En un reciente informe, la Comisión Global sobre Economías del Agua alerta sobre la urgencia de darle valor global al ciclo hidrológico -y dentro de este, a los flujos de humedad atmosférica- como recursos transfronterizos y, por lo tanto, como un bien común de todo el planeta. Según el reporte, las acciones humanas están desequilibrando el ciclo hidrológico, afectando así a todas las actividades económicas, que dependen de patrones estables de precipitaciones, niveles freáticos para la agricultura y las industrias, entre otros.
 
“La economía existe porque intercambia materiales y energía, incluyendo el agua, con el medio ambiente. Es un proceso continuo por el cual la economía funciona como un ser ‘vivo’ que tiene que alimentarse y eliminar residuos para poder seguir existiendo y funcionando”, explica el Dr. José Carlos Silva, especialista en economía ecológica, profesor y director de la carrera de Economía de la PUCP. “A ese concepto se le denomina metabolismo social, una dinámica biofísica que complementa la mirada económica tradicional, que se desarrolló en una época en que todavía no habíamos sobrepasado los límites planetarios, como hoy en día”.

 
El mundo tiene que entender y reflexionar críticamente sobre la relación entre el crecimiento económico de una sociedad moderna industrial y el deterioro de los ecosistemas junto con el aumento de conflictos ambientales, especialmente, en las fronteras de extracción de materias primas como la región de las Andes y la Amazonía. En este sentido, el concepto de metabolismo social ayuda a entender por qué, para que funcione la economía, es fundamental conservar la Amazonía, entre otros ecosistemas. “La economía funciona porque tiene medio ambiente, no es sustituible. Mejorar la vida ecológica, mejora la vida económica1, como claramente expresa la economista ecológica irlandesa Katharine Farrell. Si mantenemos los ecosistemas saludables y una economía que respete sus límites, estos van a poder proveer el agua, energía, alimentos, entre otros materiales necesarios para la vida humana, y van a poder procesar los residuos que resulten después de la transformación y uso final de los mismos”, apunta el profesor Silva.

 
Respecto al agua, con más razón. “Si se afecta el ciclo hidrológico, se afecta la producción de alimentos y otras actividades productivas, el agua disponible para la población en sus hogares y para el transporte fluvial. Una falta de lluvia, afecta el crecimiento de las plantas, que son los productores primarios, y con esto, se afectan todas las cadenas alimenticias del mundo vivo, incluyendo los humanos. Estos procesos son dinámicos, y lo que ocurre en un año condiciona lo que ocurra en el siguiente, pudiendo sobrevenir sequías más fuertes, menos vegetación, y así sucesivamente, generando problemas económicos en las comunidades rurales, pero también en las ciudades. Por ejemplo, Lima Metropolitana depende en un 98% de la producción de alimentos fuera de su territorio, y el agua que utilizamos depende de túneles trasandinos que traen agua desde la sierra hacia la costa”.

 
El profesor Silva señala que, de acuerdo con Mario Giampietro (2003), se estima que la energía necesaria para mantener el ciclo del agua del planeta es unas 4 mil veces mayor que el total de energía que utilizamos para nuestras actividades humanas (agricultura, industria, transporte, actividades militares, servicios y hogares)2; no podemos sustituir el ciclo del agua, está fuera de control humano. “Por lo tanto, debemos cuestionar la mirada reduccionista de una sociedad moderna industrial, basada en la separación y el control del medio ambiente; en cambio, debemos favorecer múltiples miradas que busquen la integración y el respeto del medio ambiente. La clave es transformar la economía industrial del crecimiento perpetuo –algo imposible en un planeta finito– hacia economías diversas, y economías “otras” para la vida”, finaliza el Dr. Silva.

Importancia global del ciclo hidrológico 

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1 Farrell, K.N. (2021) Mejorar la vida ecológica, mejora la vida económica (cap. 2), en: Rincón, Arias, y Clavijo (Eds.) Hacia una valoración incluyente y plural de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.
2 What does this mean for spaceship Earth, in terms of the magnitude of nature’s contribution to the economy? To get an idea of the dependency of the human food supply on the stability of existing.