Si bien acaba de ganar el Concurso Nacional de Nueva Dramaturgia Peruana, organizado por el Ministerio de Cultura, con su obra Este lugar no existe, Alejandra Vieira no se considera una dramaturga. Prefiere denominarse una artista escénica en formación. O, simplemente, alguien a quien le gusta escribir. Esa es la única certeza que ha tenido desde adolescente.

Después de acabar el colegio pensó en estudiar literatura. Finalmente, se decidió por la Especialidad de Artes Escénicas de nuestra Universidad cuando vio que incluía cursos de dramaturgia. “En el teatro no solo escribes, también transmites emociones a través de los actores”, dice.

Sus primeras obras, ¿Quieres salir? y Escondidas -que obtuvo una mención honrosa en el Concurso de Nueva Dramaturgia Peruana-, son comedias románticas que hablan sobre adolescentes. Temas como el amor, la amistad, el embarazo a una edad temprana y la presión de grupo juvenil aparecen como reflejos de lo que significa el tránsito hacia la vida adulta.

En esos primeros textos,  Alejandra escribía desde el mundo que conocía. Sus personajes eran jóvenes de clase media que tenían problemas propios de su contexto. Algunos ya eran mayores de edad, pero parecían vivir en una eterna adolescencia. “En otros países, la gente se muda más rápido, mientras que en Lima nos quedamos en casa de nuestros padres hasta los 30 años”, señala.

Al igual que alguien que se independiza, Alejandra también ha dado el siguiente paso en su proceso de formación como dramaturga con su última obra.

OBRA GANADORA

Una fosa común fue hallada en un lugar de la selva donde campea la minería ilegal. Los cuerpos inertes y anónimos pertenecen a mineros menores de edad. Al enterarse de esta noticia, Alejandra se sintió afectada. También le surgió la pregunta “Si ya de por sí crecer es difícil, ¿cómo será pasar por ese proceso en condiciones tan terribles?”. Así nació su última obra, Este lugar no existe.

Entre los estudios y el trabajo, Alejandra tiene poco tiempo. Pero es consciente de que si lo que realmente quiere hacer es escribir, entonces debe darle prioridad. Para imponerse cierta disciplina, se puso como deadline el último día del plazo para presentarse al Concurso Nacional de Nueva Dramaturgia Peruana. Y empezó a redactar.

Las lecturas y vivencias le fueron dando forma a su creación. Los viajes a la selva y Cuzco, que hizo como parte de su trabajo en el Departamento de Artes Escénicas de nuestra Universidad, le dieron más información sobre el tema, como aquel encuentro fortuito con un chico que había sido minero ilegal.

La historia nos sitúa en el Manu, un lugar que asociamos a reserva natural, pero que también alberga minas ilegales. En ese ambiente hostil vive Julia, una joven descendiente de comunidades amazónicas y que es prostituta en un burdel de la zona. Un día recibe la visita de Ernesto, migrante de la sierra que trabaja en la mina. Pero él no busca sexo, sino conversar. Es una obra que habla de convertirse en adulto, pero en un complicado contexto donde hay otros problemas, como la explotación sexual de menores y la minería ilegal.

La aspiración de Alejandra no era ganar el concurso, sino tener una primera versión escrita. Obtener el primer puesto la hizo acreedora de la publicación y montaje de su obra, por parte del Ministerio de Cultura, además de dinero y asesorías. Al mismo tiempo, significa un paso más en su formación como dramaturga. “En una sociedad en que consumimos contenido sin reflexionar, el teatro sí debe hacerte pensar”, dice.