"Los desastres son la consecuencia de una mala gestión de la vulnerabilidad y el riesgo"
Rashmin Gunasekera se ha dedicado por más de quince años a la evaluación de riesgos de desastres, así como el financiamiento de riesgos en la región de América Latina y el Caribe. Él visitó nuestra Universidad hace unos días para dar la charla «Role of academic, public and private sectors in disaster risk quantification: demand, applications, and future trends», organizada por la Maestría en Ingeniería Civil y la Escuela de Posgrado.
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Rashmin Gunasekera
Especialista en Gestión de Riesgos de Desastres en el Banco Mundial y catedrático honorífico en el University College de Londres (UCL).
Texto:
Gabriela PérezFotografía:
Alex Fernandez
¿Existe diferencia entre un riesgo y un desastre?
Es importante hacer una distinción entre lo que es un riesgo natural y un desastre. Los riesgos son las posibles pérdidas que ocasionaría un desastre, ya sea en términos de vidas, salud, bienes, servicios, etc. Por otro lado, los desastres son los daños que se generan como consecuencia de una mala gestión de la vulnerabilidad y el riesgo. Por ejemplo, si un terremoto se da en un área remota y desolada, puede que no sea considerado como un desastre; sin embargo, si este se da en un lugar poblado, como el sismo que tuvieron ustedes en el año 2007, entonces sí se puede considerar como un desastre.
Vivimos en una región muy accidentada y que frecuentemente lidia con desastres. ¿Qué otros elementos, aparte de la tecnología, juegan un papel importante en la prevención de estos desastres?
Las políticas públicas y las regulaciones locales son importantes para la reducción del riesgo de desastres; por ejemplo, mejores códigos de construcción, basados en reportes de desastres previos, son fundamentales. De la misma forma, es importante capacitar a la población, informarla sobre potenciales riesgos, y prepararla para la reducción del riesgo y para enfrentar un posible desastre. Esto va de la mano con la educación, pues es clave tener conocimiento de los daños que puede causar un riesgo natural y el proceso por el que se produce, así se puede tener una mejor compresión y coordinar medidas de acción oportunas para estar mejor preparados.
El último terremoto fuerte aquí en Perú fue el del 2007, el cual dejó muchos daños naturales y pérdidas humanas. ¿Cómo se puede tener un buen manejo de la crisis generada por el desastre?
La reducción de riesgos de desastres debe ser concebida de forma integral, así se puede minimizarlos usando medidas físicas de prevención, como construir estructuras antisísmicas. Pero también se puede reducir el riesgo desarrollando estrategias de financiamiento ante posibles desastres, algo similar a un mecanismo de seguro, para esto no solo se debería incluir el área de salud, sino también las de rehabilitación y de reconstrucción. Nuevamente, la educación es importante. Es fundamental realizar estudios y recopilar información sobre desastres del pasado para elaborar estrategias que permitan mitigar los impactos negativos.
¿Cómo contribuyen los estudios sobre sismos pasados al desarrollo de nuevos métodos de alerta y prevención?
Como mencioné anteriormente, a partir de los grandes desastres del pasado, hemos aprendido mucho. Hemos aprendido de terremotos estudiando sismos como el de 1989 en Loma Prieta (EE.UU.), el de 1995 en Kobe (Japón), el de 1999 en Koceali (Turquía). Todos son diferentes por sus características y el entorno en el que se desarrollaron. La comunidad científica ha aprendido mucho, por ejemplo, se ha estudiado la energía que irradian los terremotos y el impacto que esta tiene en las estructuras. Asimismo, se aprende comparando los sismos de Haití (2010), Chile (2010) y Japón (2011), estudiando las causas de por qué este último también causó un tsunami. Esto nos ha permitido confirmar que se debe pensar no solo en los riesgos sino también en los factores que incrementan la vulnerabilidad de la población.
Para un pueblo o ciudad, ¿qué riesgos implica la existencia de un volcán activo?
Todos los volcanes se comportan de manera distinta; por ello, se debe considerar cada caso particular. Sin embargo, existen ciertos riesgos comunes, como las emisiones de cenizas, que pueden causar mucho daño a la salud de las personas, y afectar a las propiedades y bienes materiales. Por otro lado, algunos volcanes presentan las emisiones de flujos piroclásticos, que son los flujos incandescentes que arroja un volcán a una velocidad muy alta y que pueden afectar a la población. Por ello, existen muchos riesgos a considerar y hay que tener en cuenta que existen aproximadamente 1,500 volcanes activos en el mundo. Por eso debemos saber cómo estar mejor preparados, trabajar con las comunidades y educarlas en el tema.
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