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"La arquitectura debe solucionar los problemas reales de la sociedad"

La semana pasada estuvieron en nuestro campus dos importantes maestros de la arquitectura internacional: Carles Muro (Barcelona) y Guillermo Vázquez Consuegra (Sevilla), quienes evaluaron la sustentación de trabajos finales de los alumnos de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y ofrecieron una conferencia magistral. Conversamos con el Arq. Vázquez sobre la misión de la arquitectura, su destacada trayectoria y la docencia de esta carrera.

  • Guillermo Vázquez Consuegra
    Arquitecto
  • Texto:
    Luis Yáñez
  • Fotografía:
    Mario Lack

El boom de la construcción ha traído como consecuencia principal la transformación urbanística. Muchos distritos de la ciudad están creciendo hacia arriba y concentran una mayor densidad poblacional. ¿Este cambio es inevitable?

No solo creo que es inevitable sino que es muy aconsejable. Me parece que Lima se ha desarrollado de una forma extensiva y medio cruzada, porque permite construcciones de dos o tres plantas junto con torres de mayor altura. Esto probablemente ha impedido la creación de áreas de espacios públicos. Por lo que tengo entendido, es una ciudad donde el ratio de zona verde por habitante es muy inferior a la media deseable. Me parece muy importante que esa construcción en altura sea capaz de liberar suelo y permita la creación de espacios públicos. Si no es así, no tendría ningún sentido.

¿El cemento se contrapone a la naturaleza? ¿Existe una arquitectura ecoamigable?

La naturaleza es la naturaleza y la arquitectura es un artefacto, una artificialidad. Casi por definición, la arquitectura se contrapone a la naturaleza, no tiene por qué imitarla. Yo no estoy muy de acuerdo con los planteamientos que intentan emboscarse en el verde, con jardines verticales o patios interiores que terminan por ocultar la arquitectura.

El trabajo de los arquitectos es transformar la naturaleza, es nuestro oficio. Pero por otro lado, es fundamental que la arquitectura sea respetuosa con el medio ambiente, sostenible. En ese sentido hay que ser muy cuidadoso: hacer una arquitectura sana, comprometida con los valores cívicos, capaz de potenciar los espacios públicos y los territorios comunes. Mucho más allá de la estética, me interesa una arquitectura de calidad, que sea capaz de convivir con la naturaleza.

¿La misión de la arquitectura ha variado con el transcurso de los años?

El trabajo del arquitecto es el mismo siempre: la arquitectura que me interesa es aquella que pone al hombre como centro de todas nuestras decisiones. Es verdad que la situación es distinta, el crecimiento de la población mundial hace que los problemas urbanos de hoy sean muy distintos a los de hace un siglo o a los de hace algunos años. Por ejemplo, Lima ha tenido un crecimiento espectacular: en cincuenta años ha multiplicado su población por diez. Las ciudades van evolucionado y creciendo, y evidentemente, los problemas son otros pero su naturaleza es la misma siempre. No hay que olvidar que la arquitectura debe solucionar los problemas reales de la sociedad.

¿Cómo cuáles?

Por ejemplo, hoy en el Perú es importante encontrar un tipo de arquitectura digna que sea capaz de resolver el problema de los barrios en los cerros, de manera que el ciudadano pueda sentirse orgulloso del espacio que habita y de la casa que tiene. Hay que hacer un esfuerzo por proponer una alternativa, que no debe ser solo una operación del Gobierno, sino también con el apoyo y la iniciativa de la inversión privada. Es fundamental dotar de una vivienda digna a los ciudadanos que hoy en día no la poseen.

Hay dos vertientes: por una parte está la aproximación a esta arquitectura de subsistencia, que es capaz de resolver los problemas primarios de habitabilidad y por otro lado está la otra arquitectura capaz de resolver los problemas urbanos de una ciudad, con otros parámetros. El arco de intervención es muy amplio.

¿Tiene algún proyecto favorito, ya sea por su complejidad, belleza o trascendencia?

En todos los proyectos he puesto siempre la misma pasión y entusiasmo. Todo mi trabajo está a la vista y he puesto el mismo empeño. Si tuviese que destacar algún proyecto, serían los de vivienda social, porque es más difícil alcanzar un nivel de calidad arquitectónica a través de programas y normativas muy restrictivas y asfixiantes, con presupuestos reducidos.

Y que transforman la vida de mucha gente…

Como arquitecto, el esfuerzo de hacer que la vivienda social sea capaz de mejorar la vida de la gente me llena mucho más de satisfacción que cualquier otra obra que haya podido tener una mayor trascendencia por sus valores plásticos.

Usted ha recibido numerosas distinciones, como el Premio ArpaFil, el Premio IVE, o el Gran Premio de la XIII Bienal de Arquitectura de Buenos Aires, por citar solo algunos ejemplos. Incluso ha sido candidato al Premio Príncipe de Asturias de las Artes el año 2010. ¿Cómo toma estos reconocimientos?

Yo no trabajo para conseguir premios, trabajo para hacer buena arquitectura. Al menos me gustaría pensar que ese es mi objetivo. Si después tienes el reconocimiento de instituciones –que son muy variadas en mi caso- eso siempre es una gran satisfacción.

Usted también tiene experiencia como docente de diversos centros educativos dentro y fuera de España. ¿Cuáles son los cambios más saltantes que distingue en la enseñanza de esta especialidad desde la época en la que usted fue alumno hasta la actualidad?

La aparición de la computadora ha trastocado absolutamente todo. Antes, nosotros dibujábamos a mano y ahora las computadoras han cambiado el sistema de representación de la arquitectura. Por ejemplo, en las escuelas en las cuales yo he enseñado, la sustentación de los proyectos no se produce en PowerPoint. Es sobre los paneles, con las plantas, con los materiales más allá de la prevalencia de la imagen. Es importante saber distanciarse de la fascinación y el poder de la imagen para ver realmente dónde está la arquitectura.

¿Cuál es la impresión que se lleva de los alumnos de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, tras interactuar con ellos durante esta semana?

Estoy muy satisfecho y contento con el trabajo de los estudiantes. Me ha sorprendido la calidad de sus proyectos, el nivel medio me parece más que aceptable, muy interesante. Quizá en algunos proyectos haga falta mirar más hacia una reinterpretación de la cultura arquitectónica peruana. Las arquitecturas de moda de las revistas obviamente fascinan y tienen un gran poder en la decisión en los estudiantes, y a veces es fácil trasladar modelos de arquitectura de otras culturas a la nuestra. Eso está bien porque revitaliza la tradición, pero mantener tanto una visión contemporánea como una visión histórica me parecería mucho más adecuado.

¿Qué consejo les daría?

Estudiar la historia de la arquitectura me parece fundamental. A veces parece que el pasado queda muy atrás pero no es cierto. Esto nos permite entender que no estamos solos, sino que esto es una aventura colectiva que ha empezado ya hace muchos siglos y que nosotros estamos en un tramo más. Esta relación con la historia nos hace más responsables de un patrimonio que hemos heredado y que tenemos que mejorar con nuestro trabajo. Además, me parece fundamental visitar los monumentos arquitectónicos, no hay imagen que pueda sustituir la experiencia personal, directa y especial de la arquitectura.

No hay fotografía que se le parezca…

No hay foto que se le compare. En este imperio de la imagen en el que estamos inmersos me parece fundamental hacer ese esfuerzo. Me gustaría estimular al estudiante a que viaje mucho, hasta donde pueda (que ahora es facilísimo) y conmoverse viendo la arquitectura de todos los tiempos.

Vivir una experiencia multisensorial más que solo visual.

Exactamente. El proyecto es un proceso profundamente mental, es solo una representación de la arquitectura, que es un hecho físico, sensorial, que involucra a todos los sentidos. Me interesa la dimensión urbana y la condición humana, en el sentido de pensar en una arquitectura que sea capaz de relacionarse con la gente a través de las cosas que nos interesan a todos: la luz, el sonido, los materiales, el tacto, las sensaciones, todo eso es la arquitectura. Y eso, a través de las fotografías, no lo podemos capturar.

El Perfil

Nombre: Guillermo Vázquez Consuegra

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