diferencias entre las sociedades?
Lo que vemos en China, por ejemplo, es que los padres son más controladores que en Bélgica, mi país. Ahí, la política es tener solo un hijo, entonces, el autoestima y la sensación de alcanzar el éxito por parte de los padres recae en qué tanto logra ganar el hijo de los estudios. El problema de esto es que la presión para el chico crece de una manera complicada, porque siente que si alcanza el éxito, no es mérito solo para él si no para sus padres.
¿A qué se refiere cuando habla de la autorreflexión?
Usualmente, cuando existe una asamblea entre profesores y padres de familia para hablar sobre las notas de los alumnos, no se les invita a los estudiantes. Pero su presencia es realmente importante, mucho más que las cartas o los reportes. El estudiante podría encontrar un espacio para saber cómo le está yendo y pronunciarse acerca de eso. En Bélgica pasa lo contrario: el profesor lee las notas y comenta sobre ellas, y, muchas veces, dice solo en qué cursos está mal el alumno y qué debe mejorar. Pero eso, ¡el alumno ya lo sabía! Lo que se debe hacer es brindar un espacio de autorreflexión del mismo alumno para escuchar su opinión y saber por qué se encuentra así.
¿Y cómo sería en el caso de universidades, donde no existe tanta relación con los padres?
En Bélgica tenemos lo que llamamos ‘clickers’, que es un sistema en el cual los estudiantes votan sobre algún tema en específico. A partir de eso, se inicia el debate. Por ejemplo, yo siendo profesor puedo postular la premisa de que es necesario imponer la motivación en el alumno, entonces, ellos votan a favor o en contra. Cuando se tienen los resultados, se procede a discutir por qué sería bueno o malo. Así, se establece un mecanismo de comunicación directo y transparente con el estudiante. Muchos profesores se irritan cuando un alumno tiene una posición distinta a la de ellos, pero cuando un alumno debate con un profesor, se enriquecen ambos. Eso siempre hay que tenerlo en cuenta.
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