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“El juego es un recurso para escuchar a los niños y a sus familias”

La Dra. Vania Bustamante radica en Brasil. Psicóloga egresada de la PUCP, es investigadora y docente de la Universidad Federal de Bahía, y coordina el proyecto “Jugando en familia” (Brincando em Família), espacio terapéutico gratuito dirigido a niños y sus familias. Como parte de las actividades del Doctorado en Psicología de la PUCP, esta semana visitó nuestro campus para dar una charla sobre la adaptación de esta experiencia en contextos hospitalarios.

  • Vania Bustamante
    Profesora adjunta en el Instituto de Psicología e investigadora del Instituto de Salud Colectiva de la Universidade Federal da Bahia (Brasil).
  • Texto:
    Luis Yáñez
  • Fotografía:
    Felix Ingaruca

¿Cuál es la importancia del juego en el desarrollo infantil?

En este tema hay cierto consenso en la Psicología: El juego es la forma natural de expresión de los niños y es importante para su desarrollo emocional, cognitivo y social. Es un espacio donde el niño expresa sus fantasías y puede encontrar maneras más saludables o tranquilas de lidiar con las situaciones que enfrenta. Es muy común ver que el niño juega a partir de una situación que le preocupa.

¿Cómo nace el proyecto “Jugando en familia”?

El proyecto está inspirado en La casa de la familia, que existe en Lima hace más de 20 años y que a su vez está inspirado en un proyecto francés de la década de los sesenta.  A mí siempre me interesó esta propuesta porque integraba la psicología y el psicoanálisis con la salud pública. Quería realizar un trabajo psicoanalítico más accesible, dirigido a personas que no tienen dinero para pagar un tratamiento semanal.

¿Cuándo y dónde comenzó a aplicarse?

Comenzó de manera espontánea en el 2010, cuando me junté con otras psicólogas para ofrecer el proyecto. En el 2011, comencé a trabajar como profesora de la Universidad Federal de Bahía (UFBA), lo que le dio institucionalización al proyecto. Desde entonces estamos trabajando en este espacio, que no solamente es de atención hacia los niños y sus familias, sino también de formación de psicólogos y de investigación. Actualmente se desarrolla en la Bibilioteca Infantil Monteiro Lobato y a raíz de un convenio entre el Instituto de Salud Colectiva de la UFBA y el Hospital Ana Nery, adaptamos el proyecto y lo aplicamos en el Sector de Cardiología Pediátrica.

¿Cómo es el ambiente hospitalario?

Nosotros estamos presentes en dos momentos distintos: en el ambulatorio estamos de 9 a.m. a 12 p.m., con los niños que pasan por consulta y exámenes; y en la enfermería trabajamos de 2 a 5 p.m. con los niños que están internados. Es un espacio con colchonetas y mesitas para sentarse, juguetes pequeños y grandes, juegos estructurados (cartas, domino, ludo), colores, pinceles, etc. Hay una buena variedad de materiales.

¿Cómo realizan su trabajo?

Dos días a la semana estamos en el ambulatorio y dos días en la enfermería. En cada turno, participa una psicóloga y tres estudiantes, que cumplen el rol de acogedores. Si los niños llegan por primera vez, nos presentamos, llenan una ficha de datos y les mostramos los juguetes. No hay horario de llegada ni de salida, ni están obligados a quedarse. El juego se va dando de manera espontánea y mientras padres e hijos juegan, los escuchamos y conversamos.

¿A qué juegan los niños enfermos?

Una actividad recurrente es jugar al doctor, que es una forma de expresar los sentimientos que están viviendo. Los niños se colocan en el papel del médico y los muñecos son los pacientes enfermos. Lo que me llama la atención es que durante el juego, refuerzan la idea que hay que obedecer las indicaciones del doctor para curarse, lo que nos demuestra que ellos le tienen confianza.

¿Por qué para este proyecto resulta importante que los padres y familiares formen parte de este ambiente?

No solo los invitamos “a formar parte de”, sino que buscamos que también se sientan acogidos y comprendidos. Por ejemplo, lo que vemos en el hospital es que nadie se pone en el lugar de las madres. Se refuerza la idea que su obligación es cuidar a sus hijos sin quejarse y si se lastiman o caen enfermos, son unas malas madres. Cuando les dices: “Debe ser muy difícil lo que estás pasando, vemos tu esfuerzo y cómo quieres a tu hijo”, a veces se ponen a llorar porque nadie les había dicho algo parecido. Nosotros partimos de la idea que es importante aceptar a las personas como son y en la medida que se sientan valoradas, podrán sacar lo mejor de sí. Lo que nos interesa es cuidar a la familia y fortalecer sus vínculos.

Existen también otras alternativas como los clowns hospitalarios o los cuentacuentos que buscan romper el cuadro depresivo y frío de un hospital. ¿Qué te parecen?

Todas estas experiencias son válidas y como se trata de un campo muy incipiente, cada uno va haciendo lo que puede. Lo que he leído al respecto es que se trata de iniciativas episódicas: van a visitar a los niños y les traen alegría por una tarde, no siguen un proceso. Lo que caracteriza a nuestro proyecto es que el juego es un recurso para escuchar a los niños y a sus familias. Y como siempre estamos en el hospital, podemos acompañar a niño desde que llega hasta que se va.

¿Te sientes satisfecha con el trabajo realizado hasta la fecha?

Cuando comencé este proyecto no tenía experiencia en hospitales. Ha sido todo un proceso de aprendizaje y en el camino hemos estado ayudando a mucha gente. Como profesora, me siento satisfecha porque noto que mis estudiantes aprenden bastante. Pero a la vez, me frustra y me incomoda ver cómo el diálogo con los profesionales del hospital se complica porque la burocracia se apodera de la asistencia. Muchas veces uno se olvida que lo más importante es atender al paciente, cuidar al niño y a su familia. Espero avanzar un poco más en ese sentido.

El Perfil

Nombre: Vania Bustamante

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