“La lucha por recuperar la dignidad de la filosofía andina todavía continúa”
Josef Estermann llegó a Perú en sus años más duros. Era 1990, en pleno recrudecimiento de la violencia política, y la Sociedad Misionera de Belén tenía un proyecto de paz en un pueblo joven de Cuzco: la construcción de una comunidad cristiana. Si bien siempre tuvo un interés por la Teología de la Liberación y los movimientos populares latinoamericanos, fue después de su llegada a América Latina que se volvió un estudioso y defensor de los modelos de pensamiento que van más allá de lo occidental. Veinte años después de su primera edición, ha vuelto al país a presentar su libro Filosofía andina: estudio intercultural de la sabiduría autóctona andina en la PUCP.
-
Josef Estermann
Filósofo, teólogo y docente de la Universidad de Lucerna (Suiza)
Texto:
Suny SimeFotografía:
Tatiana Gamarra
Curiosamente hoy en día quedan pocos rastros en la urbe peruana de lo que fue el Tahuantisuyo, cuna de una civilización milenaria. ¿De qué se trata el ‘vivir bien’ andino y cómo podría aplicarse en el Perú actual?
Antes que todo, quisiera puntualizar que lo andino hoy en día no es sinónimo o síntesis del imperio incaico. Lo andino, si bien ha mantenido una fuerte idiosincrasia precolonial, es sincretismo e hibridez cultural. También hay que decir que, aunque tengamos todavía la idea de que lo andino está más presente en los sectores rurales, la mayoría de la población indígena, tanto en Bolivia, Ecuador, como en el Perú, vive hoy en ciudades. Hay que ver cómo se plasman los ideales andinos también en los sectores urbanos y no solo como algo nostálgico en el campo. Hay que establecer la diferencia entre el vivir bien posmoderno, europeo, norteamericano, que tiene que ver con gozar de un lujo, del placer; y el vivir bien andino, que tiene que ver con una armonía con todos los elementos tanto humanos como no humanos, como el paisaje, los ríos, los árboles. Vivir bien es convivir en un equilibrio cósmico. No es solo una cuestión económica o social. Es mucho más. Tiene un aspecto espiritual.
En su libro Filosofía andina, afirma que “para poder acercarnos al fenómeno y tema de la ‘filosofía andina’ es preciso romper con el eurocentrismo y occidentalismo implícitos en la misma definición y delimitación de lo que se considera ‘pensapuntofinalmiento filosófico’”. ¿Cómo explica esta tensión, al ser usted europeo y formado en el seno de la cultura occidental?
Es una pregunta que siempre me hacen. Yo suelo contestar con una metáfora: el pez no conoce el agua en la cual nada. Es decir, si uno se mueve en una cultura, es como su segunda piel, no se da cuenta, no le da importancia. Alguien de afuera puede ser un reflejo de lo propio. Siempre hay una alteridad, sea lo andino para mí, sea lo occidental para los andinos. Para mí, ese es el núcleo de la interculturalidad: el encuentro de culturas que genera un enriquecimiento y un cuestionamiento mutuo.
¿Cuál es la relación de la ‘filosofía andina’ con la filosofía de la liberación, propuesta por Enrique Dussel?
La sabiduría indígena ha sido pisoteada e invisibilizada durante 500 años y ha tenido que sobrevivir en la clandestinidad. Sacar eso a la luz y darle el lugar que le corresponde es un acto de liberación. Ya es hora de acabar con la alienación y no tener vergüenza por la identidad cultural propia, tampoco por las mezclas. Yo no abogo por un purismo cultural. Las culturas siempre se entremezclan y fecundan mutuamente.
¿Cómo se podría explicar la ‘filosofía andina’, entendida como producto occidental, en una universidad?
Es casi una empresa imposible. Yo optaría por una perspectiva intercultural y no por una netamente autóctona, donde no se podría producir textos o inclusive tener autoría individual. En términos filosóficos, yo le llamo hermenéutica diatópica. Por ejemplo, el concepto ‘pacha’, que es fundamental en la filosofía andina, se puede entender desde diferentes categorías de la tradición filosófica de occidente, pero nunca a cabalidad. No se puede decir “‘pacha’ es ser”, “es mundo” o “es cosmos”. Es todo eso y más. Podemos echar mano de la analogía, de la filosofía tradicional. O como propuso Dussel, del método analéctico, es decir, ver la propia tradición desde la alteridad. Hay también una contrapropuesta, una crítica a la filosofía andina, que sigue argumentando que no se trata de filosofía, sino de sabiduría, de pensamiento, de mitología. La lucha por recuperar su dignidad filosófica todavía continúa.
El Perfil
Nombre: Josef Estermann
Nacionalidad: suiza
Grado académico: doctor en filosofía
Trayectoria: teólogo por la Universidad de Lucerna (Suiza). Filósofo por la Universidad de Utrecht (Países Bajos). Ha sido profesor en la Universidad Católica Boliviana (UCB), Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Universidad Paris Lodron de Salzburgo, Universidad de Granada, Universidad Nacional de Tucumán, entre otras. Ha sido investigador en el Instituto Técnico Ecuménico Andino de Teología (Iseat), y es miembro de la Asociación Sudamericana de Filosofía y Teología Interculturales (Asafti). Ha publicado más de 35 libros y más de 300 artículos.
¿Para qué nos visitó?
Evento: Conferencia “Interculturalidad y conocimiento andino»
Organizadores: Red Internacional de Estudios Interculturales (Ridei) y el Grupo Interculturalidad y Ambiente del INTE-PUCP
Deja un comentario
Jesusa
Muy interesante aporte para sociedad andina. Gracias
Lita Gorena
Hay que reconocer que fuimos formateados desde un pensamiento occidental para sdumibrl compromiso de cambiar y revalorar el pensamiento filosófico andino – Latinoamericano
Marisol
Interesante aporte sobre la filosofía andina. Gracias