Dolors Comas: "El cuidado no es un tema privado privado y de mujeres, sino un asunto social y político que involucra a todos"
La reconocida experta y antropóloga española resalta la importancia de contar con políticas públicas que brinden cuidados de calidad para asegurar el derecho de las personas ancianas y dependientes a una vida digna. Ella visitó la Facultad de Ciencias Sociales para brindar la conferencia «Cuidados, dones y la pandemia«.
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Dolors Comas d’Argemir
Catedrática emérita de Antropología Social de la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona)
Entrevista:
Daniel ContrerasFoto:
Tatiana Gamarra
La antropóloga Dolors Comas es una de las personas en España que más conoce sobre los cuidados hacia personas mayores y dependientes, un tema muy discutido y recurrente en una sociedad con tasas de natalidad cada vez más bajas y que envejece rápidamente. Este miércoles 17 de agosto, Comas dio una charla en nuestra Facultad de Ciencias Sociales, donde compartió su expertise e ideas con docentes y estudiantes.
“Ser cuidado no es un capricho, es una necesidad que se debe garantizar. El cuidado no es solo una cuestión material, es una actitud que implica pensar en las necesidades de los demás. Por eso, tenemos que reconocer su valor y darle centralidad, porque sin él no hay vida”, señala la experta.
Tenemos que reconocer el valor del cuidado y darle centralidad, porque sin él no hay vida".
Recientemente usted publicó el libro Cuidar de mayores y dependientes en tiempos de la COVID-19. Lo que nos ha enseñado la pandemia. ¿Qué reveló esa investigación?
El foco ha estado en las personas que cuidan, sobre todo en las familias porque son las principales cuidadoras; pero también en los servicios públicos de atención al cuidado en España, en las empleadas de hogar y las residencias: todo el modelo de atención. La pandemia nos hizo ver lo que no queríamos ver, porque no es que no lo supiéramos. Está la sobrecarga de las familias que no pueden más, y unas residencias para mayores que no son satisfactorias y que habría que modificar. Lo interesante de esta investigación es que ha revelado las deficiencias de un modelo de cuidado insostenible.
Hemos planteado una serie de alternativas a este modelo para tener una atención que respete la dignidad de las personas. Consiste en incrementar la atención domiciliaria pública para que llegue a todo el mundo e incrementar las residencias para convertirlas en lugares más hogareños con grupos de convivencia pequeños. Ahora lo que predomina, exagerando un poco, es un sistema hotelero carcelario. Lo ideal es que no sean las personas quienes tengan que adaptarse al servicio, sino al revés, para que el hecho de envejecer no te reste agencia, libertad y capacidad de decidir sobre tu vida.
Cuidar de mayores y dependientes en tiempos de la COVID-19. Lo que nos ha enseñado la pandemia
Dolors Comas d’Argemir y Sílvia Bofill-Poch (editoras)
Tirant Lo Blanch, humanidades
Esta publicación acaba de salir de imprenta. Desde el mes de septiembre, la editorial Tirant anunciará su distribución comercial
Normalmente el tema de los cuidados es una tarea que se asocia sobre todo a las mujeres. ¿Qué implica esta disparidad en el género?
Como los cuidados no están bien repartidos, las trayectorias de vida de las mujeres se ven afectadas. Cuidar requiere tiempo e impide hacer otras actividades, lo que genera pobreza femenina, ya que las mujeres con un trabajo remunerado deben reducir sus horas y, por lo tanto, ganan menos. A su vez, eso lleva a que sus pensiones sean más bajas en la vejez. Requerimos un reparto más igualitario entre hombres y mujeres no solo por una cuestión de justicia social, sino porque las necesidades de cuidados están aumentando y nuestra sociedad envejece cada vez más. Por tanto, los hombres tendrán que involucrarse sí o sí, guste o no. La sociedad debe asumir que esto no es un tema privado y de mujeres, sino que es un asunto social y político que involucra a todos.
Es importante generar políticas públicas que provean servicios de cuidado para que no todo recaiga en la familia y en las mujeres".
En otra entrevista incluso mencionó que había un sentimiento de culpa entre las mujeres cuando ya no podían hacerse cargo de sus familiares ancianos.
Sí, y hay que ser conscientes de que, cuando tenemos personas en edades muy avanzadas, hay un momento en que en casa no se pueden dar los cuidados y la atención que necesitan y merecen. Es entonces cuando las residencias o los equipamientos sociosanitarios se hacen necesarios. Tener que llevar a tus padres a una residencia sabiendo que no les gusta y no quieren genera una especie de duelo, sobre todo a muchas mujeres, que sienten culpa. He entrevistado a mujeres que lloraban pensando que habían abandonado a sus familiares. Esto es un desafío del siglo XXI que en Europa se ha manifestado con toda su crudeza, porque tenemos familias muy estrechas debido a la baja natalidad.
Aunque las sociedades latinoamericanas no han llegado a un nivel de envejecimiento como el de España, están empezando a envejecer cada vez más rápido. Como países que estamos detrás de la curva, ¿qué recomienda para preparar mejor el cuidado de personas mayores?
Esta es una tendencia mundial y esta longevidad va a llegar aquí también, seguramente en algunos estratos sociales ya se está dando. Además de las personas mayores, también están las necesidades de cuidado de la infancia de las familias. Ahora tenemos menos hijos, pero al mismo tiempo somos más exigentes con lo que un niño o una niña necesita. Hay aquí también una injusticia social porque quienes necesitan más cuidado son quienes menos tienen capacidad para proveerlos. Entonces son las mujeres quienes quedan más condicionadas por la cuestión de los cuidados. Además, las capas sociales más pobres tienen más hijos pero envejecen peor, con menos calidad de salud; por tanto, necesitan más cuidados que no pueden costearse. La desigualdad social es un elemento que pesa. Es importante generar políticas públicas que provean servicios de cuidado para que no todo recaiga en la familia y en las mujeres.
Hay un edadismo en nuestra sociedad que es difícil de detectar. Estamos infantilizando a las personas mayores".
Sobre los cuidados para personas dependientes, incluyendo la infancia, ¿cómo difieren las actitudes de la sociedad respecto a ese ámbito?
Están cambiando los modelos de paternidad según el género. Los hombres jóvenes, al menos en España, se alejan de la figura del padre autoritario y ausente que no estaba nunca en casa e intentan participar en el cuidado del recién nacido. Lo que pasa es que esto no dura mucho, porque la sociedad es muy rígida y hace que, de alguna manera, acaben siendo las mujeres las que cuiden. Pero sí, cada vez más hombres se implican en el cuidado de la infancia.
En cambio, es más difícil implicarse en el cuidado de las personas mayores porque la infancia tiene un futuro. Al cuidar a un niño le estás ayudando a crecer; a una persona en las etapas finales de la vida, la estás ayudando a morir. Además, en una sociedad cada vez más individualista, no se valora la vejez, lo que tiene que ver con que los mayores ya no están en un sistema productivo. Hay un edadismo en nuestra sociedad que es difícil de detectar. No nos damos cuenta, pero cuando llamamos a las personas mayores ‘los abuelos’, les tratamos con condescendencia o les decimos lo que tienen que hacer -como se ha hecho en la pandemia-, los estamos infantilizando y les quitamos su capacidad de agencia, como si no pudieran decidir por sí mismos debido a su edad.
Trayectoria
Dolors Comas-d’Argemir es catedrática emérita de Antropología Social de la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona). Se doctoró en la Universidad de Barcelona, e hizo estancias posdoctorales en l’École des Hautes Études en Sciences Sociales, París y en Goldsmiths’ College, Londres. Ha sido profesora en la Universidad de Barcelona y, posteriormente, en la Universitat Rovira i Virgili.
Ha sido concejal del Ayuntamiento de Tarragona, diputada del Parlamento de Cataluña y consejera del Consejo del Audiovisual de Cataluña (1999-2012). Con una larga trayectoria investigadora sobre mujeres, género y desigualdades sociales, sus investigaciones más recientes se han centrado en la implicación de los hombres en los cuidados, así como en las necesidades derivadas del envejecimiento.
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