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"Haya ha sido neutralizado por el APRA"

El historiador Nelson Manrique conversa con nosotros a propósito de su reciente publicación ¡Usted fue aprista! Bases para una historia crítica del APRA, que será presentado este lunes 30 de noviembre en la Feria Ricardo Palma.

  • Nelson Manrique

En la ficción «Tema del traidor y del héroe», J.L. Borges describe una revolución imaginaria que era constantemente frustrada por un traidor dentro de sus propias filas. Cuando descubren que el traidor es su propio líder, deciden asesinarlo, pero a la vez convertir el crimen en un acto heroico que sirviera a la causa. Inventar un Haya revolucionario, romántico, ¿es una conducta comprensible –ya no disculpable– en la medida que es más rentable inventar un santón que retratar a un hombre con dudas y debilidades no solo ideológicas sino también morales?

Creo que Haya tiene de héroe y tiene de traidor a sí mismo. Es un personaje excesivo en sus virtudes y sus defectos: tiene una capacidad de trabajo enorme, tiene una enorme mística, tiene un carisma extraordinario, pero, al mismo tiempo, es ególatra, cultiva una política dual que se va a volver contra él mismo. Es la ética de que para llegar al poder está justificado todo. Por ejemplo, manejar un discurso insurreccional hacia sus bases y promover la creación de aparatos insurreccionales dentro del APRA, y al mismo tiempo dar garantías a la Embajada de Estados Unidos de que no era revolucionario y no tienen de qué preocuparse. El año 39 estaba negociando con Luis Flores, el representante del partido de Sánchez-Cerro, la Unión Revolucionaria, que masacró a los apristas el ’32. El ’62 está negociando con Odría, lo respalda y casi lo lleva a la presidencia en las elecciones cuando 6 años antes había masacrado a los apristas. Está buscando al mismo tiempo negociar una y otra vez con aquellos que fueron verdugos de APRA. Entonces, esta imagen del traidor y del héroe está en él mismo.

La diferencia está en que él no es asesinado por su partido para convertirlo en héroe, sino más bien es neutralizado al convertirlo en una especie de ícono inerte que todo el mundo cita y alaba pero nadie lee. La perfecta neutralización para un personaje como Haya fue convertirlo en un santo y encerrarlo en una urna. Haya ha sido neutralizado por el APRA.


Y es que para un partido de las dimensiones del APRA es muy importante tamaña figura histórica.

Claro, la legitimidad dentro del APRA se remite a la fidelidad a Haya de la Torre. Ahora, no es difícil ser fiel a Haya de la Torre porque vas a encontrar todos los comportamientos en él. Por eso, Alan García puede declararse fiel a Haya cuando decide que no va a pagar la deuda externa o que va a pagar el 10% y decide un discurso antiimperialista encendido, y también reclama fidelidad cuando opta por un discurso totalmente entreguista.

Citando al archicitado Haya: «Todos nosotros sabemos que quien es aprista tiene y debe tener, ante todo y sobre todo, por ideal la justicia para un Perú mejor». En el espacio y tiempo histórico preciso en que fue dicho, hubiera hecho de mí un fervoroso partidario. Ahora, la historia demostró que quien era inflexible se iba a quebrar y desaparecer, y más bien que quien era maleable al devenir de la historia social, política y sobre todo económica iba a sobrevivir. ¿Esto no constituiría más bien una virtud?

Depende de para qué eres maleable. Si tu maleabilidad te permite conseguir tus objetivos, en buena hora. Pero que el APRA haga sus virajes precisamente en sus momentos de ascenso y no de persecución es porque no está en juego salvar el partido sino llegar al poder, y Haya fracasó en eso: nunca llegó al poder. Rómulo Betancourt, Siles Zuazo, gente influida por el APRA en América Latina llegó al poder; el único que fracasó fue Haya.

Aparentemente, este corte de camino que es el pragmatismo: decir una cosa y hacer otra, que era un camino al poder, lo aleja del poder. Normalmente, esto se justifica por pragmatismo, si digo la verdad no llego al poder, por lo tanto puedo decir una cosa y hacer otra y eso se justifica porque voy a llegar al poder y desde el poder puedo hacer las cosas que he prometido. Creo que esa es la tragedia principal de Haya porque ese era su objetivo fundamental. Y esto se ha convertido en un estilo de hacer política, Haya tiene muchos imitadores. ¿Era la única manera? No creo. Uno ve la biografía de Mariátegui y como él decía: «Mis razones vitales están respaldadas por mi práctica»; es decir, coherencia entre lo que digo y lo que hago. Pero Mariategui murió y los que debieron ser sus seguidores, el Partido Comunista, se volvieron contra él: había que desmariateguizar el partido, eliminar la perniciosa influencia de Mariátegui y lo que se impuso fue la lógica que Haya cultivó: el doble discurso.

Haya prohibió la publicación de sus obras que lo señalaban como revolucionario mientras esa imagen le era desfavorable, y cuando no, le sacó lustre. Por su parte, durante la campaña electoral era casi una letanía eso de volver a la Constitución de 1979 (elaborada por Haya) y una vez alcanzado el poder por segunda vez no solo no se cumplió sino que se abrazó la de ’93…

Es un conjunto de promesas electorales: se promete volver a la constitución del ’79 pero también se promete revisar los contratos lesivos al país, formar una estructura tributaria para que paguen los que más tienen, restituir la estabilidad laboral y acabar con los services…

Borrar con la derecha lo que se hizo con la izquierda es un legado hayista que, en ese sentido, ha continuado vigoroso.

Lamentablemente, sí.

Entrevista: Giancarlo Peña

La presentación de ¡Usted fue aprista! Bases para una historia crítica del APRA se realizará este lunes 30 de noviembre a las 7 p.m. en la Sala La Palabra del Mudo de la Feria Ricardo Palma. Comentarán Sinesio López, Max Hernández y Julio Cotler.

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