Burlarse de alguien que escucha este grupo, a pesar que uno puede ser hijo o nieto de migrantes, es una manera de decir “yo no soy tan serrano como tú, yo soy mejor”

Existe, de todas maneras, una dualidad entre personas por reivindicar la palabra y otros que prefieren seguir considerándola inferior

“Corazón Serrano” fue lo más buscado en Youtube por los peruanos en el 2013; sin embargo, es, también, en un plano virtual como Twitter donde se generaron las expresiones más racistas en contra de esta agrupación. Juan Carlos Callirgos explica cómo funcionan los circuitos de diferenciación entre la cultura popular y las élites en nuestro país.

¿Cómo es que un término como el de ‘serrano’ puede generar acepciones tan opuestas?

En el Perú se considera que hay regiones geográficas donde predomina un «tipo de raza». Cuando decimos ‘serrano’, pareciera que se hace referencia a un área determinada, pero en realidad se racea la etiqueta y se utiliza despectivamente. En el caso de este grupo musical, el término es usado de forma positiva, pues les brinda cierto orgullo. Existe, de todas maneras, una dualidad entre personas por reivindicar la palabra y otros que prefieren seguir considerándola inferior.

Corazón Serrano generó una ola de comentarios racistas cuando sus imitadoras se presentaron en “Yo Soy”, pero a pesar de la indignación, esto volvió a ocurrir con la muerte de Edita Guerrero, fundadora y vocalista, ¿por qué es tan difícil erradicar el racismo en las redes sociales?

La red social te permite cierto anonimato. Hay personas que pueden tener perfiles falsos o creados solo para emitir insultos. Las relaciones se despersonalizan en redes, y por lo tanto, pueden salir contenidos que uno no diría abiertamente o siendo reconocido. En el Perú estamos en un momento paradójico donde hay mucho racismo pero, al mismo tiempo, existe una condena muy grande. No es que la gente se declare abiertamente racista, solo que las redes funcionan como un canal de expresión de cosas que ya pasaban desde antes.

Corazón Serrano ha logrado hacerse conocido pese a no haber figurado en los medios masivos ¿Cómo pasa esto?

Eso tiene que ver con cómo se mueve el mercado y qué rutas de acceso a la fama tiene un cantante. No tiene que ver con la calidad de producto sino con circuitos de marketeo. En el Perú, hay distintos circuitos que pueden ser caminos rápidos a la fama para ciertas figuras que tienen una imagen con la que la élite se identifica. Al mismo tiempo, hay personas que no ingresan a este círculo tan fácilmente, como es el caso de Corazón Serrano, pero que tienen otros circuitos comerciales como conciertos y la industria informal de música con discos “pirateados”. Hay grupos que no están necesariamente en televisión y que no llegan a las clases medias limeñas, solo están en radios locales que las élites no escuchan, son como circuitos y pareciera que no se tocaran.

¿Cómo es que la música sirve para diferenciarse unos de otros cuando se supone que crea identidad nacional?

En todo país existen expresiones culturales, pero al mismo tiempo, en un país donde abunda la discriminación, a la gente no le gusta ser identificada como más pobre o más indígena. Se podría decir que hay gente que rechaza lo que se consideraría su identidad. Puedes encontrar serranos que serranean, como en Puno que reza el dicho “cholo cholea a cholo”. El que “cholea” no lo hace porque sea más blanco, sino porque al “cholear” se pone por encima, más allá de su color de piel. Burlarse de alguien que escucha este grupo, a pesar que uno puede ser hijo o nieto de migrantes, es una manera de decir “yo no soy tan serrano como tú, yo soy mejor”. Y eso es una tragedia para nuestro país.

¿Cómo ve el camino frente a las expresiones racistas en la actualidad?

Creo que los medios de comunicación son importantes pero también esquizofrénicos. Por un lado, están indignados por el racismo, pero por otro se festeja la Paisana Jacinta, el Negro Mama y otro tipo de programas que refuerzan estereotipos de belleza o estatus social. Por otro lado, quiero ser optimista ya que hay más personas que denuncian esto y más indignación. Cambiar una cultura no es algo que se haga por ley ni de la noche a la mañana, el cambio es lento pero al menos hoy en día tenemos una mayor capacidad de indignación que hace tiempo y eso es un progreso.