¿Existe periodismo cultural en el Perú?
¿Por qué hay poco espacio para la crítica de arte y la cultura en los medios de comunicación tradicionales? Le hicimos esta pregunta a Paco Bardales de la Red Peruana de Periodistas Culturales; y también al escritor Fernando Ampuero, editor de la revista Cosas Hombre; y a Paloma Reaño, subeditora de la revista sobre literatura, Buensalvaje. Los dos últimos, junto a Enrique Planas de El Comercio, visitaron la PUCP la semana pasada para participar de un conservatorio sobre el tema organizado por Carta Abierta y la revista La Cuche, proyectos de alumnos de nuestra Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación.
Texto:
Miguel Sánchez FloresFotografía:
Felix Ingaruca
Todos los especialistas consultados coinciden que arte y cultura han desaparecido de los medios tradicionales de comunicación. Pero también señalan a las nuevas tecnologías como una oportunidad para generar nuevos espacios de producción y consumo para la creación, la crítica y la distribución de actividades culturales.
No es novedad que la oferta en medios tradicionales ha disminuido. En más de un medio esta oferta se ha reducido casi a la nulidad, señala Paco Bardales de la Red Peruana de Periodistas Culturales, iniciativa del equipo de Sientemag y que, en palabras de Bardales, busca generar una reflexión realista sobre la problemática del arte peruano, las políticas públicas, la participación de la empresa privada, y sobre el rol de los medios difusores no capitalinos.
Para el escritor Fernando Ampuero la cultura no tiene espacio por desidia. Según él la única manifestación constante de crítica especializada en Perú la tiene el cine, y no en todo los medios, pues muchos se dedican a poner solo estrellitas de aprobación y desaprobación. El resto de actitividades artísticas -la danza, el teatro, la literatura, etc.-, agrega, es un desierto de escalofrío.
Las causas
¿A qué se debe que la cultura cada vez tenga menos espacio? Paco Bardales sostiene que se trata de un abandono en nombre de una mal concebida técnica de competencia por vender más. En donde la cultura no tiene espacio en una era donde lo inmediato se devora todo. Por su parte, para Paloma Reaño, de Buensalvaje, hacen falta políticas culturales más francas y arriesgadas. “A veces nos quedamos adormecidos por los malos augurios (el “nadie lee” o “aquí los artistas se mueren de hambre”) y pasamos por alto que esa ausencia de plataformas culturales es también responsabilidad nuestra. Es más fácil ser un consumidor pasivo que ir contracorriente. Parte de nosotros crear estos espacios, y sobre todo mantenerlos”, dice.
¿Dónde se fue la cultura?
Pero si los contenidos culturales han desaparecido del periodismo tradicional la pregunta sería dónde han migrado. Para Bardales, el mejor contenido, crítico y difusor, sobre temas culturales se encuentra ahora en blogs, páginas web, plataformas, y en actualizaciones en redes sociales. No tan pesimista, añade que las nuevas tecnologías han diversificado y atomizado la oferta, pero también han generado una sana democratización. “Quizás la disminución no haya sido tan dramática como creíamos. Más bien la discusión sería si la que tenemos actualmente es suficiente o es necesaria”.
Nuevas tecnologías como posibilidad
¿Son los nuevos espacios de comunicación los únicos lugares para que se desarrolle el periodismo cultural? Para Ampuero este periodismo ya se está infiltrando en el Facebook y el Twiter. “Yo encuentro cada vez más links a artículos culturales en esos medios. El Internet no mezquina este tipo de información y pienso que, en el futuro, el soporte de las redes sociales tendrá más llegada e influencia que los diarios impresos”, augura. El gran dilema, dice, es cómo hacer rentables estos contenidos en un mundo de hackers.
Finalmente, para Paloma Reaño no solo las nuevas tecnologías ofrecen espacios para la cultura. “Se me viene a la mente Cometa, la publicación dirigida por Marco Avilés. Y abriendo un poco el panorama, pienso en Tiempo de leer, microprograma sobre literatura en canal N, que a pesar de su reducidísima duración es una iniciativa admirable”.
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