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"Hay que buscar un modelo en el que se defina muy bien qué es desarrollo económico"

El Grupo de Investigación Interdisciplinario en Desarrollo Sostenible (Grides-PUCP) trajo hasta nuestro campus al Dr. Claudio Zaror, profesor titular del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Concepción (Chile), especialista en evaluación de impacto ambiental de procesos industriales, gestión ambiental, bioprocesos y evaluación de ciclo de vida, entre otros temas afines. Su arribo fue posible gracias al Fondo Concursable DARI–DGI para apoyo a grupos de investigación PUCP.

  • Claudio Zaror
    Profesor titular del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Concepción
  • Texto:
    Diego Grimaldo
  • Fotografía:
    Sulsba Yepez

¿Qué importancia tiene el concepto de producción sostenible en la actualidad?

Hoy en día se ha incrementado significativamente el consumo de recursos naturales. La población ha crecido en un factor de 2 en los últimos 20 años y, además, se ha triplicado el consumo energético y la producción industrial. Si hacemos una proyección, con un mundo que tiene cada vez más gente, se puede entender que nos encontramos cerca del límite. El agotamiento de recursos naturales es una realidad: nos queda petróleo para 50 años, gas natural para un tiempo similar, etc. La pregunta es ¿qué pasará con la siguiente generación? Hay dos opciones: hay quienes piensan que la ciencia y la tecnología nos ayudarán a no depender de los recursos que hoy se agotan. Esta es una visión optimista, pues implica que el ser humano y su capacidad inventiva pueden solucionarlo todo, pero no es así.

Esto se relaciona con el consumo responsable.

El apetito de consumo es creciente. Hoy en día, el 80% del consumo mundial está en manos del 20% de la población. Hay seis mil millones de habitantes que no consumen al mismo nivel que el resto. ¿Qué ocurrirá cuando toda esta gente ingrese al mercado? Esto ha pasado con China y la India y, en un futuro no muy lejano, ocurrirá en África. Entonces, es necesario pensar nuevas formas de organizarnos. El concepto de consumo responsable tiene que ver con lograr que los seres humanos consuman lo necesario según sus necesidades.

¿Cómo puede lograrse esto?

Se necesita una producción sustentable que diseñe los productos y genere apetitos acorde con ella. Actualmente, se compra un televisor, una computadora o un teléfono, pero luego de un año ya se les está cambiando porque hay mejores modelos o porque se han malogrado. Existe una cultura de descarte y la única lógica que ha primado hasta el momento es la de maximizar la rentabilidad del inversionista sin considerar las consecuencias que esto tiene para el medioambiente. Por ello, hace años que ya se tocó fondo. Los organismos internacionales, desde las Naciones Unidas hasta los organismos técnicos, y las empresas multinacionales han intentado buscar alternativas. Una de ellas es brindarle una racionalidad diferente al proceso productivo, es decir, no elaborar productos perecederos, sino durables. Es un cambio de paradigma que tiene que llegar de los diferentes sectores. Es importante conseguir que todo esto se encadene.

Producción y consumo sostenible se relacionan: uno debe ir de la mano del otro.

Sin duda se relacionan íntimamente entre ellos. También con otro concepto que el Grides-PUCP trabaja: el desarrollo sostenible, el cual implica contar con una estrategia en la que se fomenta el crecimiento económico que privilegia, por un lado, la protección de los recursos naturales que sostienen al ser humano y, por otro, lucha por la equidad social. Hoy el 2% de la población más rica del mundo accede al 50% del producto bruto mundial, es decir, la mitad de la torta se la llevan los que más tienen y la mitad de la población más pobre se lleva el 1% del ingreso mundial. Esto, mañana, se puede convertir en conflicto político, luchas, falta de gobernanza. Por ello, se debe buscar un modelo en el que se defina muy bien qué es desarrollo económico. No funcionaría si busca aumentar la capacidad de producción a toda costa. Desgraciadamente, esta es la realidad actual. Se motiva a las empresas a explotar los recursos naturales de nuestros países porque con eso aumentamos la cartera de inversiones, el producto bruto y “crecemos”. Pero, ¿qué crecimiento es ese si al cabo de 30 años se agotan los recursos sobre los cuales se sustentó esta inversión, las utilidades se escapan hacia los centros de poder extranjeros y al país solo le quedó pobreza, frustración e incapacidad para afrontar lo sucedido? Hablar de desarrollo sustentable implica mirar el futuro del país que estamos construyendo.

¿Qué se puede hacer desde la Universidad para desarrollar alternativas que enfrenten este problema?

La academia tiene muchísimo para contribuir. El análisis de mediano plazo no lo puede hacer el mundo político, porque este está interesado en respuestas inmediatas. Lo mismo ocurre con el mundo de los negocios, que quieren rentabilizar su inversión en cuatro o cinco años. La academia tiene tiempo para pensar, además, tiene la posibilidad de hacerlo porque posee la metodología, el acceso a la información, los recursos humanos y la motivación. Debe recuperar su rol proponente a la sociedad de ideas, pues definir una estrategia de desarrollo es fundamental. Si bien buena parte de las grandes preguntas y las grandes respuestas han sido dadas a escala global o para países ya desarrollados, los países en vías de desarrollo no podemos decir «bueno, reduzcamos el consumo», porque quien consume en nuestras sociedades es un porcentaje pequeño de la población, pues la mayoría no tiene ingresos suficientes. Las grandes alternativas deben ser adaptadas a nuestras realidades y allí está el rol de la academia. Existen muchos temas de tipo social, cultural, económico, ambiental y político que hay que ver y que solamente entidades como la PUCP, que tiene todas las disciplinas metidas en ella, pueden hacer.

¿De qué trata el convenio entre su institución y la PUCP?

Hay un convenio que permite la colaboración, y que docentes de aquí viajen a Chile y viceversa. Esto está aún en construcción, pues hay que incrementar la capacidad de vinculación, sobre todo, mediante una mayor movilidad estudiantil para que nuestros alumnos conozcan quiénes somos realmente. La Unión Europea nos brindó una lección importante que no hemos sabido comprender. Los países de Europa han vivido años de guerra con millones de muertos de por medio y, sin embargo, han construido una unión de 27 países. Eso les ha brindado un sentido de pertenencia, mientras que aquí nosotros no hemos sido capaces de hacer algo similar. Entre Perú, Bolivia y Chile hay un conflicto idiota que tiene 150 años. Tenemos que madurar. No solo es voluntad de nuestros gobernantes, tiene que ver con la forma en que reaccionan nuestras poblaciones. Es más sencillo conversar cuando conoces a tu supuesto «adversario», y te das cuenta de que es un ser humano de carne y hueso con muchas cosas en común. Esto nace con la movilidad de los estudiantes, la cual fue la estrategia que usaron en Europa hace 40 años.

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