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“Una reforma de transporte no es un proyecto a corto plazo”

  • Mariana Alegre
    Coordinadora general de Lima Cómo Vamos
  • Texto:
    Katherine Subirana
  • Fotografía:
    Alonso Chero

¿Cómo evalúas el enfoque con el que se han desarrollado las reformas de transporte en Lima?

Lo más importante para el desarrollo del transporte de una ciudad tiene que ver con el enfoque con el que se trabaja. La tendencia actual en el mundo es apostar por la movilización urbana sostenible, que coloca a la persona en el centro de las políticas públicas. Un alcalde que usa este enfoque va a priorizar al peatón, al ciclista y al transporte público por sobre el uso del auto particular, por dos elementos: la sostenibilidad y el hecho de que la cantidad de viajes en transporte público sobrepasa a la cantidad del transporte particular. En Lima no se está haciendo esta apuesta. Un bypass o una autopista está atendiendo, en principio, a los conductores de autos privados si no se contempla corredores exclusivos o medidas específicas para el transporte de buses. La gestión anterior tampoco estuvo enfocada en el esquema correcto porque no fueron más allá del discurso y algunos hitos vinculados a la promoción de la bicicleta, por ejemplo, o a la tardía implementación del Corredor Azul.

¿Cuánto nos afecta la falta de continuidad de reformas entre gestiones?

La continuidad de las reformas es clave en una ciudad. Esta gestión está continuando el tema del Corredor Azul con su enfoque, con tropiezos y con sus reglas de juego. Entonces, ahí es donde hay que pensar qué reforma de transporte es la que la ciudad necesita. Una reforma de transporte no es un proyecto a corto plazo, o de una o dos gestiones.

¿Qué se está dejando de lado al plantear reformas?

El asunto de la planificación urbana en el transporte es fundamental. No se puede pensar en una ciudad en la que el desarrollo urbano no contemple la forma en la que se mueve la ciudad y la planificación del transporte. No tiene sentido pensar en la creación de un sistema de transporte de manera desarticulada.

¿Qué es lo mejor que se ha planteado o ejecutado en cuanto a reforma del transporte?

Que esta gestión continúe con la ciclovía me parece una cosa fantástica, continuar con la reforma del transporte también; el asunto es que hay que hacerlo más integral, más sostenido. Somos una ciudad que le tiene mucho cariño al cemento, creo que por una cosa aspiracional: si tienes carro, eres mejor, por lo que necesitas más infraestructura. Además, en este contexto posterrorismo, poscrisis y de mejor economía, ya nos podemos preocupar por el jardín y la palmera, porque antes no pasaba, no había tiempo para ello. Eso hace que se pueda tener tiempo y preocupación para ver elementos que tienen que ver con mejorar tu calidad de vida. En ese sentido, la revocatoria sirvió para discutir problemas urbanos: la gente empezó a debatir, por ejemplo, la reforma del transporte. A favor o en contra, pero se estaba examinando las cosas que afectan a la gente en su vida diaria.

¿Y qué medidas están mal tomadas para asegurar una adecuada reforma del transporte?

Dejar de invertir en el Metropolitano y en buses es una malísima idea. Creo que es importante. Y hay algo más en la gestión vial: la gestión metropolitana y las distritales fallan en el diseño físico y la administración de los flujos de viaje de la ciudad.

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