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Es una competencia por luz, las lianas trepan porque necesitan hacer fotosíntesis. Van creciendo, ganando peso, enrollándose unas con otras, apoyándose en otros árboles hasta llegar arriba, donde se extienden a lo largo del dosel. Cuando hay tormentas o vientos muy fuertes, hacen que todo el árbol se venga abajo, arrastrando y jalando a varios en su caída. La cantidad de carbono que se almacenaba en estos señores tan grandes se pierde”, refiere la Dra. Salinas. La caída abre un claro en el bosque que permite el crecimiento de especies menores. “No sabemos en cuánto tiempo las especies pequeñas van a poder reemplazar la cantidad de carbono que esos grandes almacenaban”, comenta.