En noviembre de 1985, una terrible erupción volcánica destruyó el pueblo de Armero en Colombia y causó una gran tragedia humanitaria que no podía ser socorrida con prontitud, porque tan solo dos meses antes, un terremoto había asolado la ciudad de México y había convocado toda la ayuda internacional.

Los colombianos residentes en el Perú buscaron apoyo solidario en nuestro país para las víctimas de Armero y contaron con gran éxito gracias al empuje de un sacerdote de los Sagrados Corazones y la colaboración de Güido Lombardi en la televisión. El sacerdote era Gastón Garatea.

Esta es solo una de las historias de solidaridad del padre Garatea, a quien, se supo la semana pasada, el cardenal Juan Luis Cipriani decidió no renovar la licencia ministerial.

Garatea, además, fue presidente de la Mesa de Concetación para la Lucha contra la Pobreza (nombrado por el presidente Valentín Paniagua en el 2001 y ratificado por los presidentes Toledo y García), comisionado de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación entre el 2002 y 2003, párroco de Ayaviri en Puno y director del colegio SSCC Recoleta. Por este compromiso y por su trabajo, el 9 de mayo, el Consejo Universitario, en sesión ordinaria, aprobó por unanimidad su nombramiento como profesor honorario del Departamento de Ciencias Sociales.