Redes sociales: ¿cambian nuestro comportamiento?
Actualizar nuestro estado civil, publicar una foto de lo que comemos, enviar indirectas, lamentar la muerte de alguien que conocimos. ¿Son muy distintos estos comportamientos a como actuamos en la vida real? El magíster Jorge Yamamoto, docente del Departamento de Psicología, nos explica si las interacciones humanas cambian o no.
Texto:
Luciana Alva
Son varias las características de las redes sociales que nos podrían hacer pensar que las interacciones en este contexto no pueden ser iguales a las que mantenemos en la vida cotidiana. La cantidad de amigos o seguidores que una persona puede llegar a tener en las redes sociales o la posibilidad de delimitar qué personas podrán leer cada mensaje particular son algunas de las características a las que suele hacerse referencia para mostrar las grandes diferencias entre este espacio y la vida real.
Sin embargo, Yamamoto afirma que los más recientes estudios sobre el uso de las redes sociales indican que estos espacios solo reflejan dinámicas que también existen en la vida cotidiana. “Particularmente en Facebook vas a tener una suerte de reproducción compleja de ciertos procesos humanos de interacción social básica”, explica.
Si bien, a diferencia de lo que sucede generalmente en la vida real, una persona puede tener miles de amigos en una red social, “el contacto frecuente y cotidiano que hace es igual en número al que hace en su vida cotidiana”, detalla. Algo similar sucede con la elección de la audiencia de cada publicación. Las redes sociales, explica, no hacen más que brindar un contexto alternativo para la comunicación. Del mismo modo que las personas modificamos en la vida real el lenguaje que usamos y los temas que abordamos dependiendo del interlocutor, lo hacemos también en Facebook, Twitter, Linkedin o la red que estemos utilizando.
Lo privado en vitrina
No es poco usual que se hagan públicos mensajes que podrían haberse enviado por un servicio de mensajería o, incluso, que aparentemente no están dirigidos a ninguna persona específica. “La intimidad es un proceso parecido a una matrioska, donde hay varias facetas. Y eso tiene que ver con características de personalidad y con características culturales y circunstanciales”, afirma Yamamoto.
Lo que para una persona debería mantenerse en privado, otra no tendrá problema en hacer público. Entonces, así como es posible encontrar declaraciones públicas de amor, de felicidad o de tristeza en las redes sociales, podemos encontrarlas también en distintos contextos de la «vida real».
Desde que las redes sociales existen, es común que sean utilizadas para dejar mensajes de cumpleaños, saludos o felicitaciones de forma pública; pero una tendencia relativamente reciente llama la atención de muchos. Las redes sociales se han convertido también en un espacio para recordar a personas fallecidas y para dejarles mensajes.
Yamamoto explica que esta es una práctica que también refleja una dinámica social en la vida real. “Es lo mismo que ocurre en el periódico. ¿Qué sentido tiene la existencia de la página de defunciones? Tiene una función social clara de anunciar que alguien ha fallecidos, su velorio, entierro y misa, pero después de varios años puedes encontrar avisos económicos en la página de defunciones sin ningún tipo de interés objetivo de convocar a gente a la misa o a nada, sino para expresar ‘tu familia, tu esposo, tus amigos te queremos, te recordamos’, y lo estás lanzando no al ciberespacio, sino al espacio público”, finaliza. Todo lo que hacemos en las redes sociales es una reproducción de interacciones que mantenemos en espacios tradicionales.
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