Transportar las toneladas de acero para la construcción de la torre fue una tarea titánica, que involucró a varias cuadrillas de ayudantes. Hubo que construir una ruta hacia el río y cargar las piezas al hombro por casi un año. No todos soportaron, varios abandonaron el trabajo debido a las duras condiciones climáticas. El levantamiento de esta infraestructura -en ese entonces única en su tipo en el Perú- estuvo a cargo del ingeniero Ramiro Chacón, quien falleció antes de ver concluidas las obras. Una placa en la base de la torre está dedicada a su memoria.
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