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“No hay humor en las posiciones fundamentalistas”

El Dr. Miguel Giusti, docente del Departamento de Humanidades y director del CEF, presentó recientemente su libro Disfraces y extravíos. Sobre el descuido del alma. Para el filósofo, la intolerancia o el incremento de la corrupción son ejemplos de las desviaciones que ha tenido el cuidado del alma en la sociedad contemporánea.

  • Miguel Giusti
    Docente del Departamento de Humanidades
  • Texto:
    Akira Maeshiro

¿Por qué la necesidad de plantearse los desafíos que tiene el cuidado del alma?

En el libro hay una referencia a la tesis de los filósofos griegos sobre el cuidado del alma, que era un ideal de la educación griega que debía moldear no solo a la persona sino también a la sociedad. El cuidado del alma significaba tratar de cultivar la excelencia en las actividades humanas y, por otro, la formación en las humanidades. Los griegos tenían una idea de que el alma no era solamente la vida de los seres humanos sino también la vida del cosmos. Había una cierta correspondencia entre la armonía de la vida humana y la armonía de la vida cósmica. En la sociedad contemporánea, hay muchas señales más bien de desarmonía, de descuido del alma.

¿Cuáles son los problemas de que hayamos cedido el cuidado del alma a los libros de autoayuda?

Vivimos en una cultura de la simulación y esa es una tesis fuerte del libro. Los problemas sociales, políticos, económicos y personales son muy graves pero la cultura contemporánea ha difundido una serie de soluciones aparentes que nos hacen creer que estamos viviendo de una manera más equilibrada. Sin embargo, los problemas de fondo se mantienen.

¿Qué tan alejada está la política de la moral?

Ese es un caso clarísimo del desorden mundial. Es sorprendente la cantidad de lugares donde se descubre el incremento de la corrupción en la política. Yo publico allí sobre la interpretación que tiene Kant, quien creía que la política debía regirse por la moral pero se da cuenta, en su tiempo ya, de que los políticos no se rigen por ella, que creen que la moral debe ser estratégica para los fines de la política. Kant piensa que hay dos tipos de moral: la universal, que deberíamos cumplir todos los seres humanos; y la moral de los políticos, que es interesada y que tiene como objetivo la conservación del poder.

¿La intolerancia se ha convertido en la mayor causante de tragedias provocadas por los seres humanos?

Hay muchos intelectuales que en las últimas décadas han sostenido que la tolerancia es una aspiración política o ética muy poco ambiciosa y que debería más bien procurarse conseguir una relación más positiva entre las culturas, como el respeto recíproco o el reconocimiento. Sin embargo, lo que hemos visto en los últimos 30 años es que en lugar de mejorar las relaciones entre las culturas, estas han empeorado. Hay señales de que la intolerancia es muy radical y fuerte. La intolerancia no es la causa del problema, sino que es un efecto de la falta de respeto recíproco.

A raíz del atentado contra Charlie Hebdo, usted comenta en el libro que el humor es quizás la forma más extrema del sentido de la libertad de expresión.

No es ningún secreto que los fundamentalismos o las posiciones religiosas radicales están reñidos con el humor. No hay humor en las posiciones fundamentalistas. Al contrario. Hay demasiada seriedad. Y esa es una señal interesante porque es aferrarse a un dogma o a una verdad supuestamente absoluta sin reconocer la relatividad de las propias verdades. Quien se toma en serio sus propias convicciones no se da cuenta de que los seres humanos somos diferentes, que hay la posibilidad de discrepar y hay libertad para creer en cosas diferentes. Por eso es que el humor, frente a las propias creencias, es una forma de reconocer la libertad que tenemos los seres humanos de elegir la relatividad de nuestras convicciones.

¿Cuáles son las limitaciones del concepto de humanitarismo a través del derecho internacional?

En el siglo XX se ha reflexionado con mucha claridad sobre los peligros del humanismo porque ha sido capaz de crear sociedades totalitarias. El humanitarismo es un movimiento que surgió de los escombros del humanismo. Es una actitud más bien modesta sobre cómo paliar y contrarrestar los efectos nocivos de los enfrentamientos humanos, de las guerras. Es un tipo de actitud de respeto a la humanidad incluso reconociendo que los seres humanos son capaces de enfrentarse en guerras. A mí me parecía interesante plantear el derecho internacional humanitario, que es un corpus jurídico y no exactamente una teoría filosófica. Sin embargo, ha logrado imponer en el mundo un tipo de legislación a la que se adhieren los Estados y la reconocen.

El Perfil

Nombre: Miguel Giusti

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