Observando exoplanetas
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José Bazo
Docente del Departamento de Ciencias
"La PUCP, en colaboración con el Observatorio de París, planea instalar una cámara de la red Fripon para la detección de meteoritos en Cuzco"
"Trappist-1 es el único sistema que tiene 7 exoplanetas de tamaño similar al terrestre, probablemente rocosos"
Un mes atrás el nombre “Trappist” se habría asociado a un tipo de cerveza belga elaborada en monasterios trapenses. Sin embargo, tras la difusión de la NASA del descubrimiento de 7 exoplanetas de la estrella Trappist-1, ahora nos ilusiona con la posibilidad de vida fuera del sistema solar.
Hablar de planetas fuera de nuestro sistema solar, exoplanetas orbitando estrellas lejanas, era propio de un libro de ciencia ficción, hasta que, en 1995, el primer exoplaneta de una estrella similar al Sol fue detectado de manera indirecta a través de la influencia gravitacional. Hasta ahora se han descubierto más de 3,500 exoplanetas mediante diversos métodos.
El método utilizado para el sistema Trappist-1 es el tránsito fotométrico o eclipse de la estrella por el exoplaneta. Permite, junto con otras observaciones, conocer la masa, radio y temperatura del exoplaneta e incluso caracterizar su atmósfera usando espectroscopía.
Pero ¿qué hace a este sistema estelar tan especial? Ya en 2014, el telescopio espacial Kepler descubrió que la estrella Kepler-90 poseía 7 exoplanetas: 5 super-Tierras y 2 gigantes gaseosos. Sin embargo, Trappist-1 es el único sistema que tiene 7 exoplanetas de tamaño similar al terrestre, probablemente rocosos. Además, todos estos exoplanetas tienen temperaturas suficientemente bajas para poder tener agua líquida en sus superficies y tres de ellos con mayor probabilidad, según una simulación climatológica, cuyo modelo asume una atmósfera tipo terrestre.
¿Cómo se llegó a este descubrimiento publicado en Nature el 23 de febrero del 2017? La estrella enana ultrafría ya había sido catalogada en 1999, pero recién el 2016, en otra publicación de Nature, fue nombrada Trappist-1 por el telescopio que descubrió 3 de sus planetas: Trappist (TRAnsiting Planets and PlanetesImals Small Telescope) un proyecto de la Universidad de Liège, Bélgica. Los (astro)físicos son imaginativos para los acrónimos de sus experimentos, como Minerva o Alice. Trappist consistía en un telescopio óptico pequeño situado en Chile dentro del Observatorio Europeo Austral, en el desierto de Atacama a 2,400 m s.n.m. Este lugar es uno de los mejores en el mundo para realizar observaciones astronómicas por su gran altitud, escasez de nubes, aire seco y ausencia de contaminación óptica.
Nuestros vecinos chilenos se benefician de estas instalaciones y el conocimiento que conllevan, no solo por las ventajas del cielo, sino también por su apoyo a la investigación científica. En Argentina está el detector más grande de rayos cósmicos y en Chile se piensa construir el más grande detector de rayos gamma. En el Perú, debemos impulsar más la ciencia para atraer este tipo de experimentos. Tenemos, entre otros, sitios como Ica y Huancayo, donde ya existen telescopios, que se podrían potenciar. Como ejemplo, la PUCP, en colaboración con el Observatorio de París, planea instalar una cámara de la red Fripon para la detección de meteoritos en Cuzco.
La mayor radiación de Trappist-1 es emitida en el infrarrojo. Dado que nuestra atmósfera absorbe el infrarrojo, resulta más eficiente realizar medidas desde el espacio. La NASA, con el telescopio espacial Spitzer, confirmó la existencia de los 3 exoplanetas y descubrió otros 4 usando también datos de telescopios terrestres. Esperamos ávidamente, para el 2018, al telescopio espacial Webb, un proyecto internacional, mucho más grande que Spitzer. Así se podrán analizar, con mayor detalle, las posibles atmósferas de los exoplanetas para saber si contienen agua, ozono o metano, como probables indicadores de vida.
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