CEMDUC 
Cuando se empezó a idear el proyecto de PuntoEdu, trabajamos incansablemente durante tres meses para armar una propuesta atractiva que captara la atención del alumnado, pero, también, del público fuera de la PUCP. La meta era clara: que la universidad fortaleciera sus vínculos con la sociedad y mostrara todo lo que se hacía aquí. En ese proceso, formé parte del equipo encargado de las noticias deportivas.
Recuerdo que nos reuníamos cada mañana para conversar e imaginar cómo dar forma a este proyecto tan importante. Guardo con especial cariño las enseñanzas de Paty y Yuyu, quienes lideraron con entusiasmo y cercanía.
Más allá de reforzar las capacidades adquiridas en las aulas, PuntoEdu me hizo comprender la importancia de la iniciativa. Hoy lo llamaríamos “espíritu emprendedor”. Como comunicadores, ingresábamos en una era marcada por nuevos medios y formas de consumir noticias. Veinte años después, esa necesidad de adaptarse sigue siendo evidente: debemos combinar habilidades administrativas y creativas.
Siempre recuerdo con cariño a PuntoEdu. Fue un espacio que fortaleció lazos en nuestra comunidad, nos conectó con los problemas del país y, sobre todo, nos dejó recuerdos de un grupo humano entrañable que hasta hoy se abraza con afecto cada vez que se reencuentra.
