Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página

"La no ficción es también literatura”

Conversamos con la editora y cofundadora de la prestigiosa revista Granta en español y comisaria de la exposición Archivo Bolaño. 1977-2003. Es una de las invitadas especiales de la FIL Lima 2018.

  • Valerie Miles
    Cofundadora de la revista Granta en español.
  • Texto:
    Suny Sime
  • Fotografía:
    Alex Fernandez

Dejó su natal Nueva York para llegar a Barcelona y no volver más. Valerie Miles es escritora, editora, crítica literaria, traductora y docente en la Universidad Pompeu Fabra. Colabora en The New York Times, El País, The Paris Review, entre otras publicaciones. En 2010, publicó Mil bosques en una bellota, una antología de 28 escritores consagrados en lengua española. También fundó la colección en español de The New York Review of Books. En 2015, se encargó de la curaduría de Geography of the Peruvian Imagination, número especial sobre literatura peruana de la revista Words Without Borders, donde participaron destacados escritores nacionales, como Carmen Ollé, Carlos Yushimito y Santiago Roncagliolo.

En esta edición de la FIL, va a participar en dos mesas especiales: una sobre el ecosistema editorial, y otra sobre la revista Granta y la vocación literaria. ¿Qué nos espera?

Una de las mesas está dirigida a gente más especializada, escritores que quieren adentrarse en el mundo editorial. La otra, de alguna manera, busca dar consejos, un poco advirtiendo lo que conlleva una vocación literaria. Es un estilo de vida, no es simplemente una profesión. Por otra parte, he tenido la suerte de conocer a Claudia Salazar, porque reseñé su novela La sangre de la aurora. Me encantó, me pareció una novela extraordinaria, realmente muy brava. Con ella, hablaremos sobre la revista Granta, que si bien es evidentemente literaria, también explora otras formas de expresión artística; y sobre lo que nos lleva a vivir estas vidas tan íntimamente introducidas en el mundo de la imaginación.

Cuando se relanzó la revista Granta en español, con Galaxia Gutenberg, se puso especial énfasis en el periodismo narrativo y la crónica de viajes. Recientemente hubo un estallido de la crónica, que, en Latinoamérica, se ha cultivado de manera muy especial. ¿Puede la no ficción ser literatura?

La no ficción es literatura. Punto y aparte. La literatura abarca toda forma de expresión escrita y el periodismo es parte de ella. La diferencia es que el periodismo narrativo se tiene que ajustar a la realidad, pero hay una infinidad de maneras de contarla. Las técnicas que usamos en la narrativa de ficción se pueden aplicar también a la no ficción o al ensayo. Homenaje a Cataluña, uno de los grandes libros de George Orwell, es un ejemplo perfecto del uso de las técnicas literarias en la no ficción o el periodismo narrativo. Allí vemos cómo Orwell utiliza el color amarillo y consigue crear una sensación de enfermedad al narrar el momento en que presencia una ejecución. Esto hace todavía más potente su relato.

¿Qué la motivó a publicar un libro como Mil bosques en una bellota, pionero en lengua española?

Siempre es difícil ser una persona que abre camino. Este libro representa una de las primeras veces que alguien mira la literatura no desde la crítica o la recepción de los expertos y lectores, sino desde las percepciones, la conciencia, los secretos que cada escritor tiene de cara a su propia obra. Y eso es lo que yo estaba intentando hacer: una muestra de la historia íntima de la literatura. Es muy difícil preguntarle a un escritor como Mario Vargas Llosa, con toda una vida dedicada a la literatura, cuáles son sus mejores 15 páginas. A veces a los escritores no les gusta hablar de su propia obra, hay como un rechazo a la pregunta, pero yo fui muy insistente y conseguí que me respondieran. No fue fácil hacerlo ni explicar al público por qué hacía falta una publicación así. Mi intención era hacer un libro que se proyectara hacia el futuro. Y a lo largo del tiempo, conforme las personas se han ido acercando a la antología y —muy desgraciadamente— hemos ido perdiendo a los escritores que ahí aparecen, estamos constatado su enorme valor.

En el prólogo del libro, dice que no intenta establecer un canon, pero de alguna manera lo hace. ¿Qué piensa?

Yo tenía ciertas restricciones: el autor debía estar vivo y en condiciones de responder la pregunta. Por eso, no podía añadir a los grandes escritores del siglo XX que no estaban vivos. Por otro lado, por ejemplo, Gabriel García Márquez estaba vivo, pero muy enfermo. No está en la antología, porque simplemente no podía. No hace falta que yo diga que, evidentemente, García Márquez debía estar ahí. Lo que quise hacer también, y por eso lo organicé cronológicamente, era contar la crónica de los movimientos transatlánticos entre Latinoamérica y España, las idas y venidas de los exilios y las dictaduras, y recuperar algunas de esas voces que se perdieron en el camino. También quería recuperar las voces de estas mujeres que en la España de Franco no recibieron el merecido reconocimiento, escritoras de primera como Mercè Rodoreda. En realidad, me propuse repensar lo que es un canon y repensar la manera de entender la literatura. Un canon nunca es fijo, es maleable. Ya lo vemos en Estados Unidos con Lucia Berlin. En vida, nadie le hacía caso y ahora la gente se muere por ella. También creo que ahora las mujeres tenemos el trabajo de ir hacia atrás, leer y decir “oye, perdona, ¿por qué a esta escritora no la hemos tomado en cuenta?”. Lo bueno de la literatura es que ahí está, que se queda, las palabras están escritas.

¿Cómo fue la experiencia como comisaria de la exposición Archivo Bolaño. 1977-2003? ¿Lo conoció personalmente o fue solo a través de su obra?

Yo conocí a Roberto Bolaño simplemente porque ambos vivíamos en Barcelona y formábamos parte del mundo editorial. Coincidíamos de vez en cuando, pero no era una amiga. Llevaba ya un tiempo investigando su obra escrita. Entonces, la viuda, Carolina López, me pidió hacer una primera lectura, como editora, de todo el material que estaba escrito a mano o en máquina de escribir. Yo no vi nada de lo que estaba en el disco duro del ordenador. Esa parte la revisó Ignacio Echevarría y otras personas. Mientras íbamos ordenando el archivo, empezamos a darnos cuenta de todo el material inédito de Bolaño. Durante 20 años, y esto se ve en la cronología creativa, él estuvo escribiendo como un poseso, pero sin editor ni agente. Nadie le hacía caso y aquí volvemos a los exilios —aunque él era un autoexiliado—. A raíz de esto, ella tuvo la idea de organizar una exposición sobre el archivo de Bolaño, para, en primer lugar, compartir, a 10 años de su muerte, algunos de estos documentos con sus lectores, que le habían sido tan entusiastas y fieles; en segundo lugar, para enseñar de dónde vienen todos estos inéditos; y, en tercer lugar, para celebrar todos estos años que nunca se dejó rendir, porque tenía fe en lo que estaba haciendo.

¿Ha habido algún cambio a raíz del traslado de la obra de Bolaño de Anagrama a Alfaguara?

Ahora que su obra ha pasado a Alfaguara, yo ya no estoy trabajando más temas de Bolaño. En estos momentos, estoy terminando un doctorado con una tesis sobre todo el trabajo que hice en el archivo y la exposición. Yo creo mucho en el rigor, era necesario poner un marco académico. Admiro mucho a Anagrama, el trabajo de Jorge Herralde y la política de autor que tiene la editorial. La gente no se da cuenta, pero —esto sale en el libro que escribió Herralde acerca de Bolaño— Anagrama vendió 900 ejemplares de Estrella distante en su primer año. La editorial no publicaba a Bolaño porque estuviera ganando un montón de dinero, sino porque vio lo que es: un escritor de primer nivel. Anagrama hizo un trabajo estupendo con el autor y lo estableció. Alfaguara también es una gran editorial y seguro están haciendo un muy buen trabajo.

Valerie Miles en la FIL:

La revista Granta: los desafíos de la vocación literaria

El ecosistema editorial

Etiquetas:
Valerie Miles

Deja un comentario

Cancelar
Sobre los comentarios
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los comentarios pasan por un proceso de moderación que toma hasta 48 horas en días útiles. Son bienvenidos todos los comentarios siempre y cuando mantengan el respeto hacia los demás. No serán aprobados los comentarios difamatorios, con insultos o palabras altisonantes, con enlaces publicitarios o a páginas que no aporten al tema, así como los comentarios que hablen de otros temas.