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El Ser Colectivo en las comunidades andinas y amazónicas

Un debate histórico sobre las comunidades andinas y amazónicas de nuestro país ha sido afirmar o negar su asimilación o integración a la economía de mercado o capitalista dominante en el contexto nacional. Muchos analistas opinaron, 80 años atrás, que las comunidades serían asimiladas y desaparecerían por la expansión de las relaciones capitalistas. Sin embargo, ello no ha ocurrido. ¿Qué ha limitado la asimilación? ¿Es posible un desarrollo capitalista en sus espacios geográficos y sociales?

  • Rodolfo Cerrón-Palomino
    Profesor principal de Lingüística del Departamento de Humanidades

En dos oportunidades, he viajado a comunidades para desarrollar distintos trabajos de campo. En 1988 tuve oportunidad de visitar las comunidades aymaras de Huancané, en la región de Puno (que frecuento hasta la fecha). Luego, a principios de este año estuve en las comunidades awajún o aguarunas de Bagua, en la región de Amazonas. En ambas experiencias encontré un elemento central que integraba el conjunto de relaciones humanas de los miembros de estas comunidades: el principio del Ser Colectivo. Las actividades económicas y su resolución de conflictos giran en torno a este principio.

¿Qué es el Ser Colectivo y qué relación tiene con la «asimilación» o «integración» capitalista?

El Ser Colectivo de las comunidades andinas y amazónicas viene a ser, en breve, el principio que une a las familias y sus individuos en cada comunidad. Constituye el interés por Lo Comunal que identifica a cada uno de sus miembros o familias, el sometimiento a las reglas que estos mismos elaboran para su comunidad, y ser parte activa o transformadora de ese mismo interés comunal y sus reglas.

Dentro de este principio de Ser Colectivo se encuentra la idea de «progreso», «desarrollo» o bienestar de la comunidad. El interés por Lo Comunal ocurre porque los miembros de la comunidad obtienen beneficios (por ejemplo, seguridad). Los comuneros definen o redefinen tales beneficios de acuerdo al interés de cada uno o su familia y el consenso influidos por los conocimientos que operan dentro y fuera de la comunidad. Si bien los comuneros practican un progreso familiar-individual, la idea de progreso o desarrollo es, ante todo, colectiva. Los miembros de una comunidad sienten, como ocurre en un Estado-Nación, que si la comunidad no progresa, sus miembros tampoco.

Así, el Ser Colectivo y su idea de bienestar hace posible que la resolución de conflictos de los comuneros opere exitosamente. Cada familia o miembro de la comunidad confía en los sistemas de resolución que brotan de su propia estructura de Lo Comunal o Ser Colectivo. Pero con ello hace posible que la economía comunal y familiar también funcione exitosamente. La distribución de tierras, el respeto por las parcelas familiares, la defensa de sus tierras (de agentes extraños no comunales), el uso común de pastos, bosques y recursos naturales, la administración de la escuela o la posta de salud comunal, etc., son productos de ese Ser Colectivo. Pero también, dentro de este principio, los comuneros ansían un mayor bienestar: viviendas equipadas o acondicionadas al frío o al calor, conexiones de agua y desagüe, servicio eléctrico, teléfono, computadoras y acceso a internet, colegios y universidades, hospitales y clínicas que se identifiquen con su cultura, entre otros.

El principio de Ser Colectivo, incluida la idea de progreso o bienestar, es el que construye la economía de los comuneros y dentro de esta los conceptos de empresa familiar y comunal. Estas empresas operan con muy poco dinero (liquidez) o bienes de cambio de uso (el ganado o los productos de sus tierras) pero, sobre todo, operan con una extensa mano de obra y las riquezas de su medio ambiente. Empresa familiar y empresa comunal existen sin estar registrados en una oficina central, y sin tener acceso a los créditos formales de bancos o empresas crediticias. Si el desarrollo capitalista valora esta concepción económica, es seguro que se puede articular con ella armónicamente, caso contrario el conflicto social o cultural aparece o se reproduce.

Las empresas privadas capitalistas tienen un doble reto para evitar la reproducción de conflictos ante la explotación de los recursos naturales que yacen bajo o sobre la superficie de las comunidades: articular su relación con gobernantes honestos del Estado, pero sobre todo articularse con la propia comunidad y su concepción de Ser Colectivo. De un lado tienen que mostrar que su presencia o los inversiones pueden ayudar a consolidar la economía familiar y comunal existente, pero de otro tienen que demostrar que solo con su aporte se puede alcanzar el mayor bienestar o las comodidades ansiadas por los comuneros.

Esta búsqueda de armonía es compleja pero posible. No basta la titulación de tierras o el acceso a créditos a través de títulos individuales. Menos aún proyectos o acciones que regalan dinero o aumentan la liquidez por familia-individuo. Si se lograra comprender que el principio de Ser Colectivo, con su idea de progreso o bienestar, se localiza antes o sobre el concepto de capital, entonces tal armonía se producirá. El capitalismo es una utopía sin esta comprensión o integración. La capitalización del principio del Ser Colectivo aparece como esta solución. Es allí donde reside la causa para superar la aparente vulnerabilidad económica de nuestros andes y nuestra amazonía.

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