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Noticia

Televisión basura: un análisis legal

Para el 27 de febrero se ha convocado una marcha en contra de la denominada “televisión basura”. Conversamos con Martín Carrillo, docente de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la PUCP para que brinde su opinión sobre las responsabilidades que deben asumir los medios de comunicación, el Estado y la ciudadanía ante los excesos en la televisión.

“La expresión social está poniendo en evidencia lo que muchos identificábamos como un pendiente, una situación necesaria de revisar porque los medios de comunicación y los anunciantes no han hecho demasiado al respecto para mejorar”, comenta el abogado Martín Carrillo, docente del Departamento de Derecho y especialista en legislación para comunicaciones. Diversos programas de la televisión en el Perú han provocado un intenso debate. Incluso, para el 27 de febrero, se ha convocado una marcha que busca presionar para que se aplique la Ley de Radio y Televisión (Ley Nº 28278) y eliminar lo que consideran excesos en ciertos contenidos.

“El marco legal existe, lo que falta es un mayor empoderamiento social, que los televidentes sientan que son usuarios de un servicio y que pueden expresar sus opiniones”, agrega Carrillo quien señala, además, que falta una labor más intensa del Estado dentro de sus competencias fiscalizadoras. “Tienen que ser mecanismos eficientes y oportunos. No se trata de una persecución a los medios, sino la de garantizar la vigencia de un marco legal. Si bien hay ejemplos de sanción, son pocos con el tiempo transcurrido”, afirma.

Qué es «basura» y qué no

Muchos dicen que el término “televisión basura” entra en un campo subjetivo. Sobre ello, el docente señala que cada parte tendrá que demostrar la calificación y el criterio que la sustenta. “No hay una tipología cerrada. Es en la aplicación práctica que vamos encontrando los límites que pueden tener márgenes distintos según las épocas y las sociedades. Eso hay que ir construyéndolo pero debe haber una autoridad con competencia para tal efecto”, comenta. Sin embargo, aclara que los principios generales que regulan la actividad, que se basan en la Constitución y en los principios generales de los derechos humanos, pueden dar una idea clara sobre los límites.

¿Pero existe el riesgo de que la Ley de Radio y Televisión sea utilizada como un mecanismo de extorsión y censura por parte de algún gobierno autoritario? Para Carrillo, el riesgo siempre existe frente a una ley y sus interpretaciones. “Pero no estamos en ese escenario, creo que estamos en el otro: el de privilegiar el mercado y creer que en la libertad vale todo. La libertad se ejerce en un espacio definido por la Constitución. Vivimos bajo esas reglas y los medios están obligados a respetarlas porque, como dice la ley, son un servicio privado de interés público. Cuanto más importante eres, asumes más responsabilidades”, dice.

La importancia de las alternativas

“Si no te gusta lo que ves, entonces cambia de canal”, una frase común y expresada desde la orilla de los criticados que si bien apela a una libertad de elección, en la práctica, para Carrillo, no tiene eficacia ante una oferta homogénea. “¿Qué opción tengo a las seis de la tarde? Todas se parecen a las que acabo de abandonar. Si tuviéramos medios que comprendieran que la competencia es diversidad y no simplemente explotación del mismo formato, sería distinto”, señala sobre los realities juveniles. Queda clara la inclinación de los medios hacia una autorregulación que a la regulación con el marco legal. Pero, ¿con tanto interés económico de por medio y un rating que acompaña, es suficiente? La pregunta queda abierta.

Sobre la marcha del 27 de febrero, Carrillo señala que es una expresión válida y democrática, pero que será útil en la medida en que abra un espacio de canales de expresión y vigilancia ciudadana. “En buena hora que tengamos expresiones que permitan construir una agenda”, comenta, pero aclara que no se debe enfocar únicamente en sacar un programa o eliminar un personaje porque estas pueden ser salidas de maquillaje. “Se trata de abrir un espacio de diálogo para hacer de la radio y televisión abierta una mejor”, agrega.

Exigir a los medios de comunicación pluralidad y contraste es una necesidad urgente, considera Carrillo. “Se necesitan otras perspectivas para que el televidente tenga opinión. No hay que inventarse una sociedad diversa, somos una sociedad diversa. Por lo tanto, deberíamos vernos reflejados en los contenidos. Los medios de comunicación tienen responsabilidades y los ciudadanos debemos ejercer nuestros derechos”, finaliza. Cambiar de canal no es la única alternativa.

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