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Noticia

Conoce a los ganadores de la Beca Riva-Agüero – Bustamante de la Fuente 2019

Los proyectos de investigación de Abraham Abad y José Ignacio Peña, estudiantes del pregrado en Historia y la maestría en Historia, respectivamente, fueron seleccionados por el Instituto Riva-Agüero con el objetivo de incentivar el interés y la vocación por la investigación.

  • Texto:
    Suny Sime
  • Fotografía:
    Tatiana Gamarra

En la categoría Tesis de Licenciatura, el ganador fue Abraham Abad con su proyecto de tesis “La ‘escuela del buen vivir’: Gubernamentalidad y el problema de la vivienda en Lima (1950-1960). El caso de Ciudad de Dios”, asesorada por el Dr. Jesús Cosamalón. El objetivo de Abad es encontrar las formas en que el Estado usaba ciertas tecnologías pedagógicas para poder transformar a una población que veía como invasora y que no seguía las reglas de la vivienda y los cánones del urbanismo que proponía. “A través de estas tecnologías de gobierno, el Estado buscaba, de alguna manera, enrumbar la forma en que los pobladores vivían en los nuevos barrios que se iban acondicionando a los alrededores de la ciudad”, menciona.

El caso de Ciudad de Dios (San Juan de Miraflores) —primero una invasión, luego una urbanización popular— es paradigmático por la idea de pedagogía estatal que se quería aplicar ahí. “Mi hipótesis es que el Estado buscó instalar la idea de la pequeña propiedad, del ahorro, de la búsqueda de préstamo hipotecario, de la ayuda mutua, en suma, ideas del libre mercado en poblaciones que de repente no las tenían”, comenta Abad. “Hay que recordar que Ciudad de Dios fue impulsada por Pedro Beltrán y otros grandes adalides del liberalismo de la década del cincuenta”, agrega.

Abad, quien estudió Comunicación Audiovisual como primera carrera e Historia como segunda, comenta que siempre le interesaron los estudios históricos. “Espero que otros estudiantes también se interesen en la historia urbana, sobre todo contemporánea. Ya hay una perspectiva histórica suficientemente amplia como para que los historiadores empiecen a hacer una análisis estructural del proceso de explosión demográfica”, indica.

Para el ganador de la beca, hay un vacío en la historiografía peruana que tiene que ser urgentemente llenado. “Es la ciudad en que vivimos y es marcadamente distinta a la Lima virreinal o a la de inicios del XX. Ha habido una transformación fisionómica de la ciudad, que trajo consigo cambios en la distribución del espacio. Este tiene que ser un asunto necesariamente explorado por los historiadores del siglo XXI, la historia de la nueva Lima, que aún no ha sido escrita”, advierte.

Por otro lado, en la categoría Tesis de Maestría, el ganador fue José Ignacio Peña con su proyecto de tesis “Mariano Ignacio Prado: Entre la gloria y la leyenda negra”, bajo la asesoría de la Dra. Margarita GuerraSu objetivo es contar la verdad sobre el dos veces presidente Prado Ochoa (1865-1868 y 1876-1879) y destacar su papel en la Revolución de 1865 y el Combate del 2 de mayo. “Lo tiñe una leyenda negra que ha sido usada políticamente desde Nicolás de Piérola; luego en los años treinta, cuando sus hijos eran candidatos a la presidencia; luego en los setenta, cuando Velasco fue contra el imperio Prado; y hace poco, en un libro de Víctor Andrés García Belaunde”, señala.

Peña destaca la importancia de su patriotismo, pero no se queda solo con los aciertos, también repasa sus errores. “En la desesperación del momento cuando perdíamos la guerra con Chile, él decidió irse a buscar más armamento. Dejando a los militares en Arica, cometió el error político de irse. Pero le atañen que se llevó la colecta pública, que nunca más volvió, que su familia se enriqueció después de eso; ahí se forma una leyenda que va creciendo y difundiéndose”, apunta. “El mismo Jorge Basadre cuenta que él nunca se llevó la colecta. Me pareció necesario tratar este tema, para aclarar, a través de documentos —como cartas— a los que he podido tener acceso y el trabajo de los grandes historiadores, qué pasó con Mariano Ignacio Prado”, añade.

Para Peña, quien es abogado de formación, el expresidente es un personaje muy maltratado. “Y si bien es familiar mío, quiero contar la verdad documentada y dejando las pasiones de lado; por eso, tengo como asesora a la Dra. Guerra”, declara. “Tuvo sus cosas buenas, tan es así que su hijo Leoncio Prado, antes de ser fusilado, le dejó una carta: ‘Padre, me van a fusilar por haber defendido a mi patria’. Sus hijos lo tenían en muy buen nivel. Pasa que se lo ha usado políticamente”, concluye.

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