La carrera hacia la vacuna contra el coronavirus (COVID-19)
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Mateo U. de Vivanco
Egresado de la Especialidad de Química PUCP e investigador de la Universidad Técnica de Freiberg (Alemania)
El coronavirus (coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave, SARS-CoV-2) se ha convertido en una pandemia. Mientras la mayoría de países ha limitado la libertad de movimiento, los científicos trabajan contra el tiempo para crear una vacuna. ¿Cuánto puede tomar?
Las vacunas simulan una infección ante el sistema inmunológico con una versión menos activa y, por ende, más inocua del agente biológico patógeno. Tras la exposición se generan anticuerpos, que son proteínas altamente especializadas en reconocer e inactivar al causante del mal, en caso de volvérsele a encontrar.
Los estimados de entre 12 y 18 meses para obtener una vacuna contra el SARS-CoV-2 son muy optimistas, pero no imposibles».
Así, el primer paso para la elaboración de una vacuna es el estudio del patógeno y la síntesis (construcción en laboratorio) de sus componentes bioquímicos únicos, llamados antígenos, que desencadenarán la producción de anticuerpos. Estos son probados en culturas celulares (in vitro). De surtir efecto, se procede a ejecutar experimentos en mamíferos (in vivo). Y si estos se vuelven inmunes, entonces la fase clínica puede iniciarse.
En la fase clínica I, la vacuna es probada en algunas personas saludables para verificar, en primer lugar, la inocuidad del preparado. La fase clínica II consiste en inocular algunos cientos de personas para comprobar la efectividad de la vacuna. Las pruebas se realizan en diversas poblaciones, por ejemplo, jóvenes y adultos mayores, personas saludables y grupos de riesgo con enfermedades previas. La fase clínica III es la realización de pruebas extensas con decenas de miles de personas. Estas pruebas se enfocan en hallar la dosis correcta, el tiempo de protección de la vacuna así como posibles efectos secundarios. Recién entonces se puede tramitar el permiso para la producción en serie (doi: 10.1016/j.japh.2016.09.009).
Diversos factores están acelerando la investigación, como el hecho de que el virus infecta a todas las clases sociales, su letalidad y el estrago económico de la pandemia».
El proceso completo para el desarrollo de una vacuna toma en promedio 10.7 años y tiene una probabilidad de éxito del 6 % (doi: 10.1371/journal.pone.0057755). El récord, desde 1967, es de las paperas, para las que se tardaron cuatro años. Ergo, los estimados de entre 12 y 18 meses para obtener una vacuna contra el SARS-CoV-2 son muy optimistas, pero no imposibles.
Diversos factores están acelerando la investigación, como el hecho de que el virus infecta a todas las clases sociales, su letalidad y el estrago económico de la pandemia. El esfuerzo conjunto de investigadores internacionales no tiene precedentes. Las revistas científicas ofrecen extraordinariamente acceso libre a la información. Las rutas bioquímicas investigadas van por diversos flancos en paralelo, algunos de los cuales son netamente experimentales.
Cuando finalmente se desarrolle una vacuna, otros obstáculos no menores deberán ser superados. Hasta entonces, las mascarillas y una distancia prudente seguirán siendo nuestras aliadas más importantes».
Al 8 de abril, la actividad (el efecto) de 78 preparados había sido corroborada en fase preclínica (doi: 10.1038/d41573-020-00073-5). Se prevé que las autoridades sanitarias vayan a permitir flexibilidad en las fases clínicas a modo de acelerar el proceso. Sin embargo, la investigación científica no puede garantizar resultados dentro de un plazo definido.
Cuando finalmente se desarrolle una vacuna, otros obstáculos no menores, como la producción de 7,600 millones de ampollas a un precio asequible, deberán ser superados. Hasta entonces, las mascarillas y una distancia prudente seguirán siendo nuestras aliadas más importantes.
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