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"En Chile tenemos un impuesto a la sobreganancia minera"

El profesor del Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Católica de Chile visitó nuestra casa de estudios entre el 18 y 20 de abril. En esos días, dictó el seminario especial «Los Aspectos Empíricos del Crecimiento Económico», organizado por la Maestría en Economía de nuestra Universidad. PuntoEdu conversó con él sobre elecciones y modelos económicos.

  • Francisco Gallego
    Ph.D. en Economía por el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Director científico e investigador asociado de la Oficina de América Latina, Abdul Latif Jameel, Laboratorio de Acción contra la Pobreza.

Para muchos, Chile es modelo de crecimiento. ¿Cómo describe esa experiencia?

Hay tres componentes. Primero: reglas para el respeto a la propiedad, separación de poderes, apertura al comercio internacional, desarrollo financiero, regulación eficiente. El chileno es un Estado muy activo; no tan grande, pero musculoso. Segundo: existen políticas sociales para la igualdad de oportunidades. Se ayuda a que la gente no caiga en la pobreza; más personas sostienen el crecimiento. Tercero: es un Estado muy eficiente para manejar conflictos sociales. Fue clave mantener la economía de mercado con apoyo estatal a los más pobres. Si tienes crecimiento sin que una parte grande de la población se involucre, no será sostenible: se revelan, tratan de cambiar las reglas, de votar por radicales…

Más que crecimiento económico, ha habido desarrollo con mejor distribución.

Sí, los índices de desigualdad son muy parejos. Muchas veces la desigualdad tiene que ver con capital humano, es decir, con educación. Y en los más jóvenes, la desigualdad está cayendo. Tienen oportunidades más igualitarias. Los más pobres están creciendo a la misma tasa que los más ricos. Chile debe de haber crecido en los últimos 25 años a una tasa promedio del 5% y eso implica un crecimiento per cápita de 3.5 o 4%. Además, la pobreza ha bajado. Al final de Pinochet era casi el 50% y hoy es el 15%.

¿Y geográficamente?

Hay sectores más atrasados. Los del norte, asociados a la minería, han crecido en un boom tremendo. En las zonas del conflicto mapuche, un 5% de la población, ha sido más bajo. Chile no ha sido capaz de integrarlos a la sociedad. Pero no hay un conflicto muy grande. Está acotado al porcentaje de la población mapuche, en el sur.

Los servicios están descentralizados…

Sí. Se buscó que haya más niños en los colegios. La cobertura primaria debe de ser 95% y en secundaria 90%. El desafío es mejorar la calidad. Curiosamente, en las elecciones de alcaldes, se habla de la calidad de los colegios. El candidato critica la situación y ofrece mejorarla. Entonces, una vez electo, se preocupa. Aún debemos mejorar mucho la calidad. En las pruebas internacionales, estamos entre los mejores en América Latina, pero comparados con Europa, estamos lejísimos.

¿Cuánto afectó el terremoto a la economía?

Tenemos terremotos cada 10 años más o menos. El último tocó como al 50% y fue muy destructor. Pero si miras el crecimiento del producto desde 1810, casi no se notan los terremotos porque se recupera rápido. Pero la reconstrucción no ha sido fácil: habría 200,000 familias sin casa, y muchas familias quieren vivir en el mismo lugar peligroso. Además, al poner énfasis en la calidad de las viviendas, no se construyen rápido.

Algo de financiamiento público: se subieron algunos impuestos. Tenemos un royalty a la minería o impuesto a las sobreganancias desde mediados de la última década. Este varía según el precio del cobre. El año pasado, el Gobierno necesitaba plata para la reconstrucción, negoció con las mineras grandes y les subió el impuesto porque el precio del cobre estaba en las nubes. A cambio, se les garantizó que el esquema de estos impuestos no cambiará por un periodo de 10 años.

Y si en esos 10 años el precio del cobre se dispara, ¿el impuesto no sube?

Si sube el precio, pagarán un impuesto proporcional mayor. El día que les vaya mal y caiga el precio del metal, baja la tasa. Puede subir el impuesto, pero esto ha sido acordado antes. El acuerdo dice que si el precio del metal es 3 dólares la libra, yo, en vez de cobrarte 4, te cobraré 6, pero si el precio es 1 dólar, en lugar de 4, te pediré 3. Son las reglas de juego. Si mañana hay otro terremoto, el Parlamento puede pedir replanteamiento. El impuesto a la renta es aparte, pero la ingeniería tributaria hace que paguen muy poco.

El crecimiento con distribución en Chile ¿ha alejado la posibilidad de opciones radicales o de cambios del modelo, que sí han surgido en otros países?

Completamente. En Chile, habrá un político que recibe plata de Chávez, un senador, pero nadie más. El partido comunista es muy pequeñito.

¿No hay caldo de cultivo?

No lo hay. En el 2006, la «revolución de los pingüinos», realizada por los escolares, casi para el país. Puede haber conflictos serios por la calidad de los servicios públicos. Por ejemplo, las protestas contra el Transantiago. Los conflictos sociales en Chile ocurrirán por la calidad de las políticas públicas. Ya no quiero solo que mi hijo vaya al colegio, sino que llegue a la universidad.

Se ha desarrollado ciudadanía…

Exactamente. Y eso parte del ingreso también: cuando sacas a las personas de la pobreza, empiezan a organizarse.

Chile tiene muchas inversiones en el Perú. Ante la situación política, ¿hay alarma en los inversionistas chilenos ante el ascenso de una opción radical?

No lo sé, no soy inversionista. Supongo que hay preocupación. Allá llegan las repercusiones de las elecciones peruanas. Me imagino que quienes tienen inversiones acá están preocupados, pero como en todas las elecciones. Si se piensa en el peligro de un bolivariano’, con Evo Morales hemos tenido una relación buena, salvo cuando tiene problemas de popularidad en Bolivia, que saca los temas del mar.

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