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"Quienes viven en zonas rurales están menos representados de lo que deberían"

Acceder a un centro de educación superior es casi imposible para ciertos grupos sociales, producto de una falta de política de inclusión y reconocimiento por parte del Estado y las mismas universidades. El proyecto “El acceso y el éxito académico de colectivos vulnerables en entornos de riesgo en Latinoamérica” (ACCEDES), financiado por la Comisión Europea en el marco del Programa Alfa III, del que forma parte nuestra Universidad (junto a otras 24 alrededor del mundo), busca acabar con este problema desde dentro. La semana pasada, la Facultad de Educación organizó un evento de coordinación y difusión del proyecto ACCEDES, en el que participó el Dr. Joaquín Gairín.

  • Joaquín Gairín
    Coordinador general de ACCEDES

¿Qué se debe entender por colectivos vulnerables?

Para nosotros, los colectivos vulnerables son grupos de población que, en relación con las demás personas que estudian en, este caso, una universidad, cuentan con menos representación de lo que les debe tocar. Por ejemplo, si el colectivo de mujeres representa al 53% de la población universitaria, se espera que la universidad les otorgue una representación en torno al 50% de los matriculados. Otro ejemplo: si un grupo étnico representa al 3% de la población de una sociedad, se espera que, en sus distintos ámbitos, se le otorgue, como mínimo, ese porcentaje de representación.

En la región, ¿qué colectivos poseen esa condición de vulnerabilidad?

La vulnerabilidad cambia en función de los contextos y la situación histórica, depende mucho de las realidades sociales y culturales de un país o región. En el contexto latinoamericano, hemos identificado ámbitos de vulnerabilidad que se reproducen mucho con respecto al nivel socioeconómico. A veces, el contar con pocos recursos se traduce en una pérdida de capital intelectual para las universidades. También hemos identificado la ruralidad, las personas que viven en zonas rurales están menos representadas de lo que deberían estar; las mujeres; y las personas que trabajan, ya que acceden a unas carreras y no a otras por compaginar el estudio con el trabajo. Estos son espacios de vulnerabilidad bastante generales en Latinoamérica. Y hay también otros más específicos. Por ejemplo, en algunos países, los movimientos geográficos como consecuencia de los desplazamientos de la guerra generan también colectivos que no tienen acceso a la universidad, ya sea por razones económicas o por limitaciones del idioma.

En comparación con la década anterior, ¿qué tanto se ha mejorado en crear y poner en práctica políticas de inclusión y reconocimiento de estos colectivos?

Estamos avanzando. Las sociedades ahora son más abiertas y democráticas. La pregunta es si avanzamos con la suficiente rapidez. Pasan las décadas y determinados colectivos siguen apareciendo como vulnerables, sin contar con las posibilidades sociales de otros. El problema es el ritmo. Ahora, globalmente sí se ha avanzado. El rol de la mujer ya se ha reconocido, algunas minorías étnicas ya son reconocidas por algunos Estados constitucionalmente, los sistemas de becas para los que tienen algún tipo de debilidad se han ido generalizando.

¿Qué medidas específicas se han elaborado en este seminario para garantizar el éxito académico de estos colectivos?

En el contexto de la intervención universitaria, se habla hace mucho tiempo de una universidad más inclusiva, en el sentido de que pueda ser para todos y todas, independientemente de sus características personales. Ese objetivo ya está trazado hace años. El problema es que, a la hora de materializarlo, determinadas acciones sociales y problemas de infraestructura hacen que haya colectivos que aún sigan siendo discriminados. Entonces, el proyecto ACCEDES lo que ha hecho, en primer lugar, es establecer instrumentos de medición del nivel de vulnerabilidad para poder seleccionar quiénes son los más débiles en las instituciones universitarias que participan en el proyecto. Y, a partir de allí, proponer acciones concretas para cada uno. La idea es evaluar cuáles estrategias son las más efectivas y la posibilidad de aplicar un modelo a varias universidades.

¿Qué plazos maneja este proyecto?

En diciembre del 2014 se realizará un congreso en el que cada institución presentará sus resultados, un modelo validado para identificar colectivos y un conjunto de estrategias para las universidades que quieran intervenir en el reconocimiento de estos colectivos.

¿La experiencia en España en relación con este tipo de prácticas es exitosa?

Primero, hay que tener en cuenta que el proyecto es una colaboración de países europeos con Latinoamérica. En ese sentido, incide más en los contextos latinoamericanos, lo cual no quiere decir que los europeos no tengamos problemas. En España, las acciones de reconocimiento son exclusivas de cada universidad. En la mía, la Universidad Autónoma de Barcelona, se están haciendo esfuerzos por los discapacitados y alumnos que provienen de otros contextos. En Europa, cada país está trabajando en acciones afines a la nuestra.

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