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Noticia

Informe PuntoEdu sobre los suelos de Lima y la posibilidad de construir sobre ellos

Si bien en los últimos tiempos no hemos sufrido un sismo de gran magnitud en nuestra capital, para prevenir algún desastre, es necesario conocer los distintos tipos de suelo que tiene Lima y cómo construir adecuadamente en cada uno de ellos. Nuestros especialistas nos instruyen.

  • Texto:
    Oscar García
  • Fotografía:
    Juan Pablo Azabache

Para entender cómo se ha formado nuestro suelo, hay que retroceder hasta la época de la última glaciación. “Lo que se conoce como el valle original de Lima fue construido geológicamente por el -en ese entonces grande- río Rímac, que trajo mucho sedimento”, explica la Dra. en Mineralogía y coordinadora de la Especialidad de Ingeniería Geológica de la PUCP, Silvia Rosas. El jefe del Laboratorio de Estructuras Antisísmicas de nuestra Universidad, Mg. Daniel Torrealva, añade: “Con los años, el río Rímac ha depositado un conglomerado rocoso que se puede apreciar, por ejemplo, en la Costa Verde y se extiende debajo de Miraflores, Barranco, San Isidro, San Borja, Pueblo Libre, Jesús María, entre otros”.

Los mencionados distritos, y algunos más, gozan de un buen suelo conformado por afloramientos rocosos y estratos de grava coluvial-aluvial de los pies de las laderas. Este se caracteriza por ser firme, resistente y apto para construir. En la investigación “Mapas de Microzonificación sísmica en el Centro Histórico de Lima (Cercado de Lima y Rímac), Villa María del Triunfo y Callao”, elaborado por el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), esta zona ha sido catalogada de peligro bajo ante un sismo y tsunami.

Las áreas compuestas por un estrato superficial de suelos granulares finos y arcillosos son calificados, en la mencionada investigación, de tener un peligro sísmico relativamente bajo. Este se encuentra en sectores de Los Olivos, San Martín de Porres, Comas, Puente Piedra, San Juan de Miraflores, etc. Después, Lima posee suelos eólicos arenosos, presentes en La Molina y en zonas ubicadas entre cerros. Se les considera peligrosos. Según Torrealva, la forma en que se percibe un temblor en estos lugares es muy distinta a las superficies rocosas. “En Miraflores (cuando ocurre un sismo), se siente una vibración antes de que se muevan las cosas. Por otro lado, en la playa o en La Molina, percibes la onda de movimiento directamente, pues la vibración es filtrada por el suelo blando”, afirma.

Asimismo, hay superficies que cuentan con una napa freática muy alta, como los Pantanos de Villa, en Chorrillos, y algunas zonas en Callao. Estos suelos se caracterizan por ser granulares, tipo arena, y con agua a muy poca profundidad. Por ello, tienen un peligro muy alto frente a un sismo.

¿Cómo construir en estos suelos?

Nuestro país se encuentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico, una zona que se caracteriza por su intensa actividad sísmica. En el informe elaborado por el Indeci “Escenario sísmico para Lima Metropolitana y Callao: sismo 8.8 Mw”, se enfatiza que las ciudades costeras del territorio peruano presentan un peligro constante de temblores y tsunamis. “Actualmente, existen al menos tres áreas con importante acumulación de energía sísmica (…) que darán lugar a terremotos de gran magnitud en el futuro. La más importante de estas zonas, en términos de tamaño y magnitud estimada, se ubica frente a la costa central de Perú, abarcando la región Lima”, señala.

Por su parte, el Centro de Estudios y Prevención de Desastres (Predes) realizó el estudio “Diseño del escenario sobre el impacto de sismo de gran intensidad en Lima Metropolitana y Callao – DEIS 2012”. Las conclusiones arrojaron datos devastadores: para un movimiento telúrico de 8 Mw, se estiman 68,006 fallecidos y 779,338 heridos; mientras que, en viviendas, se calculan 122,541 destruidas y 193,489 inhabitables.

Por ello, es esencial saber cómo construir de manera adecuada y segura. Para que sea considerado antisísmico, el Mg. Alejandro Muñoz, docente del Departamento de Ingeniería de la PUCP, afirma: “Antes se creía que en suelo rígido se tenía que hacer un edificio flexible, a fin de que no coincida el movimiento del suelo y la edificación. Ahora se ha determinado que lo mejor es hacer edificios rígidos en todos los tipos de suelo”.

En esa misma línea, los profesores principales del Departamento de Ingeniería, el Ing. Manuel Olcese, jefe del Laboratorio de Mecánica de Suelos de la PUCP, y el Mg. Jorge Zegarra, vicepresidente de la Asociación Peruana de Ingeniería Geotécnica (APGEO), señalan que se puede construir en cualquier superficie. “La única limitación es económica; es decir, en algunos casos, la cimentación puede costar más por el tipo de suelo que se encuentre”, enfatiza Olcese.

Las distintas zonas de Lima necesitan tratamientos diferentes a la hora de erigir edificaciones sobre ellas. “En aquellos suelos que son resistentes y firmes, las estructuras se cimientan sin mayores precauciones especiales”, dice Torrealva. Asimismo, el costo es menor.

Los suelos eólicos arenosos, al ser más blandos, necesitan otro tipo de tratamientos y cuestan más. “Tienen más facilidad para deformarse con el peso de las estructuras que los suelos rígidos”, destaca el especialista.

Por otro lado, Muñoz recomienda no construir en suelos que presentan arena y agua, pues podría producirse “licuefacción”. “Esto es, que la arena se vuelva como un líquido, y la edificación que está encima se asiente y se venga abajo”, detalla.

Un caso especial es el de las viviendas ubicadas en cerros. Torrealva explica que, al no poder sostenerse en una pendiente, es necesario colocar una plataforma como base para su construcción. El problema es que no se hace siguiendo las normas de la ingeniería y, más bien, se incurre en un diseño improvisado. Esto puede suceder en cualquier distrito y en todos los niveles socioeconómicos. “Un ejemplo es el asentamiento humano Lomo de Corvina (Villa El Salvador). Allí vamos a tener un gran problema cuando ocurra un terremoto”, comenta Muñoz.

Informalidad, el verdadero peligro

Hay que enfatizar que el principal problema de las edificaciones en nuestra ciudad no es el tipo de suelo, sino la informalidad. “Si lo que se construye no se ajusta a lo que manda el Reglamento Nacional de Edificaciones, pueden ocurrir fallas que causen la pérdida de vidas humanas o daños materiales”, señala Olcese.

Por su parte, Zegarra enfatiza la necesidad de realizar un Estudio de Mecánica de Suelos (EMS), antes de iniciar la construcción de una edificación. “Este debe hacerse de acuerdo con la Norma E.050 Suelos y Cimentaciones. Asimismo, se requiere que el diseño estructural se efectúe acorde con la Norma E.030 Diseño sismorresistente y E.060 Concreto armado”, detalla. Para él, la construcción y supervisión del edificio, desde luego, tienen que estar a cargo de un ingeniero civil colegiado.

Un fenómeno que vemos actualmente en nuestra ciudad es la sustitución de casas, conformadas por 2 o 3 pisos, por edificios de varias plantas. ¿El suelo limeño está apto para esta transformación? “Si sacaras todas las casas de Lima y pusieras edificios de 20 pisos, el suelo ni se daría cuenta”, responde Muñoz. Ello se debe a que cada metro excavado permite construir dos pisos y medio. Como ejemplo, Zegarra da el caso de una vivienda en Surco que se demolió para dar paso a un edificio de 26 pisos de 10 sótanos: “Se construyó sin ningún problema, ya que el diseño siguió las normas exigidas y los procedimientos constructivos fueron adecuados”.

Una buena noticia es que recientemente acaba de publicarse la Resolución Ministerial que aprueba una nueva versión de la Norma Técnica E.050 Suelos y Cimentaciones del Reglamento Nacional de Edificaciones, que tiene como novedad ser un poco más exigente que la anterior. Precisamente, nuestro docente Manuel Olcese es presidente del Comité Técnico de Normalización de la mencionada norma, mientras que Jorge Zegarra es miembro del mismo Comité. “Se requiere que las entidades públicas encargadas de otorgar la ejecución de las obras y la licencia de edificación exijan su cumplimiento. Si no es así, entonces no se ha ganado nada”, remarca Olcese.

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