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“Cuando miras una serie de un tirón, pierde su riqueza”

Muchos consideran que estamos viviendo la era dorada de las series debido a la variedad de temas y la complejidad que las producciones han presentado los últimos años. Las series ya no son exclusivas de la televisión. Plataformas como Netflix han abierto un campo nuevo no solo para la producción audiovisual, sino para el consumo de estos productos culturales que, desde hace un tiempo, dejaron de ser despreciados por la academia, que ahora los mira con más curiosidad y respeto. El Dr. François Jost estudia las series de televisión desde los años 70 y compartió con nosotros parte del exhaustivo análisis que, sobre ellas, ha realizado a través de los años.

  • François Jost
    Fundador y director honorario del Centro de Estudios sobre la Imagen y el Sonido Mediáticos (CEISME), Universidad Sorbonne Nouvelle, París III.
  • Texto:
    Katherine Subirana
  • Fotografía:
    Alex Fernandez

¿Con qué instrumentos conceptuales podemos abordar el estudio de las series de televisión?

Eso depende de lo que buscas en las series televisivas. Sobre todo ahora hay una aproximación sociológica que trabaja sobre los guiones, pero hay que tener una estrategia de análisis más móvil y más cambiante. Podemos interesarnos en la manera cómo un relato funciona, pero para algunas series no es suficiente. Para un caso como el de Breaking Bad, hay tantos detalles al interior que un análisis de las grandes estructuras no sería suficiente.

¿En qué momento la academia se empieza a interesar por el análisis de las series?

Es complicado de responder porque yo me dedico a estudiar series desde hace más de 30 años. Empecé estudiando Dallas y Dinastía. En los años 80, las series estaban más bien despreciadas por los intelectuales. Pienso que hace 10 o 15 años que los universitarios se interesan por las series y eso ha sido gracias a HBO. También pienso que la generación a la que pertenezco (personas mayores que aman el cine) va menos al cine y se queda más en la casa, ahora ve más televisión y por eso se interesa más en las series.

Y las series de televisión ya no son solo un divertimento… De ninguna manera son solo una cuestión de entretenimiento.

Ahora nos enfrentamos a la ficción realista, la cual responde a una sed de conocimiento y muchas de las series actuales se basan en ella. Hay tres tipos de conocimiento sobre los cuales versa una serie. El primero sería un saber enciclopédico: si ves una serie como Los Borgia, vas a aprender cosas de una época y un lugar. El segundo, el saber hacer: tú quieres saber cómo la Policía científica tiene una serie de métodos para encontrar al culpable. Y el tercer tipo de conocimiento sería el saber ser, es decir sobre cómo manejar los sentimientos, cómo reaccionar en una u otra situación.

¿El hecho de tener otros medios para consumir series ha hecho que cambie también el comportamiento de quienes ven esas producciones?

El día de hoy tenemos otra manera de ver la televisión porque los medios para mirar son muy diferentes. No solo tenemos lo que ofrece el aparato, sino que puedes entrar en un foro donde alguien te pueda decir: “oye, has visto que en tal escena, tal detalle”, y realmente puedes entrar en los detalles. Los guionistas hoy escriben para este público, que ya no es el mismo de los años 80. El consumo también ha cambiado. Si tú miras una temporada de una serie de un tirón en una semana, estás perdiendo el placer de ver cómo las cosas van siguiendo un tiempo. En el cine, tú tienes una duración cerrada, sea que la película te cuenta una historia en un día o en 30 años, siempre es un tiempo cerrado; pero las series tienen otra calidad del tiempo, porque cuando tú ves una serie que se realiza en ocho semanas, los actores también envejecen ocho semanas y es comparable a nuestro propio tiempo. Por ejemplo, en la serie El affaire, un hombre se enamora de la mujer de otra persona y en el octavo episodio le dice a su amante: “Nosotros nos conocemos hace siete semanas”. Entonces, realmente está planteando que el tiempo diegético (el tiempo de la historia) corresponde a nuestro tiempo como espectadores. Cuando miras una serie de un tirón, pierde su riqueza. Yo critico a las personas que miran las series de esta forma, pues lo que están haciendo es soñar con un gran filme y las series no fueron hechas para eso.

Las series han recuperado la imagen del malo para hacerlo más humano. ¿Cómo ve esto?

Ya no nos encontramos con el malo de los western, donde veíamos a villanos muy malos del inicio hasta el final. Considero que los personajes de las series están hechos en tres capas. Una es la profesión o la actividad del personaje. Una segunda capa es su vida privada, la vida con su familia; y la tercera capa se refiere a los valores y principios que tiene el personaje. Estas tres capas no funcionan al mismo tiempo. Por ejemplo, en Breaking Bad, Walter White pasa de profesor de escuela a fabricante de drogas, y, sin embargo, a lo largo de esta transformación, va a estar muy enamorado de su esposa y muy amoroso con sus hijos. Podemos, por un lado, condenar su actividad como delincuente pero, por otro, podremos entenderlo y nos conmueve que él sea rechazado por su propio hijo. Es un personaje muy complejo.

¿PARA QUÉ NOS VISITÓ?

Evento: Seminario de Semiótica de la Televisión
Organizador: Departamento de Comunicaciones

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