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Noticia

Cristina Planas gana el Emerging Voices Awards

Entre más de 800 artistas de 100 países del mundo, nuestra destacada escultora ganó el prestigioso “Emerging Voices Awards 2015″, otorgado por The Financial Times y Oppenheimerfunds. Su obra intenta tender puentes de diálogo.

  • Texto:
    Jonathan Diez
  • Fotografía:
    Victor Zea

«La honestidad. Lo fundamental de un artista es la honestidad con uno mismo y con su trabajo, creer en lo que está haciendo. Por ahí hay que comenzar. Ni siquiera por la creatividad o técnica, siempre lo primero es la honestidad”, cuenta Cristina Planas, artista egresada de nuestra Especialidad de Escultura y reciente ganadora del “Emerging Voices Awards 2015” (ver recuadro).

Cristina es directa cuando habla, va sin rodeos y se percibe que lo hace con seguridad. La artista cuenta que es muy visual, que ve la realidad en formas, estructuras y volúmenes. “De joven no sabía bien lo que quería. Entré primero a Diseño Gráfico, pero en la Facultad de Arte me di cuenta de que me apasionaba la escultura. Me cuestan mucho las palabras, todo lo imagino de manera escultórica”, cuenta sobre sus inicios en la PUCP. En el comedor de su casa, guarda con mucho cariño una pieza con la que egresó de la Universidad: una escultura de su madre cantando ópera.

En su taller de Barranco, rodeada de gallinazos, cuenta que siempre está tratando de encontrar nuevos puntos de vista, que es como una esponja que trata de absorber el mundo que la rodea. “Mi proceso creativo empieza cuando me planteo preguntas. Muchas veces, de una conversación saco toda una muestra individual. Estoy muy atenta a todo lo que me rodea y veo cosas que me incomodan en mi sociedad. Trato de plantear preguntas sociales desde las artes plásticas”, reflexiona Cristina con un tono crítico.

Arte y miedo

Planas estudió en la PUCP cuando el terrorismo llegó a la capital. “Lo que más recuerdo de mi adolescencia y juventud es el miedo, esa gran inseguridad de sentir que cualquier cosa te podía pasar. Creo que, por eso, muchas cosas que se reflejan en mi trabajo son denuncias, cosas que me conmueven o me tocan, como las víctimas del conflicto armado interno. Mi generación ha tenido una inf luencia muy fuerte de toda esa época”, dice la artista. Para ella, el arte debe incomodar, emocionar y, a la vez, plantear ideas, pues tiene la capacidad de hacer que las cosas cambien, de hacer pensar a la sociedad.

Tenemos al frente a una escultora peruana polémica, que opina, se mueve y ha recibido reconocimiento internacional por un trabajo que intenta tender puentes entre ideologías o maneras de ver el mundo. Planas piensa que el Perú es un país que no dialoga ni debate, y ella resalta la importancia del poder ‘no estar de acuerdo’, pues allí radica la base para una reconciliación real. “Lo más importante es el respeto por la opinión del otro. Podemos no estar de acuerdo y eso es totalmente válido, pues ejercita nociones de democracia, tolerancia y respeto, que le faltan mucho a nuestro país. Trato de que mi obra devele carencias para encontrarnos como sociedad y tender puentes”, reflexiona la artista.

Sin embargo, cuenta con tono resignado que muchas veces encuentra barreras muy fuertes para su trabajo. Ella intenta tender puentes, pero siente que se queda a medio camino y no logra pasar al otro lado. “Me he enfrentado al acallamiento y la censura, porque mi obra trata de ser una comunicación entre política, historia, sociedad y religión. En el fondo, mi obra opina sobre las esferas del poder, sobre cómo se maneja el poder en nuestro país”, explica.

La censura parece sacada de los libros de historia más remotos, pero no es así. En un mundo globalizado y comunicado, como en el que vivimos, todavía hay resistencia a temas que golpean la memoria de un país como el Perú. En ese sentido, Cristina señala que ella no pretende agradar y que sus obras no son comerciales, y confiesa que, en realidad, este premio fue una sorpresa. “En mi época no se podía vivir del arte, eran tiempos de crisis. Felizmente, esa dinámica ha cambiado, ahora hay un circuito para las nuevas generaciones y sí se puede vivir del arte porque se están abriendo cada vez más espacios”, dice. Y enfatiza: “La clave está en ser honesto. Si no eres honesto contigo mismo, mejor dedícate a otra cosa”.

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