Movilidad en tiempos de coronavirus
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Krishan Barr Rosso
Especialista en Sistemas de Transporte Sostenible y egresado de Ingeniería Civil PUCP
Si una ciudad no se prepara y garantiza estas características, no podrá disminuir significativamente la probabilidad de contagios por exposición».
En los últimos dos meses, el tema más abordado a nivel mundial es, sin lugar a dudas, el coronavirus: sus características, síntomas, tratamientos, alcance y consecuencias económicas. Sin embargo, en este artículo, quiero centrarme en lo que se puede hacer para estar preparados dentro del sector transporte para mitigar la exposición y, por ende, la propagación de COVID-19, o enfermedades similares, a través de alternativas al uso de transporte motorizado.
Como ya es conocido por la mayoría, una medida para reducir el riesgo de contagio es el aislamiento y mantenimiento de una distancia de, al menos, 1.5 m con las demás personas. Esta medida tal vez se pueda cumplir en ciudades europeas que cuentan con un mejor sistema de transporte (más espacioso y, con mayor frecuencia, características que evitan las aglomeraciones).
Agrava esta situación el hecho de que la mayoría de países sudamericanos no cuenta con un sistema de ticket único de venta en línea. Esto genera un obvio contacto con el chofer o cobrador, quienes son encargados de realizar el cobro y, por consiguiente, pueden generar una línea de propagación de enfermedades.
Por otro lado, países que sí han invertido en tener sistemas integrados de transporte cuentan con una amplia red e infraestructura que promueve el transporte activo. Esta forma de transporte no motorizado permite que un ciudadano realice un viaje de forma individual sin estar en contacto con posibles personas contagiadas.
El transporte activo no motorizado permite que un ciudadano realice un viaje de forma individual sin estar en contacto con posibles personas contagiadas».
¿Ciudades como Lima, Bogotá y Ciudad de México están diseñadas para brindar alternativas al transporte público o privado en caso vuelva esta restricción de proximidad? Claramente, la respuesta es no. Pero quiero señalar algunas características que todas estas metrópolis deberían adoptar para contar con alternativas sostenibles que ayuden a enfrentar futuras crisis como esta pandemia.
Superbloques: este modelo busca reducir la dependencia tradicional del vehículo motorizado. En las ciudades antes mencionadas, se recurre al auto o transporte público para ir al supermercado, por ejemplo, ya que este queda demasiado lejos como para llegar a pie o en bicicleta. La idea central de los superbloques es tener un balance adecuado entre áreas públicas, diversidad de usos y servicios, y una buena infraestructura dentro de un radio de acción razonable. Así, estos viajes cortos serán posibles sin la necesidad de coger un auto, tomar un taxi o, inclusive, transporte público. Este concepto se enfoca en distancias cortas y no en tramos largos que uno suele recorrer, en un día normal, sin ninguna restricción.
Conectividad y continuidad: calles no motorizadas que permitan caminar, ir en bicicleta u otro medio de transporte no motorizado. Estas vías deben de cumplir con ciertos parámetros para incentivar a dejar los medios de transporte motorizado: una adecuada dimensión que otorgue suficiente espacio para caminar, ser accesibles para todos con un enfoque en el grupo de movilidad reducida, seguridad (buena iluminación) y señalización (sobre todo en intersecciones). No menos importante es que estos sean espacios atractivos con vegetación y mobiliario urbano.
Estas medidas ya se vienen implementando en algunas ciudades de forma parcial y adecuando la arquitectura existente. Bogotá, por ejemplo, ya dividió algunas calles para brindarles a los ciclistas su propio carril, y estos puedan movilizarse de forma más “aislada” y sin riesgo de contagio.
Sin embargo, lo que se busca es incentivar una temprana y responsable transformación que deben tener las ciudades que presenten serios problemas de transporte y así poder estar listas para brindar alternativas sin tener que tomar medidas de última hora, como las ciclovías improvisadas e inseguras.
Una ciudad se debe preparar con anticipación para situaciones como la que estamos viviendo. Así, ante un eventual estado de emergencia, el ciudadano podrá optar por dejar de utilizar el transporte público o privado y escoger un medio de transporte no motorizado. Conseguir esta elección no es tarea fácil, pero no será posible si una ciudad no se prepara y garantiza estas características. Solo así podrá disminuir significativamente la probabilidad de contagios por exposición.
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