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“Lo que se intenta con la bioética es que el derecho acompañe a la investigación”

La bioética es un tema a tomar en cuenta obligatoriamente cuando se habla de investigación. La Dra. María Casado, especialista en la materia, conversó con nosotros sobre su importancia en el desarrollo de la ciencia, sus repercusiones legales y cotidianas, y su papel en la toma de decisiones.

  • María Casado
    Directora del Observatorio de Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona y titular de la Cátedra Unesco de bioética.
  • Texto:
    Katherine Subirana
  • Fotografía:
    Víctor Idrogo

¿Por qué es importante hablar de bioética en este tiempo?

Porque los adelantos científicos corren mucho. Hay una aceleración tremenda de todas las cuestiones que hoy puedes decidir y que antes venían dadas por la naturaleza. Ahora podemos tomar decisiones sobre la vida y la muerte. Por ejemplo, podemos alargar la vida mediante trasplantes, cambiarle a alguien el corazón o el hígado, hacer edición genómica. Realmente hay una gran cantidad de cosas que podemos hacer con los datos, con la nanotecnología, con aplicaciones que tienen un impacto muy grande sobre las personas y el medio ambiente. Entonces, hay una obligación de reflexionar sobre ello, no solo por parte del legislador y el gobierno, sino también de los ciudadanos que vamos a sufrir los inconvenientes y las ventajas.

¿Las leyes pueden seguirle el paso al avance de la tecnología?

Es que nunca la ley puede ir al mismo paso que el adelanto científico. La ley requiere de un consenso para funcionar bien, y para eso tiene que haber un debate bien informado. En este sentido, creo que hay que aceptar que el derecho va por detrás. Lo que se intenta con la bioética es que el derecho acompañe a la investigación y entonces pueda dirigirse en un sentido u otro. A veces no hay ley concreta, pero sí hay reglas generales y principios de derechos humanos, bioéticos y de derecho internacional. Por ejemplo, hay una declaración universal de la Unesco sobre bioética y derechos humanos. Si no hay regulación concreta con respecto a alguna cuestión, uno siempre puede adherirse a criterios de carácter más general, pues no vamos a esperar que todo esté previsto.

¿A partir de qué nacen estos marcos generales para la regulación? ¿Existe algún hito en la regulación en bioética?

Hay varios. Por ejemplo, uno de ellos es el Informe Belmont que, preocupado por las barbaridades que se llegaron a hacer con las investigaciones en seres humanos, intenta sentar pautas para orientarlas. Por ejemplo, el principio de respetar la autonomía de las personas, el de justicia (no puedes hacer algo a unos y a otros no), el acceso a las prestaciones, el principio de no maleficencia (que es una regla médica básica: lo primero es no hacer daño). El Informe Belmont fue creado por el Departamento de Salud, Educación y Bienestar de los Estados Unidos, se titula “Principios éticos y pautas para la protección de los seres humanos en la investigación” y es un importante documento histórico en el campo de la ética médica. El reporte fue publicado el 30 de septiembre de 1978. Otro hito muy conocido, por ejemplo, es el Código de Núremberg (1947). Después de las barbaridades que se hicieron durante el nazismo, en manos de médicos en algunos  casos, se decidió que había que hacer unas pautas para evitar eso en el futuro. Y estas son normas que, en muchos casos, provienen del ámbito médico. Por ejemplo, la Declaración de Helsinki, de la Asociación Médica Mundial. Son hitos que son reconocidos y que los distintos sectores consideran vinculantes desde el punto de vista de la buena investigación.

¿Cuál es el papel de la bioética en debates como el de la eutanasia?

Yo diría que lo primero que la bioética debe intentar es no convertir el conflicto en un choque de absolutos, sino que debe encontrar nuevas vías. En el tema de la eutanasia, yo defiendo que las personas deben poder tomar esa decisión debidamente informadas, pero hay muchos casos que se solventan con un documento de voluntades anticipadas, qué cosas desea uno que le sean hechas o no cuando ya no puede decidir. Si tiene que  decidir alguien más, siempre es más difícil. Es mejor si la persona ha tomado la decisión de lo que quiere que le hagan o no con un documento de voluntades anticipadas. Creo que el papel de la bioética en estos conflictos debe ser no tratar de crear un espectáculo, sino dar soluciones prácticas.

El Perfil

Nombre: María Casado

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