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La "inmadurez" de Maduro

  • Luis Popa
    Analista internacional. Docente del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP. Ex diplomático cubano.

Hay un viejo refrán en el Caribe que dice: «El problema no es ser gracioso, sino caer en gracia». Quizás es esto último lo que le falta al presidente venezolano Nicolás Maduro.

El extinto presidente Hugo Chávez, era el típico criollo de Sabaneta, su localidad natal, jocoso, ocurrente, risueño, chistoso, etc. No por gusto recientemente el presidente uruguayo “Pepe” Mujica dijo, antes de viajar a Caracas, que extrañaba a Chávez. Sin embargo el señor Maduro, en sus alabanzas a Chávez, ha entrado en una competencia para imitar a su antecesor. Ya son famosos sus gazapos y sus visiones de Chávez, al ver un pajarito que le silba como gesto de aprobación de Chávez o el rostro de este en un túnel, e incluso ir a dormir de vez en cuando al lado de su tumba en el Cuartel de la Montaña.

Pero lo más doloroso para el pueblo venezolano no son estas “inmadureces”, sino que en el proceso de parecerse al finado mandatario está aplastando los pocos vestigios de democracia que quedaban en Venezuela. Como es el caso de la llamada Ley Habilitante, la que sería aprobada por la Asamblea Nacional. De aprobarse, le daría a Maduro la potestad de gobernar por decreto durante un año y por tanto emprender lo que él ha denominado la “guerra económica”, a fin de poner coto al sector empresarial y a la oposición. De qué manera lo haría, promulgando la Ley de Precios, Costos y Ganancias, lo que a su juicio pondría fin al lucro de los comerciantes, con ganancias que no superen más allá del 30%. El empresario que incumpla sería juzgado por el delito de usura. Como antesala de esta acción gubernamental, Maduro decidió intervenir una de las cadenas más importante en Venezuela, DAKA, argumentando que obtenían márgenes de ganancias muy elevados a costa de los dólares preferenciales que les daba el Estado para sus mercancías importadas; es así que vendió los productos (en especial electrodomésticos) a precios regulados “… para que no quedará nada en los anaqueles”. Para muchos fue un verdadero saqueo, pero la palabra saqueo, fue censurada a los medios por una ley que regula el lenguaje.

Para poder aprobar la Ley Habilitante, los diputados chavistas han desaforado a la disidente del chavismo, la diputada María Mercedes Aranguren, quien ha sido acusada de corrupción. Su reemplazo ayudaría en la votación a obtener los tres quintos de los votos necesarios, es decir, 99 diputados.

Hugo Chávez siempre quiso ser un Fidel Castro, desde la cárcel añoraba conocer al líder cubano. Adoptó, como presidente, la forma de vestir de traje de campaña militar, se hizo llamar «Comandante en Jefe», como Fidel, pronunciaba largos discursos, realizaba interminables coloquios que duraban hasta altas horas de la madrugada, y así otras imitaciones más. Claro, le faltaba el lado más intelectual de Castro.

Ahora Maduro, quiere ser Chávez, sin despegarse de la versión castrista, retórica y la oratoria. Él tiene un punto a su favor, en los años 80 como líder sindical, fue formado en la Escuela Superior Ñico López del Partido Comunista de Cuba, por lo cual sus vínculos con los dirigentes de la Isla son de antaño, de ahí es que se especula que el libreto gubernamental de Maduro se diseña en La Habana.

En política exterior, la Venezuela de Maduro, quizás sea más radical que la de Chávez en sus acciones buscando el liderazgo de los países del ALBA, él tiene la experiencia de haber sido canciller por un largo tiempo. Sin embargo, no debemos olvidar que en Caracas, Maduro no gobierna solo, está el poderoso presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello, ex militar, ex alumno de Hugo Chávez, más nacionalista que de izquierda, y cauteloso con los cubanos, a pesar de haber mejorado sus relaciones con los mismos, después de su último viaje a Cuba. Los dos forman un binomio, que junto con el Partido Socialista Unido de Venezuela, las FF.AA. y las organizaciones chavistas son un bloque muy fuerte para la oposición. Las próximas elecciones municipales del 8 de diciembre ya están en juego, y la “guerra económica” de Maduro es parte de la misma.

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