En memoria de María Rostworowski de Diez Canseco
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Dr. Krzysztof Makowski
Arqueólogo y docente del Departamento de Humanidades
Carácter pionero han tenido también sus estudios sobre el papel de la mujer en el Perú antes y después de la conquista española.
La Dra. Rostworowski estuvo siempre persuadida de la necesidad de crear condiciones para que la historia y la arqueología se alimenten mutuamente de evidencias.
Este domingo, 6 de marzo, los amigos de María Rostworowski de Diez Canseco y miles de lectores de sus libros han quedado profundamente afectados por la noticia de su sensible fallecimiento. Ha vivido cien años de una vida intensa, creativa y apasionada. Los que la conocieron en persona estuvieron hasta hace poco convencidos que nos acompañaría muchos años más haciendo lo necesario para cambiar la letra de la canción polaca de cumpleaños “Años cien que viva, viva bien…” (Sto lat…).
Hace 15 años apenas, trepaba de la mano de quien escribe estas líneas los cerros en la zona de lomas de Manzano y Pucará (valle de Lurín), recorriendo de nuevo los caminos que ha transitado junto con los amigos y colaboradores del Instituto Riva Agüero de la PUCP en los inicios de su carrera académica. El debate acerca de las posibilidades y de las limitaciones, las que se vislumbran cuando se pretende reconstruir a partir de las fuentes materiales y escritas la compleja historia de relaciones entre las poblaciones de la sierra y de la costa, ha sido la razón de estas caminatas. La Dra. Rostworowski estuvo siempre persuadida de la necesidad de crear condiciones para que la historia y la arqueología se alimenten mutuamente de evidencias. Por su destacada trayectoria nuestra casa de estudios le otorgó el doctor honoris causa en 1996 y seguramente también muchos de los miembros de nuestra comunidad universitaria recordaran sus palabras pronunciadas durante la ceremonia, en la que la Universidad de Varsovia le otorgó el mismo reconocimiento en la PUCP en 2010.
Hay tantos temas de potencial interés para los alumnos de todas las edades que se me vienen a la mente cuando intento cumplir con el encargo de Punto Edu. Una obra y una vida que no se deja resumir en las pocas palabras que implica el formato, por cierto tampoco en cinco mil. Una investigación pionera que ha contribuido sustancialmente a descubrir la originalidad de las civilizaciones andinas prehispánicas desde la perspectiva de etnohistoria, y con el énfasis en la cosmovisión y en la organización del poder, pero sin dejar de lado aspectos tecnológicos. Carácter pionero han tenido también sus estudios sobre el papel de la mujer en el Perú antes y después de la conquista española, y sobre la diversidad de las respuestas sociales a los variados condicionamientos ambientales del ande, comparando para este efecto la costa y la sierra.
Se suele resaltar en todas las entrevistas y ensayos biográficos que Maria Rostworowski ha iniciado la carrera científica después de la inesperada muerte de su segundo esposo, siendo autodidacta, sin estudios universitarios previos y en contra de los prejuicios de la sociedad peruana de posguerra. La gran originalidad de sus ideas y el éxito posterior que ha logrado deben sorprender en este contexto. Sus colegas y amigos mencionan a varios condicionamientos del éxito: entre las fortalezas de su personalidad, la fuerza de carácter, la pasión por la lectura e investigación de archivo y de campo, la capacidad crítica, la audacia para formular y defender interpretaciones alternativas bien sustentadas en las fuentes, la influencia de Porras Barnechea, su mentor en los primeros años de la carrera, de Murra, Tello y Rowe.
Por mi parte creo que la experiencia de vida fue no menos crucial para que se forme el credo de la historiadora comprometida, crítica y rebelde. María Rostworowski se sentía peruana, puneña, lugar donde nació y paso su infancia pero también polaca, la patria de su padre y también de su primer esposo. Hablaba el polaco literario tan perfecto como su francés, inglés o español. Conoció de joven a Europa muy diferente de la actual, y a profundidad dos países tan distantes uno del otro, Perú y Polonia, y a pesar de ello, semejantes en su larga historia marcada por recuerdos de grandeza “imperial”, traumas de conquista y complejos de oportunidades perdidas. Una historia caracterizada por la convivencia raramente pacífica entre la gran variedad de culturas, identidades religiosas y lingüísticas. Estas experiencias convencieron a María Rostworowski, creo, que la construcción positiva de la peruanidad requiere del estudio profundo y objetivo sobre la diversidad de voces y aportes, previo rescate de los pasados que, como el andino indígena, fueron relegados injustamente a “mundos sin historia”.
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