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Noticia

El reasentamiento involuntario como oportunidad de desarrollo

Dianna Pizarro, especialista de desarrollo social en la Región de Latinoamérica y el Caribe del Banco Mundial, llegó al Perú para participar en el “Curso Latinoamericano de Reasentamiento Involuntario”, que se desarrolla en el Centro Cultural PUCP hasta el 28 de noviembre.

  • Texto:
    Eduardo Alcántara
  • Fotografía:
    Mario Lack

Un reasentamiento involuntario puede traer consecuencias traumáticas para la vida de las personas que viven en zonas donde se ha planeado construir un proyecto a gran escala. El desplazamiento puede significar una súbita ruptura entre la sociedad y su entorno, y puede tener como resultado el empobrecimiento de la población reubicada.

Organismos financieros internacionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial, consideran el reasentamiento involuntario por proyectos de desarrollo como una situación a ser evitada, pero si no es posible, el reasentamiento deber convertirse en una oportunidad para el desarrollo de la población afectada.

“El reasentamiento involuntario se da básicamente por tres razones: proyectos de desarrollo, por desastres naturales, y finalmente el desplazamiento por violencia, como está sucediendo en países como México y Colombia”, explica Dianna Pizarro, especialista de desarrollo social en la Región de Latinoamérica y el Caribe del Banco Mundial, quien llegó al Perú para participar en el segundo “Curso Latinoamericano de Reasentamiento Involuntario” que ofrece la PUCP.

“El reasentamiento involuntario puede romper lazos sociales, económicos, y culturales. En el caso de las comunidades indígenas, tienen lazos religiosos con su territorio. La tierra y el entrono que uno está forzado a dejar crea impactos graves: hay poblaciones dedicadas a la agricultura que son desplazadas a la periferia, por ejemplo, y hay una ruptura gravísima”, indica la especialista estadounidense.

El factor humano es una prioridad

Antes de entrar al Banco Mundial, Pizarro trabajó en el BID durante siete años, apoyando proyectos que causaban impacto, y asesorándolos para asegurar una buena restauración de ingreso de la gente afectada.

Ya para ese entonces la capacitación era necesaria. “Les decíamos a los clientes qué tenían que hacer pero no el cómo”, comenta Pizarro, quien desde hace tres años promueve este curso.

Una de las fallas más importantes que ha encontrado, es que por mucho que uno puede organizarse, si no se toma en cuenta la capacidad y no se identifica a los actores para realizar el proceso, se puede estropear el proceso y al final fallar. El vínculo más débil rompe toda la cadena de actividades.

“Nos gustaría que las empresas prioricen el factor humano, antes que el factor dinero. Pero no siempre pasa eso. Un proceso de reasentamiento efectivo mueve a esta gente, le da un hogar y un título de propiedad, y los vincula a programas sociales”, finaliza.

El “Curso Latinoamericano de Reasentamiento Involuntario” se desarrollará en el Centro Cultural PUCP hasta el 28 de noviembre. Más información sobre el evento en nuestra Agenda PUCP.

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Ronald Paz

Nopude asitir al curso, mas aun la pandemia me recluyo estso dos años, soy consiente que el desarrollo rural debe de ser a travez de un corredor de servicios mutifuncional, enrgia, transporte de mercaderias y personas, banda ancha, dusctos de agua petroleo y gas. Todos esto sin con una sola afectación.