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Noticia

Lo permitido y lo prohibido en el espacio público

Conversamos con el Dr. Pablo Vega Centeno, docente del Departamento de Arquitectura, sobre la polémica desatada acerca de la autoridad para prohibir o limitar el uso del espacio público.

  • Texto:
    Diego Grimaldo
  • Fotografía:
    Sulsba Yepez

En palabras del Dr. Pablo Vega Centeno, docente del Departamento de Arquitectura de la PUCP, el espacio público está constituido –en términos urbanísticos– por las áreas comunes dentro del tejido urbano de la ciudad. En términos sociales, se trata de una propiedad pública de libre acceso y de usufructo para los ciudadanos, la cual es gestionada por sus representantes, es decir, en el caso peruano, por los gobiernos locales.
Recientemente, se han dado casos como la intervención de un sereno mientras una niña se tomaba fotos en El Olivar. “En realidad esta situación no es excepcional”, afirma el especialista. “Lamentablemente, los responsables de la gestión no velan por mantener un espacio para el disfrute de los ciudadanos. Existe una ideología sobre el comportamiento del buen ciudadano (denominada ‘ciudadanismo’), que se ha multiplicado y está escondida bajo el argumento de ‘política de seguridad’. Se arrogan, en muchos casos, la decisión sobre cómo uno se tiene que comportar. El problema no solo es que, como en este caso, no te dejen tomar fotos, sino que incluso hay guardias que cuestionan la manera como uno se sienta en las bancas de un parque, como si se estuviera en un aula”, añade.

Lo que se puede

Vega Centeno afirma que la prohibición de una actividad en un espacio público por parte de la autoridad competente está justificada cuando esta impide el disfrute de los ciudadanos. Sentarse sobre el césped de un parque, por ejemplo, no debería ser materia de discusión. Por extensión, a su vez, llevar a cabo un picnic, siempre y cuando no incluya alcohol como bebida, pues ello está prohibido en la vía pública. “Aunque esto debería ser un tema de autocontrol, pues en otras ciudades del mundo sí está permitido”, comenta. Fumar tampoco debería “estar estigmatizado”, sostiene.

“Un colega francés que vive en la Residencial San Felipe decidió bajar al parque, pero un sereno le dijo que estaba prohibido sentarse en el césped, cuando se trata de un tipo de vegetación pensada para ello. No hay ordenanzas que lo impidan. Así que seguro algún superior o los vecinos le dijeron al guardia que era lo que se podía o no hacer. Esto pasa en Lima, se pierden derechos por decisiones de la gestión urbana y, en algunos casos, con el apoyo de vecinos poco tolerantes a la diversidad”, lamenta el profesor del Departamento de Arquitectura de la PUCP.

Cerrar calles, para festejar alguna fecha especial o practicar deporte, puede hacerse siempre y cuando se llegue a un acuerdo con las autoridades. “El tema aquí es cómo negociar. Los domingos se puede priorizar la calle como disfrute, como ocurre cuando se cierran algunas calles para hacer ciclismo. Esto se puede regular por intermedio de la municipalidad. Además, hay que considerar que no se prohíbe el acceso a los ciudadanos (a la zona), sino a los vehículos. Creo que la calle puede ser importante para mejorar la calidad de vida, siempre y cuando no se le vea solo como un medio para circular”, destaca Vega Centeno.

Lo que no se puede

El profesor del Departamento de Arquitectura de la PUCP, a propósito de los casos de vecinos que prolongaron la extensión de sus viviendas tomando por asalto calzadas e invadiendo espacios públicos, señala: “Esto no debería ser posible. Hemos construido una ciudad en la que se piensa solo en la vivienda, cuando lo que mantendrá la sostenibilidad de Lima es que aprendamos a vivir fuera de nuestras casas. La ciudad se vuelve peligrosa en la medida que se le abandona. Si se hace uso presente de ella y se ejercen nuestros derechos ciudadanos, se volverá más segura”.

Finalmente, a manera de conclusión, Vega Centeno afirma: “El espacio público no tiene una línea determinada y fija. Se trata de un lugar que expresa nuestra manera de ser como sociedad y en el que se realiza una negociación constante. Incluso sirve de sustento y presenta oportunidades a los más pobres. Allí aprendemos a construir una cultura ciudadana, con derechos y responsabilidades”. El espacio público es patrimonio común y debe favorecerse su uso como espacio social.

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