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"Voy a los festivales para ver el cine que me gusta"

Dueña de un insuperable carisma, Geraldine Chaplin, nuestra homenajeada y presidenta del jurado en la Sección Oficial Ficción, no es solo hija de una leyenda del cine, sino también una notable actriz que brilla con luz propia.

  • Geraldine Chaplin
    Actriz e invitada especial al Festival de Lima
  • Texto:
    Gonzalo Silva

Uno de sus primeros acercamientos con el Perú se dio a través de la lana de alpaca. ¿Podría contarnos esta anécdota?

Estaba en Madrid, sentada en una banca al frente de mi casa, y se me acercó un joven que me pidió cambio para una llamada telefónica. Le di la plata y empezamos a charlar; me dijo que se llamaba Víctor, que era peruano y que estaba de paso en Madrid. Yo le dije que era inglesa y que vivía allí. Yo estaba embarazada y estaba tejiendo. Un mes después, llegó un señor al que no conocía con una bolsa enorme con ovillos de lana de alpaca. Empecé a tejer como una loca una manta para mi hija. Todavía la tiene. Es una frazada a la que llama «Mi Perú».

Usted vino por primera vez en 1965, con la presentación de Doctor Zhivago, ¿qué recuerdos tiene de esa primera visita?

Me acuerdo de una plaza blanca con columnas y un hotel de una gran belleza, el Hotel Bolívar. Me parecía -y no lo digo porque esté aquí- la ciudad más linda de toda Latinoamérica. No sé si todavía lo será; no he visto nada, he visto solo cine.

¿Qué pensaba cuando comenzó en la actuación?

Pensé que iba a ser fácil, pero no lo fue. Por el apellido las cosas fueron fáciles al inicio, pero luego, no. Actuar es difícil.

Yo tenía siete años. Él quiso meter a toda la familia en la película. Aparecen mi madre como extra, mis dos hermanos mayores y los dos pequeños; también está mi tío, el hermano de mi padre. En esta película está toda la familia, ni siquiera en papeles, sino como extras.

Él no se enteró de que yo quería ser actriz. Hice mi primera película cuando ya me habían echado de casa. Mi madre lo sabía, pero mi padre, no.

Muy disciplinario; nació en 1889. Era muy victoriano, muy severo, pero era buen padre. No conocí otro, así que…

Creo que todo es bueno, todos los avances son buenos. Mucha más gente puede hacer cine ahora.

Estaba muy nerviosa por ella, pero en el momento que la vi y empezamos a hacer la escena, me di cuenta de que era una actriz maravillosa.

En Cría cuervos, la niña me odiaba; era muy difícil trabajar. Era Ana Torrent (Tesis). Hace un año volvimos a trabajar juntas, pero nunca le he dicho que me odiaba de niña. Siempre me pregunta: «¿Cómo era yo cuando era niña?», y yo le digo: «Ay, muy mona, muy simpática».

¿Cuán importante es que existan festivales en una región con grandes problemas con la distribución de las películas?

Es fundamental porque cada vez se ve menos buen cine. Cada vez más, las películas norteamericanas tienen como denominador común una calidad muy baja. El cine de verdad se ve muy poco. Yo voy a los festivales para eso, para ver el cine que me gusta.

Creo que está creciendo y que hay una cantidad de talento enorme. Hay un nivel impresionante, un cine de verdad.

¿Qué balance haría hasta ahora del Festival de Lima?

Hay unas películas maravillosas, muy eclécticas, muy distintas todas.

Ha trabajado con una importante cantidad de directores y ha hecho cine en diversos países. ¿Cuánta diferencia existe entre el modelo del cine de un país con respecto a otro?

Difiere sobre todo según el presupuesto y la calidad: hay buen cine y mal cine. He trabajado en mucho mal cine y en mucho buen cine.

¿Por qué le gusta correr este riesgo?

Cada vez que hago una película pienso que va a ser la mejor película del mundo, pero el 99% de las veces me equivoco.

A usted le interesa mucho el cine independiente…

Es el cine que siempre quise hacer. Más bien, tenía la otra etiqueta porque había trabajado en Doctor Zhivago, entonces no me llamaban. A partir del trabajo con Carlos Saura me empiezan a llamar para hacer cine independiente. Ahora hago más cine independiente que grandes producciones.

Cada personaje es distinto y tan fascinante como el ser humano. He hecho un poco de todo, aunque no he hecho ningún personaje de hombre. Eso me interesaría hacer, ¿por qué no?

¿Qué le diría a alguien que recién está empezando en su carrera como actor o actriz?

Voy a dar una respuesta muy cínica: que se muera antes de los 30. Lo más importante es saber aceptar el rechazo: de 100 castings, si tienes mucha suerte,te dirán que sí en uno. Hay que saber aceptar el rechazo sin que este dañe tu instrumento, que es la sensibilidad; no ponerse tan duro ante el rechazo, hay que mantener un equilibrio muy difícil de mantener.

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