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Noticia

Música en internet: de la piratería a la legalidad

El consumo de música en internet siempre ha sido motivo de controversia. ¿Cómo ha cambiado esto en los últimos tiempos?

  • Fotografía:
    Roberto Rojas

Todo comenzó con Napster. Si bien no es posible afirmar que fue la primera aplicación P2P (peer to peer) en línea, sí fue la precursora de las transferencias de archivos de música. En específico, los de extensión mp3. Como era de esperarse, la facilidad y, sobre todo, gratuidad que suponía su servicio, la volvió popular entre los jóvenes estadounidenses. En febrero del 2001 llegó a su cima tras alcanzar 13,6 millones de usuarios. El éxito, sin embargo, vio su fin en julio de ese mismo año. Napster fue demandada por numerosas casas discográficas e incluso algunos músicos.

Napster desapareció, pero el servicio que ofrecía no solo se mantuvo en la red, sino que evolucionó. E-mule, aplicación P2P cuyo logo era el rostro sonriente de una mula, se dio a conocer ampliamente entre el público cibernauta peruano a mediados del año 2002. Luego llegarían Lime-wire y Ares Galaxy.

Todas estas aplicaciones eran ilegales. Funcionaban en la clandestinidad, lo que resulta paradójico en el mundo web. Algunas aún existen. Napster nunca pidió autorización a los titulares de los derechos para usar sus canciones y, por ende, tampoco les pagó por el uso”, apunta José Diez, coordinador de la Oficina de Propiedad Intelectual.

Música legal

De allí, la aparición de Spotify, una aplicación legal y gratuita que ya está disponible en Perú y buena parte de Latinoamérica. En total, está presente en 55 mercados en todo el mundo y cuenta con 24 millones de usuarios activos y más de 6 millones de suscriptores de pago.

Desde su lanzamiento en Suecia en 2008, Spotify ha proporcionado más de un billón de dólares de Estados Unidos para los propietarios de derechos de autor y es la segunda mayor fuente de ingresos de música digital para discográficas en Europa.

A finales del año pasado, se generó una polémica en torno de la Apdayc y su supuesto corrupto proceder. Se especula en las redes sociales que la llegada de Spotify conformaría una alternativa para los músicos que quieren recaudar dinero por la emisión y reproducción de sus temas pero prescindiendo de Apdayc.

“Es importante tener en cuenta qué hace Spotify y qué hace Apdayc como entidad de gestión colectiva del derecho de autor. Spotify es un servicio de música bajo demanda, que funciona mediante la tecnología streaming, pudiendo en la versión de pago descargar la música a tus equipos. Spotify logra eso gracias a que los titulares de derechos de autor de las canciones los han autorizado para tal fin (los músicos mismos). Por otro lado, esos titulares de derechos de autor (que podrían ser los propios artistas o terceros a quienes ellos les han cedido sus derechos) suscriben acuerdos con Apdayc, en el caso peruano, para que gestionen sus derechos de comunicación pública, es decir, les dicen a la Apdayc ‘cobra por mí por el uso de mi música, por ejemplo, en radios, conciertos y discotecas’”, explica Diez.

En otras palabras, Spotify y Apdayc “no serían opuestos” y los músicos, más bien, podrían recibir regalías de ambas partes. Esto, debido a “en teoría, el acuerdo con el músico es suficiente porque el ya autorizó la comunicación pública. Es una autorización directa, sin el intermediario Apdayc. No obstante, existen casos en que el músico autoriza a Apdayc el 100% de la gestión del derecho de comunicación pública y el ya no podría cobrarle a Spotfy directamente”. No obstante, estos casos serían los menos.
Por el momento, se sabe que Mar de Copas, Gian Marco, Turista, Alejandro y María Laura ya han firmado acuerdos con Spotify.

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