Ian Vázquez-Rowe también menciona algunos esfuerzos comunitarios que se vienen explorando y nos pueden ayudar a reducir nuestra huella de carbono:
Como institución, sería óptimo que la PUCP sea más independiente energéticamente a través de paneles solares. Esto sería especialmente importante ante un terremoto u otro desastre natural.
Conservar y aprovechar mejor las zonas verdes para que nuestro campus sea un refugio climático que no necesite de aire acondicionado o reduzca su uso. “El arbolado es más efectivo que el césped y nos protege de la calidad de aire de Lima, que no es la más adecuada”.
Articular una red de buses PUCP que alumnos y administrativos puedan utilizar en puntos estratégicos, y que podría eliminar miles de trayectos al año.
El uso de biodigestores ayudaría en la gestión de residuos.
Finalmente, podemos crear conciencia en la comunidad para que coma menos carne -idealmente, una vez cada 7 o 15 días-, pues la producción de proteína de animales terrestres genera muchos gases de efecto invernadero.