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"La capacidad reflexiva del hombre nos puede ayudar a salir de nuestras prisiones"

¿Cuál es el fin del hombre? Es una pregunta difícil de contestar, sin embargo, diversos intelectuales han tratado de darle una respuesta. Ana Pía León, doctora en filosofía, explica cómo es que este cuestionamiento ha llegado a limitar las libertades individuales de ciertos grupos según ciertas doctrinas en la historia.

  • Ana Pía León Miranda
    Profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad Andrés Bello. (Chile)
  • Texto:
    Susana Navarro

¿Por qué decidió hacer una conferencia sobre una pregunta que tiene tantos matices?

Creo que esta pregunta se da por la propia condición del hombre de realizarse cuestionamientos fundamentales, que Kant ya había descrito en la Crítica de la Razón Pura. El hombre tiene esta particularidad de elaborarse preguntas metafísicas, que tal vez van más allá de lo tangible. A través de la historia, diversas personas se la han hecho y no creo que sea propio del hombre occidental, pero sí creo que la manera de abordarla, responderla o plantearla se da de manera distinta en alguien que proviene de otra cultura. Esta es una pregunta trasversal y creo que parte de ser humano.

¿Cuál es el principal problema al que te enfrentas cuando tratas de responder este cuestionamiento?

La filosofía ha aportado distintas doctrinas que han abordado y han respondido esta pregunta de diversas maneras. Creo que la pregunta y las respuestas están condicionadas por nuestras situaciones históricas, no es lo mismo el preguntarse, ¿Cuál es el fin del hombre?, después de las guerras mundiales, que en la comodidad de tu hogar. Hay situaciones que determinan una cara de la respuesta y lo que quise mostrar es una de las doctrinas, la teoría teleológica, que intenta responder esta pregunta y que ha intentado desentrañar y explicar el sentido de la existencia humana, sin embargo, si uno no lo ve con cuidado y dentro de su historicidad, como todo proyecto filosófico, puede desembocar en un obstáculo para la libertad de las personas. Esto se da porque la libertad queda supeditada a la respuesta e indica cuál es tu esencia y cuáles son tus fines, pero qué pasa con la gente que no se siente indentificada con los fines que, supuestamente, debería alcanzar.

Además, es una pregunta que no solo se puede responder desde la filosofía.

La filosofía hoy en día entra en diálogo con otras disciplinas porque estos no son planteamientos que ella puede responder sola. Hay tantas herramientas que pueden permitir la convergencia entre filosofía, historia, antropología, arqueología, física, etc. Sin embargo, no creo que encontremos una respuesta a esta pregunta. Creo que es una repuesta que de alguna manera la tenemos nosotros mismos, el problema es cuando la pregunta y la respuesta nos aprisiona, nos atormenta. Por ejemplo, cuando te dicen que por ser mujer tienes una determinada función en el mundo, un determinado lugar y debes perseguir ciertos fines relacionados con esa función, pero qué pasa si como mujer quieres perseguir otros.

¿Cómo luchar en contra de esta respuesta que te aprisiona cuando decides salir del “molde”?

Con la reflexión. Pensando y poniendo en cuestión como ya habían hechos algunos filósofos, por ejemplo, John Stuart Mill, un filósofo del siglo XIX que defendía la igualdad de la mujer frente al hombre en el texto que El Sometimiento de las mujeres. Allí se menciona que las mujeres tienen derecho a votar, a ejercer cargos públicos en paridad con el hombre. En otro de sus textos se reivindica la noción de libertades individuales frente a una mayoría que quiere imponer sus gustos y anhelos. La capacidad reflexiva del hombre nos puede ayudar a salir de estas prisiones, porque finalmente este autor nos lleva a preguntarnos, hasta qué punto ciertas posturas morales no brotan simplemente de sentimientos de agrado o desagrado de mayorías dominantes, entonces es necesaría la reflexión de modo autocrítico si es legítimo estos sentimientos de incomodidad frente a un modo de ser, frente a un color, etc., sean justificación suficiente para violentar o anular la libertad de otro humano.

¿Cuál es la importancia de reflexionar sobre nuestros puntos de vista?

Lo que podemos ver es cómo los prejuicios han mantenido a grupos sociales en desventaja frente a otros, como ciertos prejuicios han lastrado la dignidad de otras personas y la libertad de muchos seres humanos, un ejemplo de esto es la idea que existen esclavos por naturaleza. Ya nos equivocamos una vez, pero por qué no replantear nuestros prejuicios. Ahora tenemos acceso a la información, con un clic podemos ver cómo viven las mujeres en otros países o ver que una pareja de hombres se casó en Holanda. Esto debería llevar a preguntarnos qué pasa y repensar nuestros puntos de vista. No digo que sean situaciones que se tengan que aceptar ciegamente, sino que tratemos de entrar en díalogo, siempre teniendo en cuenta en la posibilidad de estar equivocados. El que se cree dueño de la verdad no puede entrar en este proceso. Los cambios en el tiempo nos deberian empujar a reflexionar sobre esas doctrinas que a lo largo de la historia han sido usadas para someter a distintos grupos sociales.

Finalmente, ¿cuál es su respuesta a la finalidad del hombre?

No creo que uno pueda responder esta pregunta de una forma simple. Me gusta mucho la que podemos encontrar en Heidegger, el de concebir al hombre como un proyecto inacabado, como aquel que está continuamente siendo y que no puede ser reducido, el preguntar por la esencia del hombre es reducir las posibilidades del hombre, quizás lo más propio del hombre es no tener esencia, estar continuamente construyendo sentidos para su vida. Cuando yo misma me cuestiono, creo en lo que dice Aristóteles, que mi fin es ser feliz, pero el cómo consigo mi felicidad, es diferente. Ese camino lo trazamos nosotros, pues el problema es cuando nos constriñen a seguir ciertas sendas, no creo que otro tenga derecho a venir a decirme cómo construir mi felicidad.

El Perfil

Nombre: Ana Pía León Miranda

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