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“Hay gente que utiliza la tecnología por el sentido de bienestar que le encuentra”

La relación de la etnografía con el fenómeno de Big Data, tal vez, no es obvia a primera vista. Es necesario realizar un análisis muy fino, como el que realiza Sarah Pink en su trabajo: aplica la investigación etnográfica en la vida cotidiana y analiza la relación de los seres humanos con la tecnología, y la data que compartimos. Nos visitó para dictar la conferencia Big Data y etnografía: datos personales en un mundo incierto, organizada por la Maestría en Antropología Visual.

  • Sarah Pink
    Directora del Digital Ethnography Research Centre del RMIT University (Australia)

¿Cómo definir la etnografía digital?

Algunas personas creen que hacer etnografía digital es participar en una plataforma online, como foros, social media, etc. Para mí, eso es solo un aspecto de ella, pues, desde mi punto de vista, la etnografía digital tiene tres componentes que están relacionados. El primero tiene que ver con la forma con la que usamos la tecnología para comunicarnos o relacionarnos con otra gente, de ahí que reconocemos lo digital como parte de nuestro entorno. El segundo se refiere a las relaciones que tenemos como humanos con las tecnologías digitales, cómo las usamos y experimentamos en la vida cotidiana. Y el tercero es el uso de las tecnologías digitales como herramientas para la investigación.

En esta investigación de las relaciones de la gente con la tecnología, ¿qué es lo más interesante que ha encontrado?

Hay un trabajo que hice con unos compañeros en Suecia sobre las tecnologías de self tracking. El proyecto consiste en ver cómo diferentes tipos de usuarios integran la tecnología en sus vidas. Hay gente que utiliza la tecnología por el sentido de bienestar que le encuentra cuando ve cumplirse objetivos (como ‘he recorrido 10 mil pasos’, ‘he quemado tantas calorías’, ‘he recorrido tantos kilómetros de distancia’). Esto le da al usuario un sentido de bienestar que no hubiera encontrado sin la tecnología. Otro aspecto del proyecto es revisar las sensaciones emocionales, sensoriales y afectivas que genera la persona con la tecnología, y cómo esta empieza a ser parte de la rutina cotidiana: chequear el Facebook, social media o revisar los datos de self racking, para expever en qué momento encajan en la vida cotidiana.

¿A qué se refiere cuando habla de self tracking?

De aplicaciones de los smartphones en las que ingresamos nuestra data y miden cosas, como la cantidad de pasos, distancias recorridas, calorías consumidas, etc. Hicimos un estudio sobre la gente que va al trabajo en bicicleta y vimos cómo las personas forman rutinas sobre el uso de la tecnología. Es interesante ver la relación entre el cuerpo, los datos, el mundo y el ambiente. Por ejemplo, si vas en bici y estás haciendo self tracking, cuentas con el tiempo, la lluvia, el viento, el sol, entre otras cosas que son una parte de la experiencia. Puedes mirar lo que sucede con el clima durante tu recorrido y eso puede afectarlo o no. Una de las cosas que nos interesa es saber qué efectos tiene el self tracking en el mismo paseo en bici: si cambias la ruta por algún dato que te haya dado la aplicación (clima, por ejemplo) o para cumplir la meta de recorrer determinado número de kilómetros.

¿Cómo se relaciona este trabajo con la etnografía sensorial?

La etnografía sensorial tiene que ver con estar consciente del papel que juega la expe riencia sensorial en la vida, en lo que experimentamos. Pero no me refiero a estudiar los sentidos. Me interesa la experiencia no hablada, las cosas que se hacen en la vida cotidiana pero no se hablan. Hay muchas cosas que hacemos porque seguimos los caminos del cuerpo todos los días, pero de las que no tenemos conciencia.

¿Por ejemplo?

Pongo como ejemplo un proyecto que hicimos sobre el uso de la energía en el hogar y los medios digitales. Una parte del proyecto era sobre los caminos que siguen las personas al ir a la cama por la noche. Mucha gente termina el día viendo la TV en el salón antes de ir a acostarse y, al apagar la pantalla, es también el momento del día cuando la gente apaga y cierra muchas cosas. Es como poner la casa a descansar, pero también es un momento de transición en el que otras cosas se ponen a funcionar, como poner a cargar la batería del celular. Muchas cosas no se pueden apagar, como el caso de la TV, que no puedes desconectarla porque no quieres que se desconfigure. Y aunque haya muchas razones por las que no puedes apagar cosas, al terminar la rutina para ir a la cama, tienes la sensación de que terminaste de hacer todo y esto te genera una sensación de bienestar. En este caso sobre el hogar, queríamos descubrir las cosas que la gente no podía señalar porque están interiorizadas, y que se relaciona con rutinas y sensaciones.

Etiquetas:
etnografía
Sarah Pink

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