Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página

"Trataremos de darle mayor dinamismo al CAPU"

Según establece el Estatuto de la Católica, es atribución del arzobispo de Lima, en su calidad de Gran Canciller de nuestra Universidad, nombrar a quien se desempeñe como director del Centro de Asesoría Pastoral Universitaria (CAPU), en nuestro campus. El 27 de enero, el Consejo Universitario aprobó la propuesta del cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, de nombrar al R.P. César de los Heros Suárez, P.E.S. en dicho cargo. PuntoEdu conversó con él.

  • César de los Heros

Cuéntenos un poco sobre usted: ¿Cómo ha sido su trayectoria, su formación?

Bueno, yo nací en Lima y estudié en el Colegio Champagnat, de Miraflores. En 1990 conocí a los sacerdotes de la congregación de la que formo parte: Pro Ecclesia Sancta. Sentí el llamado de Dios en ese año e ingresé a formarme como sacerdote. Estudié Filosofía en la Facultad de Teología de Lima y Teología en Arequipa, adonde fui invitado para fundar una casa de mi congregación. Allá tuve mi primera experiencia universitaria pues fui invitado a trabajar en la Universidad Católica de Arequipa, donde hicimos pastoral, organizamos misas… ya para esto había trabajado también en confirmaciones en colegios como el Liceo Naval, el Lincoln, el Raimondi. Siempre he tenido ese vínculo con los jóvenes. En el 2002 me ordené sacerdote y en el 2005 volví a Lima y me convertí en capellán de la Universidad San Ignacio de Loyola. Bueno, en realidad, me mantengo todavía en la capellanía de esa universidad, pero tengo un equipo que está trabajando allá conmigo pues ahora también he sido nombrado capellán de esta Universidad. La idea es que voy a mantener el equipo allá y voy a asesorarlo.

Digamos, usted es una especie de cabeza con equipos que trabajan en ambas universidades.

Sí, aunque acá tengo más presencia, por ser esta Universidad más grande y porque estoy empezando. La ventaja es que en la Católica somos dos sacerdotes: el padre Lenin y yo, y también contamos con un seminarista que nos apoyará: el hermano Marcos. Ambos son ex alumnos de la Católica.

¿Qué funciones cumplirán estas dos personas?

Bueno, yo soy el capellán y el padre Lenin es el capellán adjunto. Entre los dos vamos a tratar de abarcar todo el trabajo ministerial como sacerdotes. Uno solo no podría pues hay mucha gente en la Universidad y la idea no es esperar que vengan a buscarnos, sino generar espacios para un contacto con los jóvenes. Entre él y yo vamos a planificar el trabajo, celebrar las misas, confesiones, etc. El hermano Marco, que es más joven, va apoyarnos en la organización de las actividades. Y, aparte, hay un equipo que ya trabajaba aquí y que seguirá con nosotros.


Usted mencionó a la Asociación Pro Ecclesia Sancta. ¿Podría contarnos sobre ella?

Pro Ecclesia Sancta es, podríamos decir, una congregación nacida en el Perú y fundada por un sacerdote jesuita: el padre Pablo Menor. Oficialmente existe desde el 92 pero es desde 1982 que comenzó la aventura espiritual del padre Menor, cuando él ya tenía 82 años. En ese momento comenzó a formar a los actuales superiores. Eso fue hasta el 1990 que ingresamos varios nuevos. Yo soy de la primera promoción después de los fundadores. Actualmente, somos una congregación de veinte sacerdotes, tenemos una casa acá en Lima, en Chaclacayo, fundación en Trujillo, en Chiclayo…, y una rama femenina también.

¿Pro Ecclesia Sancta es una asociación o una congregación?

Sucede que el padre Menor nunca tuvo la idea de formar una congregación. Era una asociación de laicos que se juntaba para generar recursos económicos para los novicios jesuitas. Luego, este grupo decidió que su labor no solo sea esa y se formó la Asociación Pro Estudios Superiores (APES), una asociación civil. Más adelante, cuando se le planteó un objetivo espiritual mayor, pasó a ser la Asociación Pro Ecclesia Sancta, en latín pero conservando las siglas APES. Con el paso de los años, el padre Menor fue buscando un sucesor entre los miembros de la asociación laica y, al no encontrar un sacerdote que lo pudiera sustituir, pidió autorización a la misma Compañía (a los Jesuitas) para formar dos jóvenes diocesanos como sacerdotes. Y así los formó, no sabemos en qué año ni en qué momento; pero el padre Menor recibió la inspiración de que ellos podían formar algo distinto, un carisma nuevo en la Iglesia. Así fue que, entre 1987 y 1988, comenzó, en sus escritos, a perfilar la idea de una nueva fundación.

¿Cómo describiría usted el carisma de Ecclesia Sancta dentro de la Iglesia?

El tema del carisma ha cambiado mucho. Antiguamente, las congregaciones se formaban en torno a un carisma o dos. Pero en este tiempo globalizado una fundación hace de todo. El carisma con el que nosotros hemos sido instituidos y generados por Dios es, como dice el nombre, para vivir y promover la santidad de una manera muy especial. Para recordarle a la Iglesia, incluyéndonos a nosotros mismos, que Jesucristo nos invitó a vivir en santidad.

¿Podría explicarle a un estudiante qué es vivir en santidad?

Existen muchas ideas no tan acertadas de lo que es la santidad. De repente heredamos una idea muy antigua… ¿Qué cosa es el santo? El santo es el que quiere ser como Cristo, el que imita a Jesucristo. Ahora bien, si yo quiero ser como Cristo, no debo hablar ni arameo ni vestirme con túnica. Seguramente Jesucristo en estos tiempos vendría a la Universidad, tendría amigos, en fin, lo que lo caracterizaría sería su amor a Dios y hacer las cosas bien. Hay un concepto de santidad que a mí me gustó muchísimo: «La santidad es hacer las cosas siempre bien», porque a Dios hay que rendirle todo lo que hacemos y hacerlo bien. Entonces, si eres estudiante, ¿cómo alcanzas la santidad? La respuesta es: siendo el mejor estudiante, el mejor amigo, el mejor ciudadano, el que le pone empeño a todas las cosas porque se las ofrece a Dios y a Dios no se le puede ofrecer cosas mediocres. Entonces, la santidad es una constante tensión para ser mejor. Obviamente, eso no se puede si no hay una experiencia personal con Dios, de arranque. Esa experiencia personal con Cristo te lleva a ser como él, a hacer las cosas bien.

¿Cuál es la relación entre Pro Ecclesia Santa y Avanzada Católica?

Pro Ecclesia Sancta es la congregación formada por todos los consagrados, sacerdotes, religiosos y religiosas… Avanzada Católica es el ente que junta a todos los laicos que quieren vivir la espiritualidad de Pro Ecclesia Sancta; es como un apostolado de los laicos.

¿Cómo llega usted a la Universidad Católica?

Bueno, el Cardenal nos pidió, como congregación, asumir la capellanía de la Universidad pues ya se cumplían cinco años del capellán anterior. El cardenal Cipriani conoce nuestro trabajo y ha estado cerca de lo que hacemos y, por eso, nos dio la confianza como Asociación Pro Ecclesia Sancta. Mi superior en Pro Ecclesia Sancta es el que me designó, por mi experiencia.

¿Cómo describiría su misión pastoral? ¿Cuál es el encargo que ha recibido?

La misión en concreto es seguir haciendo lo que se estaba haciendo pero tratar de mejorarlo, porque todo se puede mejorar. El día que yo me vaya seguramente alguien vendrá también a mejorar lo que yo haya podido hacer. Sobre todo, mi misión es que el CAPU signifique la presencia viva de la Iglesia en la Universidad. Entonces, trataremos de darle mayor dinamismo al CAPU. Queremos generar espacios en los que los jóvenes puedan conocer la fe de manera libre, donde podamos hacer debates sobre temas polémicos, donde ellos puedan conocer cuál es el punto de vista de la Iglesia. Después ellos optarán por aceptarlo o no, pero generaremos los espacios. Además, queremos generar espacios en los que los muchachos puedan encontrar espacios de ayuda al prójimo. Eso es importante, encontrar a Dios en el otro.


En esa línea, ¿se ha articulado o se piensa articular el trabajo del CAPU con el de unidades que hacen voluntariado y trabajo de responsabilidad social?

En realidad, una de las grandes cosas en las que estoy invirtiendo tiempo es en el tema administrativo. Como director tengo ciertas exigencias, como manejar presupuestos y coordinaciones, así que estamos en un trabajo de consolidar un plan para el año. Hemos venido haciendo algunas cosas, como programar la proyección de la película La Pasión para Semana Santa, pero ha sido poco el tiempo. Pero sí, me he contactado con varios decanatos, con algunas unidades… He conversado también con los vicerrectores y el rector y he escuchado qué es lo que ellos esperan de mí. Ahora tenemos que amalgamar un plan que pueda responder a las necesidades de todos.

¿Y qué esperan de usted?

Bueno, hay un montón de cosas que me han dicho pero, sobre todo, trabajar para que el alumno pueda encontrar un equilibrio espiritual; en realidad, todos los que trabajan en la Universidad, pero sobre todo los alumnos. Me han pedido mucho trabajar los valores. Hay una especie de enfriamiento con este tema, aunque ahora último se está recuperando bastante. Pero el tema ético moral es complicado y la idea es afianzar ese punto.

Sobre el tema de los valores, el año pasado, en la Universidad se realizaron diversas actividades para discutir ideas sobre el desarrollo y promover discusiones en torno a la Doctrina Social de la Iglesia. ¿Qué opina de ello?

Bueno, no estoy al tanto de lo que se hizo el año pasado. Pero me imagino que, como toda Universidad, y sobre todo Católica; el tema de los valores está siempre en discusión, en debate, la Universidad es eso: pluralismo, debate de ideas. Yo sé que aquí hay sacerdotes, teólogos y todo, y la discusión siempre está presente. Yo trataré de aportar sobre todo en el tema práctico.

¿Cómo ha sido su primer acercamiento con los sacerdotes de la Universidad y con la Facultad de Teología?

Bueno, recién estamos en el proceso. Mi asistente tiene una lista de citas pendientes y entre ellas están los distintos sacerdotes que, tengo entendido, recién se han incorporado con el inicio de clases. Pero ya me he entrevistado con el padre Rómulo Franco, el padre Ernesto Rojas… He saludado a algunos pero todavía están pendientes algunas visitas y entrevistas.


¿Cómo han sido sus primeras semanas en la Universidad?

En general, es una experiencia muy bonita. Me he sentido muy acogido. Veo que hay muchísima gente, hay mucha expectativa. Vienen los jóvenes a buscarme, a conocerme, se han enterado que hay un nuevo capellán; me han saludado muchas autoridades, y me siento muy contento. Veo que se puede hacer muchísimo, tenemos muchos proyectos, y le pido al Señor que haya frutos, solo Dios puede generar frutos reales. Hay que orar muchísimo para que Dios nos ayude.

Buscando información para preparar esta entrevista, encontré una noticia en la que se decía que usted había tenido un problema con un estudiante en la Universidad San Ignacio de Loyola.

En realidad prefiero no profundizar (en el tema), por el muchacho, porque son temas personales, pero sí te diría que fue un tema vocacional. Era un muchacho que quería ingresar a la vida sacerdotal, decisión con la cual sus papás no estaban de acuerdo. Es normal o natural una primera oposición de los padres, una preocupación, porque tienen planes para uno o quisieran tales cosas. Obviamente hay familias que terminan aceptándolo, otras que no.


¿Y en qué quedó la acusación que hubo?

No sucedió nada. Acudió a la televisión y, a Dios gracias, terminamos conversando incluso con la señora (la madre) y las autoridades de la Universidad, y quedamos en que la elección vocacional dependía totalmente del muchacho. Digamos, más que nada fue un susto de parte de ella. Y, obviamente, la prensa pues, es la prensa.

La Universidad es un lugar de debate en el que hay muchas posturas y discusiones, porque conviven distintas tradiciones. ¿Cómo se inserta usted en este espacio? ¿Cómo ve esta pluralidad de opiniones, incluso sobre la Iglesia?

La Universidad es como el mundo en pequeño. La tarea de la Iglesia, como mi tarea acá en la Universidad, es que se conozca la fe, el cristianismo. Hay muchos que son bautizados, que son católicos, pero que no conocen su fe. Hay cierto desconocimiento en varios temas. Obviamente, yo tengo que lograr que muchos se acerquen a Dios y, si puedo todos, todos. Pero siempre respetando el pensamiento y la posición de las personas. Muchísimo respeto por los que no creen, por los que creen en otras religiones, por los que creen en otras iglesias, incluso por los católicos que, siéndolo, discrepan con algunos temas de la Iglesia. No significa el respeto que yo esté de acuerdo con ellos, pero ese desacuerdo intelectual no implica distanciamiento. Un respeto profundo y, a la vez, un deseo –y pondré los medios adecuados– para que las personas puedan conocer la fe. Basta que la conozcan, de verdad que la conozcan tal cual, que conozcan a Cristo tal cual, y solos van a seguirnos.

Más información
Centro de Asesoría Pastoral Universitaria (CAPU)

Deja un comentario

Cancelar
Sobre los comentarios
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los comentarios pasan por un proceso de moderación que toma hasta 48 horas en días útiles. Son bienvenidos todos los comentarios siempre y cuando mantengan el respeto hacia los demás. No serán aprobados los comentarios difamatorios, con insultos o palabras altisonantes, con enlaces publicitarios o a páginas que no aporten al tema, así como los comentarios que hablen de otros temas.