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"Los artistas dan un testimonio de no sometimiento a la norma"

Jorge Edwards es un intelectual y artista fascinante que estuvo en la Católica como parte del jurado del Premio Nacional PUCP, en la categoría Novela. Su visita fue aprovechada para que, como reconocimiento a su aporte a la literatura latinoamericana contemporánea, fuera distinguido como Profesor Honorario de nuestra Universidad. Aprovechamos nosotros también para conversar con él.

  • Jorge Edwards

Ha mencionado que pertenece a una generación de escritores que escribía por vocación y no como profesión.

Cuando comencé a escribir, no había posibilidad de que uno fuera un profesional de la escritura: la literatura era marginal y vocacional. Después, eso cambió. Me ha tocado ver a jóvenes que comienzan pensando que la literatura da dinero. La realidad de ahora permite tener esas fantasías, que en mis tiempos no eran imaginables. Yo pensé: me ganaré la vida como sea y escribiré de noche, los fines de semana o robaré tiempo para escribir. Eso tenía una cantidad de desventajas, pero ventajas también. En cierto modo, era un escritor más concentrado; uno no estaba con la prisa de hacer entrevistas o de pensar en función de premios.

¿Era una literatura más comprometida?

Era una literatura más comprometida con la literatura, pero no necesariamente con la sociedad. En mi tiempo había escritores muy comprometidos, y otros más «puros» que no se interesaban mucho en la repercusión social de su escritura.

Ahora los productos están más al servicio del mercado.

Cuando se contrata a un entrenador de fútbol se le exige rendimiento: que meta goles, que gane partidos. Ahora, cuando se contrata a un editor se le exige que encuentre libros que se vendan: que meta goles en el mercado. Es bastante alarmante el proceso, pero no soy tan pesimista porque encuentro que la edición pequeña y artesanal está saliendo. Hay muchas maneras de escaparle al mercado: estos fenómenos de reacción, de ir a contracorriente, son eternos y nunca van a terminar, felizmente.

¿Queda espacio para la independencia del artista?

Creo que sí. Pero siempre fue muy problemática la independencia del artista: el viejo artista del siglo XVI, por ejemplo, era un gran embajador, un ministro de Estado, un burócrata, un hombre rico que, sin embargo, salía artista; y había también tipos que venían del mundo más popular o, incluso, de cierta delincuencia, y resultaban grandes poetas. Los artistas dan un testimonio de no sometimiento a la norma general.

¿Cómo lidia con la censura?

La censura no puede conseguir sus objetivos porque basta que se censure un libro para que obtenga una publicidad gratuita impresionante. Por ejemplo, mi libro Persona non grata. Una vez se me acercó un cubano, en una conferencia que di en EEUU, y me dijo: «Yo estaba preso por disidente en la Habana. Su libro circulaba dentro de la prisión y había que pagar para leerlo. Yo pagué diez pesos, pero tuve derecho a tenerlo una sola noche. Así que no dormí». ¿Dónde puede conseguir un autor un nivel mejor de lectura que ahí, en medio de la censura y en la cárcel de un país?


La censura sigue ahí. En Cuba, recientemente han golpeado a Yoani Sánchez, una bloggera que lucha por la libertad de expresión.

Hay un sistema que hostiliza a la gente que toma una pequeña libertad. Cuando ella salía con este blog, me sorprendía que no le hicieran nada… y, finalmente, lo hicieron. Cuando estuve en Cuba, venía de haber sido en toda mi juventud un hombre de izquierda. Y pensé: aquí el progreso y el humanismo no están en el lado oficial, sino en esta gente que resiste y que tiene espíritu.

Aunque ese régimen está en decadencia, surgen simpatizantes.

Hay un ejemplo terrible que da Fidel Castro a los gobernantes latinoamericanos ambiciosos: estar 50 años en el poder. Entonces, llega un tipo como Chávez, que se quiere quedar en el poder. En Chile, por ejemplo, cuando la izquierda dice que hay que atajar a la derecha, yo digo: «No». Una izquierda moderna lo que debe decir hoy es: «Vamos a hacer un programa mejor que el de la derecha, vamos a ser más eficientes, vamos a tener más justicia, más equidad, mejor educación, más cultura, más libertad». Pero si la obsesión es atajar a la derecha, un tipo va a llegar al poder para hacerse reelegir toda la vida, y eso es muy peligroso.

Gustan los líderes fuertes…

El caudillismo latinoamericano no ha terminado; viene del siglo XIX e incluso de los conquistadores españoles. Es una gran peste latinoamericana. Tenemos que luchar contra eso.

Y en la Literatura, ¿cuál es la lucha?

Primero, por hacer buena literatura. Vale la pena es hacer buena literatura, y no es fácil. En una sociedad donde se buscan resultados prácticos e inmediatos, tener la persistencia para escribir una novela en tres años y a veces no ganar mucho dinero por ello, es heroico. La otra lucha es, en el fondo, por la libertad. Porque la literatura es libertad y la libertad es la literatura esencial.

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El miércoles 25 de noviembre, Jorge Edwards recibió la distinción de Profesor Honorario por parte de nuestra casa de estudios.
Descarga el discurso que pronunció en la ceremonia.

Entrevista: Rosario Yori
Fotos: Franz Krajnik

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