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Noticia

Informe PuntoEdu sobre migración venezolana en Perú

La crisis política y socioeconómica que atraviesa Venezuela ha provocado que 2.3 millones de personas emigren y busquen una mejor calidad de vida. En ese contexto, el Perú se ha convertido en uno de los principales destinos para miles de venezolanos. Nuestros especialistas analizan el impacto de esta migración.

  • Texto:
    Akira Maeshiro
  • Fotografía:
    Tatiana Gamarra

El éxodo que sufre Venezuela está en nuestro día a día. De acuerdo con las cifras más recientes brindadas por Migraciones, 385 mil ciudadanos venezolanos han ingresado al país escapando de una situación que, a estas alturas, ya es un drama social. “En Venezuela hay una crisis política que ha provocado una serie de problemas en el acceso a derechos básicos, como alimentación y salud. Como en cualquier parte del mundo, esto provoca que la gente vaya saliendo”, explica la Mg. Cécile Blouin, docente del Departamento de Derecho e investigadora del Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la PUCP (IDEHPUCP).

De acuerdo con el informe Situación de derechos humanos de Venezuela, elaborado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y publicado en enero de 2018, más del 70% de encuestados señaló que durante el 2016 había perdido, en promedio, 8.7 kg de peso. Por otro lado, el 93.3% de la muestra consideró que sus ingresos eran insuficientes para comprar alimentos. Sin duda, estas cifras brindan un panorama de lo que ocurre en el país sudamericano y explican la salida masiva de venezolanos en búsqueda de oportunidades.

Destino Perú

La realidad en Venezuela traía consecuencias que, para la Mg. Blouin, tenían que ser previsibles. “Llama la atención que en la región nadie se haya preparado. Eso se hubiera podido saber desde hace años. Las personas no pueden seguir en un país donde no tienen qué comer, no tienen cómo llevar a sus hijos a la escuela porque tampoco hay transporte. Fue totalmente previsible y no va a bajar mientras siga la misma situación”, indica la investigadora y agrega lo preocupante que es, de acuerdo con las noticias, que cada país esté tomando decisiones totalmente diferentes. “La reflexión, para proponer y ser positivos, es que los fenómenos migratorios permiten mirarte como sociedad. Todas las propuestas que hagas tienen que ser planteadas como sociedad, en su conjunto, y ese es el reto”, destaca.

Asimismo, Blouin explica que, en toda migración, quienes primero se movilizan son los grupos con mayor poder adquisitivo. Pero en el caso de Venezuela, la situación viene cambiando aproximadamente desde marzo: “La última información que tengo es que están llegando caminando desde Tumbes. Ya no tienen ni para pagar el pasaje de bus. En Tumbes venden sus laptops o celulares en un mercado informal que se ha formado y viajan a Lima. Antes venían hombres solos, ahora lo hacen familias. Es un panorama concreto donde tenemos, en promedio, dos mil entradas diarias”.

Para la Dra. Tania Vásquez, socióloga por la PUCP e investigadora del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), la migración venezolana, por sus motivaciones, tiene características que la identifican. “Como en otras migraciones en condiciones de vulnerabilidad, se realiza por tierra y se asientan en uno de los países de la ruta para recoger fondos para seguir el viaje. Exploran qué les brinda este hogar temporal para ver si siguen y están evaluando estratégicamente las condiciones de su movimiento y sus ventajas relativas. La idea de migrar al Perú se da como un tránsito para dirigirse hacia los países del cono sur”, explica.

Pero, actualmente, al encontrarnos todavía en un proceso, los análisis definitivos quedan pendientes. “Viendo las estadísticas de la Superintendencia Nacional de Migraciones, en el caso de los ciudadanos extranjeros, la frecuencia de salida y de entradas está creciendo año a año, entre el 7% y 8 %. Según mi interpretación, tenemos un proceso móvil con mucha más intensidad, por lo que será difícil sacar conclusiones claras al corto plazo”, dice Vásquez.

Seguridad jurídica

En una lectura de la realidad, desde el año pasado, el Perú otorgó a los ciudadanos venezolanos que ingresaban al país el Permiso Temporal de Permanencia (PTP), un documento de regulación migratoria que permite que ellos puedan residir y trabajar en el Perú durante un año, con la posibilidad de acceder después a la calidad migratoria especial. Hasta el momento, cerca de setenta mil venezolanos cuentan con PTP.

En ese sentido, es necesario aclarar que el PTP, si bien acredita una situación regular, tiene sus limitaciones. “El acceso a derechos y a servicios en el Perú, como en otros países, está vinculado a cierta documentación, como el DNI, para los nacionales, y el carné de extranjería, para los foráneos”, indica Cécile Blouin. Esto desmiente el mito relacionado con un supuesto acceso directo al Sistema Integrado de Salud (SIS) por parte de los venezolanos asentados en nuestro país. “Nadie en el Perú puede afiliarse automáticamente, excepto ciertas categorías que se aplican sin importar la nacionalidad. Por ejemplo, las mujeres embarazadas”, explica la investigadora del IDEHPUCP.

Sin embargo, todos los intentos por regularizar la situación de los venezolanos entran en conflicto con las características de un mercado laboral como el nuestro. De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones, el 85% de los ciudadanos venezolanos en el Perú encuestados no tienen contrato de trabajo.

Es allí donde la situación de vulnerabilidad se hace más evidente. “Están ganando menos del sueldo mínimo y trabajando más. Los empleadores son poco escrupulosos y hay poca fiscalización. Es el terreno perfecto para que las personas venezolanas puedan sufrir abusos. Entonces encontramos condiciones laborales contrarias a la normativa nacional, que pueden llegar a niveles de explotación, maltratos y trata de personas que implica una privación de los derechos y de la libertad”, señala la docente del Departamento de Derecho.

Otro de los desafíos que se plantea es la situación de los niños y cómo el sistema educativo en el país los recibe. “El problema es que si no tienen los certificados escolares puede ser un problema para escolarizarlos y que puedan seguir sus estudios. No estamos hablando del perfil de cualquier niño migrante porque puede que haya caminado mucho desde muy lejos, que lleve días de viaje, que no haya ido a la escuela desde hace meses y que tenga una carga psicológica muy fuerte”, refiere Cécile Blouin.

Mirada económica

La predicción del Fondo Monetario Internacional sobre Venezuela es alarmante: la inflación llegaría a un millón por ciento a fin de año. “La situación es muy precaria. Los vaivenes económicos no son otra cosa que un reflejo de lo que pasa con el precio internacional del petróleo, que es su principal fuente de ingresos externos, una característica de los países en desarrollo”, declara el Dr. José Rodríguez, jefe del Departamento de Economía.

Además, para el docente, la crisis se agrava por una situación: “Es una economía muy intervenida, muy controlada y cerrada, y con pocas capacidades de importar. Por eso, el desabastecimiento que vemos en los medios de comunicación”.

Sobre si el Perú está en la capacidad de responder adecuadamente a esta coyuntura migratoria, Rodríguez indica que el Perú no es una economía con problemas resueltos. “El país no está con una economía boyante. Ha venido de una época de muy alto crecimiento, pero el contexto internacional no ha sido favorable. Hay diferentes situaciones que pasan en el mundo que provocan que siga siendo riesgoso el futuro de nuestra economía. A esto hay que agregar el hecho de que el Estado, que es un buen generador de empleo e impulsor de importantes inversiones, se ha puesto lento. Hay que ser solidarios con esta población que está deseando tener nuevas alternativas pero no es que tengamos las mejores capacidades para atenderlos, porque ni siquiera hemos atendido a nuestra población”, señala.

En ese sentido, Rodríguez señala que el reto es grande y habría que apelar a la cooperación internacional porque se necesitan recursos. “¿Qué pasará con quienes no consigan trabajo? Sus condiciones podrían ser tan precarias que podrían necesitar atención”, finaliza.

Por su parte, para el Dr. Mario Tello, docente del Departamento de Economía, hay cierta percepción en los países que reciben migrantes y que se replica en el Perú. “Desde el punto de vista del trabajador peruano, sea con grado profesional o no –que obviamente va a tener un equivalente con el inmigrante– no es una buena noticia la migración de venezolanos al Perú debido a que la mano de obra de afuera la ven como una competencia. Eso es parte del efecto migratorio y pasa cuando un peruano va a Estados Unidos, por ejemplo”, dice.

Pero para el docente, desde el punto de vista de la economía, el efecto puede ser mínimo debido, en primer lugar, al tamaño de la fuerza laboral del Perú. “Estamos hablando de 16 millones de trabajadores en el país y los venezolanos representan un bajo porcentaje. Si uno compara los flujos migratorios del Perú hacia los países ricos, como Estados Unidos, los porcentajes son mucho mayores”, dice.

Además, señala que la concentración de la migración se da particularmente en Lima. “No hay venezolanos que se vayan a las comunidades andinas, donde el porcentaje de pobreza es altísimo. Todo lo que pasa en la capital pensamos que es representativo del Perú, pero no siempre es así”, indica.

El otro motivo, y el más importante para Tello, es el modelo de desarrollo que tenemos que no genera empleo: “Tenemos un modelo económico donde, de cuatro trabajadores, tres son informales. En esta situación, los venezolanos aumentan la oferta de mano obra marginalmente y ocasionan esta percepción negativa de la gente. Pero independientemente de las migraciones, nosotros ya tenemos un problema en el mercado laboral, dado que el crecimiento no genera mucho empleo formal, lo que crea, por obvias razones, el trabajo informal. Que vengan venezolanos, que son menos del 4%, no tiene mayor impacto, pues el problema sigue siendo el mismo. Si los migrantes venezolanos tuvieran las mismas características que el peruano, como el acento, nadie se daría cuenta de las migraciones”.

Finalmente, para Tello, la competencia, en general, sea de productos o de trabajo, es buena para la economía. “Entre más competencia exista, es mejor porque enseña a las empresas, a los factores productivos y a la mano de obra a competir. Nos impulsa a hacer mejor nuestro trabajo y, por lo tanto, vamos a mejorar la productividad. Y eso tendrá un efecto positivo en la economía”, explica.

Fronteras

Hay voces en el Perú que piden que se limite el ingreso de venezolanos al país. Al respecto, la docente Cécile Blouin es clara: cerrar las fronteras no funciona. “Es una falsedad. Igual las personas llegarían de forma irregular y eso es terrible”. Sin duda, las referencias e imágenes sobre las migraciones en condiciones inhumanas abundan en el mundo.

En ese sentido, para Blouin, la posición que ha asumido el Perú es la correcta. “Obviamente plantea desafíos, pero ese es el camino. Si tomas otro, igual las personas venezolanas no van a dejar de salir de su país. ¿Cómo pretendes que dejen de salir si no tienen qué comer?”, declara.

Por su parte, Tania Vásquez también opina que la labor que viene cumpliendo el Estado en las fronteras no debería ser minimizada. “Esto permite que la migración sea organizada y que haya menos situaciones irregulares. Pero este control tiene que ser ejercido con una conciencia de recepción y sentido de ciudadanía hacia las personas que se están moviendo, y que no ponga al otro en una categoría cerrada de intruso”, explica. La socióloga añade que “hay una correlación entre gobiernos conservadores con una acción o voluntad política de controlar más y desarmar procesos migratorios. Esto puede pasar todavía en nuestro país”.

Pero, para Vásquez, más allá de los análisis, las migraciones van a continuar. “Tenemos que asumir esa realidad, que no va a retroceder, y administrarla de una forma más humanitaria y estratégica, no llevarse por las imágenes, tanto muy positivas como muy negativas, de una realidad que tiene muchas dimensiones”, enfatiza.

Por otro lado, no podemos negar una mirada empática ante un reflejo que nos acerca y asemeja. “No sé si con la misma intensidad, porque hay que tomar en cuenta variables, como la vulnerabilidad, la conflictividad o que se rompan un conjunto de seguridades en las personas, pero también hay un momento crítico que moviliza a los peruanos hacia el exterior desde los años 80. Luego ves cómo a finales de los 90 comienza a crecer y el proceso se extiende en Estados Unidos, España, Italia y Japón, y a países de la región, como Chile y Argentina. Compartimos con los venezolanos esa experiencia para resolver problemas de sobrevivencia”, finaliza.

Etiquetas:
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