“El futuro de la lingüística es el análisis de piezas de lenguaje más pequeñas que las palabras”
El Dr. Balthasar Bickel, experto en lenguas tibeto-birmanas, es uno de los más importantes especialistas en tipología lingüística del mundo. El reconocido académico dio una ponencia en la PUCP en el marco del III Coloquio Internacional sobre la Tipología de las Lenguas Amerindias, que se realizó a fines de julio. Conversamos con él sobre las perspectivas del estudio de la lingüística en la actualidad.
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Balthasar Bickel
Profesor e investigador del Departamento de Lingüística Comparada en la Universidad de Zurich. Coeditor de la revista Studies in Language.
Texto:
Fiorella PalmieriFotografía:
Roberto Rojas
¿Por qué considera que la noción de ‘palabra’ es poco relevante para el estudio de las lenguas en la actualidad?
La lingüística empieza desde las nociones que son usadas en el lenguaje cotidiano. La “palabra” es uno de los conceptos que usamos, pero, tan pronto nos movemos hacia una aproximación científica, observamos que nuestras nociones cotidianas simplemente no funcionan. Nos ha tomado un tiempo renunciar a estas para analizar el lenguaje desde un punto de vista científico. El futuro de la lingüística es el análisis de piezas de lenguaje más pequeñas que las palabras y observar cómo interactúan entre sí. Es como pasar del nivel de los átomos al nivel de las partículas en el mundo de la física. Al final, no nos preocupa señalar si esto es un átomo o una partícula, lo que es de interés es la interacción entre partículas. Esto es muy semejante en lingüística.
Usted considera que la lingüística debe enfocarse principalmente en el procesamiento, adquisición y evolución del lenguaje. ¿Cuáles son los fundamentos de esta perspectiva?
Si queremos saber cómo funciona el lenguaje, tenemos que observar cómo aprenden los niños. No comprendemos todavía cómo es posible que el mismo cerebro, el mismo ejemplar humano, pueda aprender idiomas sencillos, como español o inglés, y que, en el mismo periodo de tiempo, también pueda aprender lenguas tan complejas, como asháninca o shipibo. Necesitamos estudiar los patrones de cognición general en el desarrollo y la adquisición de lenguas. Crecemos con el lenguaje: lo aprendemos del ambiente sin esfuerzo. Y cuando uno habla, el cerebro procesa esta información velozmente. La lingüística ha estado lejos de esto por largo tiempo, porque es una disciplina que viene de las humanidades, que han estado lejos de una perspectiva científica sobre el funcionamiento del cerebro, el aprendizaje y el desarrollo. Escribimos con cierta estructura gramatical, pero no nos hemos preocupado sobre cómo se realiza este proceso en el cerebro. Considero que la lingüística debe ser orientada hacia la ciencia.
Usted señala que la lingüística como disciplina debe transformarse en una ciencia del lenguaje. ¿Por qué es importante que esto ocurra?
Creo que pasamos por un cambio de paradigma. La lingüística ha sido una típica disciplina humanística donde importaba más la autoridad de un solo investigador que declaraba ‘la verdad’. Entonces, la siguiente generación tenía que luchar en contra de esa verdad, método que realmente no aporta ninguna evidencia empírica. Con las ciencias del lenguaje, se establece un cambio de ruta, con procedimientos científicos, procesamiento y recolección de datos. De este modo, podemos observar el lenguaje de la misma manera en la que miramos otros aspectos físicos y conductuales del comportamiento humano.
Con estos cambios, ¿qué se va a requerir de los lingüistas?
Por un lado, que estén abiertos a incorporar disciplinas vinculadas al estudio del cerebro, que trabajen con neurofisiólogos, antropólogos, biólogos, matemáticos, estadísticos. Importa incluso más que cambiemos nuestras actitudes hacia los estudiantes y a la malla curricular de la carrera. Tenemos que enseñar a pensar en la ruta de la ciencia, en hipótesis y maneras de aproximación al mundo, cuyos procesos se puedan medir comparativamente entre sí.
En su experiencia, ¿de qué forma la globalización ha transformado la lingüística?
El impacto más grande de la globalización es que ha acelerado la muerte de diversas lenguas. Esta es una pérdida científica, equiparable a la de especies biológicas, ya que se pierden imágenes de nuestra evolución y aproximaciones a la diversidad. Además, es un severo problema social. Cuando los hablantes pierden el entorno en el que se habla su lengua materna, se generan tensiones y crisis en las identidades. Sin embargo, es verdad que las lenguas siempre mueren, por ejemplo, ya no hablamos latín. Lo que ha cambiado es la velocidad con la que mueren las lenguas en nuestros días, que se suma al hecho de que la economía se ha vuelto global y estamos más integrados en las mismas redes de intercambio.
¿Qué es lo más interesante que encontró en sus trabajos de investigación con lenguas tibetanas y birmanas?
Es realmente interesante que, en algunos aspectos, las estructuras largas y complejas de las lenguas del Cáucaso y del Himalaya sean similares a las de América y Papúa Nueva Guinea. Se especula que esto puede indicar migraciones anteriores hacia América. Es una hipótesis que existe desde hace 20 años, pero que no ha sido probada.
¿Para qué nos visitó?
Organizadores: Departamento de Humanidades, Maestría en Linguistica, Archivo Digital de Lenguas Peruanas
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