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“Al periodista no se le puede amenazar con cárcel por publicar información interceptada”

Una denuncia periodística puede ser la coronación de un periodista y su medio, sobre todo si esta tiene repercusiones en la sociedad, como la caída de todo un gabinete (Petroaudios) o incluso la salida de un presidente (Watergate); sin embargo, en el afán por conseguir un buen destape, algunos periodistas utilizan mal sus recursos y comenten delitos. ¿Cuáles son los límites de la profesión? Conversamos al respecto con el periodista Enrique Chávez, jefe de redacción de la revista Caretas y profesor del curso Periodismo Avanzado en la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación.

  • Enrique Chávez
    Docente del Departamento de Comunicaciones
  • Texto:
    Gonzalo Silva
  • Fotografía:
    Jorge Ruiz

¿Existe un procedimiento o filtro por el que deba pasar una nota antes de ser publicada, o depende mucho del medio que la publique?

Depende mucho del medio y, en muchos casos, no se aplican protocolos estándares. Pasa en todo el mundo, no solo en el Perú. El periodismo no es una especialidad en la que se pueda aplicar un ISO 9000, como puede ocurrir con otro tipo de empresas. Se está entrando, en líneas generales, en algo más estandarizado, más formalizado, pero eso no se da del todo y depende mucho de las redacciones.

¿Un periodista puede alegar que no sabía que intervenir una cuenta de correo electrónico es un delito?

Eso es totalmente inaceptable. Creo que en los tiempos que corren, sobre todo en los últimos años, cuando la interceptación de las comunicaciones se ha vuelto tan crucial y se sabe que en el Perú es un deporte nacional, eso no lo hace más lícito, incluso tienes gabinetes que han caído… 

¿Esto genera un clima en el que los periodistas de investigación se deban autocensurar?

Es lo que está en discusión en la ley antichuponeo. Lo que se cuestiona en el origen de este proyecto de ley es que la información interceptada no pueda publicarse. De todas maneras, forzosamente, va a haber algún tipo de inhibición. Creo que al periodista, en líneas generales y a la hora de la hora, no se le puede amenazar con cárcel por publicar información interceptada. El problema es que se pueda recortar la labor periodística.

Dentro de una redacción las relaciones son humanas. ¿Se podría pensar, entonces, en un algoritmo infalible para que no ocurran estos casos?

Lo que pasa es que tienes prácticas profesionales que son casi de oficio. Entonces, si viene una información que puede ser controversial, lo primero que se pregunta es cuáles son las fuentes, de dónde ha salido, si es una versión de parte; porque eso define cómo vas a presentar la información. Una cosa es mostrar una especie de verdad incontrastable y otra es presentar la información como una versión de parte. Se dice que hay que tener mucho cuidado con los trascendidos, pero la verdad es que en periodismo político o económico los trascendidos son fundamentales.

De hecho, los periódicos tienen secciones dedicadas a esto…

Sí, pero no necesariamente son trascendidos porque pueden ser noticia. Si viene un ministro y hay un proyecto de ley en discusión, ese ministro no puede declarar porque hay una pugna de poder y de alguna manera puede estar de acuerdo o no. Eso no es un chisme sin ningún sustento, eso puede ser una fuente directa que me está diciendo lo que va a pasar o qué se está discutiendo. Bien entendidos, no son malos.

¿Esto no está vinculado al medio que publique? ¿Depende de la periodicidad para poder someter la noticia a algunos filtros? Una cosa es un diario y otra una revista semanal o mensual…

Sin duda. Cuando hay errores la mayoría de ellos está asociado al poco tiempo que se tuvo. De alguna manera los periodistas se emocionan con la información y de repente uno, dos o tres días más habrían sido vitales para corroborarla. En las redacciones se dice “tengo esta ‘pepa’ y no va a aguantar, si no la publico yo la va a publicar alguien más”. Es una parte desalentadora del oficio en el que estamos, que de alguna manera te enfrentas ante un ‘mercado de fuentes’, entonces si no sale por un lado va a salir por otro. Ahora, si es un tema trabajado, que uno ha seguido con cuidado y al que uno le ha dedicado tiempo para comprender, ese riesgo se reduce, no es que la fuente va a salir en otro lado. Cuando se ve que hay trabajo la fuente también espera. Ahora, los editores y los directores no se pueden lavar las manos.

Justamente el director, por el cargo que tiene, ¿no debería revisar lo que su medio va a publicar?

Es una diferencia de estilos porque hay directores que microgerencian y directores que tienen un alcance limitado en la revisión del material.

¿Es esto recomendable?

Desde un grado personal creo que un director tiene que estar encima de todo lo que tenga que estar encima; porque al final es señalado y reconocido como el responsable. En la medida de lo posible, un director tiene que estar al tanto de todo dentro de una redacción.

El Perfil

Nombre: Enrique Chávez

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